Amena Ismail estaba sentada al borde del balcón de la que sería su nueva casa, en el octavo piso de un edificio en Beirut (Líbano). Su esposo, Kifah Fairuz, quien grababa con su celular el momento a unos metros de distancia, intentaba convencerla de que no se tirara al vacio.
Esta pareja libanesa, que se habían casado hace 6 meses, echaba un vistazo al apartamento al que se mudarían. Entre ambos y sus respectivas familias se habían presentado problemas anteriormente, motivo por el que Amena había amenazado con suicidarse.
“¿Qué te ocurre, Amena? ¿Hay algo que quieras decirme? Por favor, mi amor, tu madre no se merece esto… Si eres infeliz conmigo puedes olvidarte de mí”, fueron las últimas palabras que Amena escuchó de su marido. Ella murmuro algo y se tiró.
Después de ser interrogado por las autoridades, Kifah fue puesto en libertad bajo fianza el martes de esta semana y pudo asistir al funeral de su mujer.
Esta pareja libanesa, que se habían casado hace 6 meses, echaba un vistazo al apartamento al que se mudarían. Entre ambos y sus respectivas familias se habían presentado problemas anteriormente, motivo por el que Amena había amenazado con suicidarse.
“¿Qué te ocurre, Amena? ¿Hay algo que quieras decirme? Por favor, mi amor, tu madre no se merece esto… Si eres infeliz conmigo puedes olvidarte de mí”, fueron las últimas palabras que Amena escuchó de su marido. Ella murmuro algo y se tiró.
Después de ser interrogado por las autoridades, Kifah fue puesto en libertad bajo fianza el martes de esta semana y pudo asistir al funeral de su mujer.
