
El hundimiento de la consulta popular y la sorpresiva resurrección de la reforma laboral han reconfigurado, una vez más, el escenario político y legislativo en Colombia. Para la abogada Daniela Melo León, consultora del Centro Jurídico Internacional, ambos eventos reflejan no sólo una tensión entre ramas del poder, sino también un pulso entre modelos de país enfrentados por las condiciones laborales del futuro.
En entrevista con Kienyke.com, Melo León hizo un análisis detallado de lo que implicó la fallida consulta popular, así como los escenarios que ahora se abren con la reactivación de la reforma laboral, todo esto en medio de un clima político que, según afirma, combina una carga técnica compleja con altas dosis de estrategia política.
La consulta que nunca fue
La consulta popular —propuesta como un mecanismo de participación ciudadana para debatir temas laborales— terminó hundida en el Senado tras una votación estrecha: 49 votos en contra y 47 a favor. Para Melo León, este resultado refleja la naturaleza “altamente controversial” del mecanismo y de los temas que pretendía abordar.
“El problema de fondo es que no estamos hablando de una consulta cualquiera, sino de una que pretendía poner sobre la mesa los derechos laborales de los colombianos y las implicaciones económicas para las empresas”, explicó. A su juicio, aunque la consulta ofrecía elementos potencialmente beneficiosos para la clase trabajadora, también suponía una carga adicional para el sector empresarial, especialmente para pequeñas y medianas empresas.
“La votación tan reñida muestra que hay una polarización clara. Así como había expectativas desde sectores del Gobierno, también había fuertes resistencias que veían con recelo el impacto económico que estas medidas podían tener sobre el aparato productivo”, agregó.
La reforma laboral revive… pero a contrarreloj
Con el hundimiento de la consulta, el debate laboral no desapareció del radar. Todo lo contrario: la reforma laboral que meses atrás había sido archivada, reapareció. Aunque sorpresiva, esta maniobra legislativa no pasó desapercibida para Melo León, quien la califica como una jugada “estratégica, con muchos tintes políticos”.
“Creo que parte del Congreso quiere dejar el mensaje de que, aunque se archivó la consulta, no están en contra de una reforma social. Es una forma de mostrarse abiertos a construir condiciones laborales más justas, sin cerrar por completo el debate”, señaló.
Sin embargo, la abogada advirtió que el regreso de la reforma no significa que su aprobación sea inminente. Por el contrario, sugiere que el proyecto tendría que ser completamente replanteado, iniciando de nuevo su trámite legislativo desde la comisión cuarta, lo que, dadas las fechas del calendario legislativo, implica una carrera contra el tiempo.
“El periodo legislativo termina el 20 de junio. Para que la reforma tenga viabilidad, todos los debates tendrían que surtirse en tiempo récord, lo que es bastante improbable. Además, aún persisten divisiones internas que pueden hacer más lento el proceso”, explicó.
Un contenido que vuelve a estar en juego
Sobre el contenido de la reforma laboral, Melo León recordó que la versión anterior fue ampliamente percibida como “pro trabajador”, lo que si bien representaba avances en garantías y estabilidad laboral, también implicaba nuevas obligaciones para los empleadores. “La clave para que esta nueva reforma tenga alguna posibilidad de avanzar será el equilibrio entre las partes. Si logra balancear los intereses de trabajadores y empresas, podría ganar apoyo en el Congreso”, señaló.
En particular, advirtió que las pequeñas y medianas empresas serían las más afectadas si las cargas laborales aumentan significativamente. “A diferencia de las multinacionales, estas empresas enfrentan mayores dificultades para asumir nuevas cargas económicas. Y si la reforma no contempla este contexto, podría tener un efecto contraproducente: desincentivar la contratación o incluso reducir nóminas ya existentes”.
¿Más derechos sin ejecución?
Otro de los puntos críticos abordados en la entrevista fue la brecha entre la aprobación de nuevas leyes laborales y su aplicación efectiva. Según Melo León, aunque existen mecanismos para garantizar el cumplimiento —como las inspecciones del Ministerio de Trabajo o las acciones judiciales ante jueces laborales—, muchos trabajadores desconocen estas herramientas.
“Los mecanismos han existido siempre. El problema muchas veces es el desconocimiento o la falta de acceso a ellos. La ley puede existir, pero si no hay una cultura de exigibilidad, poco se logra en la práctica”, afirmó.
A modo de ejemplo, se refirió a la reducción de horas laborales, una medida aprobada hace años pero que aún no se aplica en muchos sectores. “Las empresas están obligadas a cumplir, pero sin vigilancia efectiva ni denuncias, las normativas se quedan en el papel”, agregó.
Contrato de aprendizaje, otro frente de debate
Un tema puntual que surgió tanto en la consulta como en la reforma es el del contrato de aprendizaje. Melo León explicó que este contrato ya existe en la normativa colombiana, pero no se considera un vínculo laboral en sentido estricto. La propuesta de transformarlo en un contrato laboral generó fuertes reacciones desde la oposición.
“Actualmente el contrato de aprendizaje busca que los jóvenes apliquen sus conocimientos teóricos en empresas, sin que esto implique un vínculo laboral formal. Lo que proponía la consulta era convertirlo en un contrato laboral, lo cual cambiaría por completo las obligaciones para las empresas”, precisó.
¿Es momento para emprender?
Ante el panorama político y jurídico actual, la pregunta final fue inevitable: ¿es viable emprender y generar empleo en este contexto? Melo León no fue tajante, pero sí prudente: “Ser empleador hoy en Colombia ya implica una carga significativa. Si la reforma avanza sin equilibrio, esa carga podría aumentar, y eso sí puede frenar el impulso emprendedor o llevar a las empresas a reducir su planta laboral”.
Con un Congreso dividido, un gobierno que insiste en avanzar con su agenda social, y un reloj legislativo en cuenta regresiva, el futuro de la reforma laboral sigue siendo incierto. Lo que sí está claro, según la abogada, es que el debate sobre el trabajo digno, justo y equilibrado en Colombia está lejos de cerrarse.