Con “miopía” y “arrogancia histórica” asegura el exsenador Antonio Navarro Wolf que se realizó el estudio de los últimos 30 años de la historia del país que planteó el expresidente Juan Manuel Santos en su reciente libro publicado ‘Un mensaje optimista para un mundo en crisis’.
Navarro, quien fue militante del M-19 y constituyente en la Asamblea Nacional de 1991, aseguró que el exmandatario Juan Manuel Santos restó importancia a los procesos de paz de los años 1990 y 1991, y dejó en alto el que él firmó con la extinta guerrilla de las Farc en 2016.
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“El presidente Santos habla del proceso de paz que él firmó y dirigió en 2016, pero no hace referencia a los procesos de paz de los noventa. Resulta que en esas paces que firmó primero el M-19, después el EPL, después el PRL y el Quintín Lame fueron mucho más apoyadas y generalizadas y están asociadas a la realización de la Asamblea Nacional Constituyente de 1991”, señaló el exgobernador de Nariño, Antoio Navarro en diálogo con KienyKe.com.
Navarro escribió en una serie de trinos en su cuenta de Twitter que no le ha oído “una sola palabra a Juan Manuel Santos reconociendo la importancia de los acuerdos de paz de 1990 y 1991 con el M19, el EPL, el PRT y el Quintín Lame. Para él lo único que existe fue lo que hizo en 2016”, lo cual calificó como una visión ''parcial” y ''egoísta” de la historia.
“La paz de 2016 desmovilizó a la guerrilla más grande e importante de Colombia. Pero las paces de 1990 y 1991 consiguieron un apoyo nacional mucho más generalizado. Esa es una paradoja totalmente cierta”, agregó Navarro Wolf.
Según el constituyente de 1991, los procesos de los inicios de la década de 1990 fueron cruciales en la historia del país y su importancia no puede ser restada en análisis posteriores a la sombra del Acuerdo de Paz con las Farc.
Afirmó que los procesos de ese tiempo tuvieron un amplio apoyo público e incluso de los partidos políticos y las instituciones, gracias a un acuerdo nacional en torno a la paz.
“Nada más en la elección de 1998 pasaron a segunda vuelta Horacio Serpa y Andrés Pastrana y finalmente la elección se decidió en segunda vuelta con una pieza publicitaria donde Pastrana salía con Manuel Marulanda Vélez, comandante de las Farc, que mostraba que él tenía mejores condiciones que su competidor para hacer el proceso de paz con las Farc. La paz de los noventa fue mucho más duradera, con apoyo más amplio y con resultados importantes como la Asamblea de 1991”, señaló Navarro a este medio.
El exgobernador de Nariño, que hizo parte del M-19 y de los procesos de paz, señaló que solo meses después de la amnistía generalizada a los miembros de ese movimiento, consiguieron el 27% de los votos, lo que muestra un gran apoyo público. Respaldo con el que no contó el Acuerdo de Paz con las Farc en 2016, como lo demostró el plebiscito que terminó ganando el NO.
“Infortunadamente las Farc y el ELN no entendieron la importancia de ese momento y no hicieron acuerdos de paz en ese periodo, si hubiese sido así, estoy seguro que nos habríamos salvado de muchas cosas difíciles en la historia de Colombia en los años subsiguientes”, señaló Navarro.
El exsenador explicó que el contexto era diferente, el movimiento estudiantil tenía gran importancia debido al movimiento de la Séptima Papeleta. Además, los acuerdos eran sencillos y se basaban en la participación política de los alzados en armas, a cambio de entregar el armamento. Contrario al proceso con las Farc que, por la importancia de la guerrilla y los acuerdos internacionales, requería de una jurisdicción especial y componentes de verdad rígidos. Sin embargo, consideró que la falta de apoyo provino de la oposición y la misma mesa de negociaciones.
“El Centro Democrático se opuso a lo que se negoció, pero no se le dio espacio para que de algún modo participara en el proceso. En alguna conversación con miembros de la Comisión de la Verdad, algunos plantearon que probablemente si Santos y las Farc le hubieran dado un espacio al Centro Democrático para que interviniera en las conversaciones de Paz de 2016, seguramente no habría habido tanta polarización como cuando se firmó el acuerdo”, señaló el político nariñense.
Agregó que los contextos históricos de ambos procesos de paz son muy distintos, debido principalmente a la Constituyente que se impulsó desde antes de entrar a la década. Sin embargo, sostuvo que el expresidente Santos no se esforzó en buscar una unidad nacional en torno a la paz.
“Santos le apostó más a ganarse el premio Nobel de Paz que a buscar un consenso nacional como hubiera podido intentarlo, por lo menos”, afirmó Navarro.
“A ratos se van olvidando y parece que el único proceso de paz que se ha hecho en el país es el de 2016. Yo voté por Santos en la segunda vuelta para que sacara el proceso de paz, pero cuando escribe un libro planteando 30 años de la historia de Colombia, no le da la importancia que tienen los acuerdos de paz de los años 90. Si no se hubieran firmado, no habríamos tenido la Constitución de 1991”, señaló Navarro.
Los acuerdos de paz de los 90
A mediados de los años 1980 varios grupos armados iniciaron a expresar sus intenciones de paz con el Gobierno. Desde que en 1982 Belisario Bentacour impulsó la necesidad de un desarme negociado de las guerrillas en el país, los procesos de paz empezaron a tener preponderancia en la política nacional.
El acuerdo que logró con las Farc creó a la Unión Patriótica, un partido víctima del exterminio con el asesinato de más de 3.000 de sus miemrbos. A pesar de ese sangriento precedente, Virgilio Barco continuó con la idea de buscar la paz por medio de negociaciones y logró sentar al M-19 y brindarles una amnistía y participación a cambio de entregar las armas.
Esa desmovilización dejó otros precedentes, como el asesinato de Carlos Pizarro, comandante del movimiento y candidato presidencial, quien fue acribillado en una avión 46 días después de haber entregado su pistola envuelta en una bandera de Colombia.
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“En vez de volver al monte continuamos cumpliendo la palabra”, señaló Navarro sobre el asesinato del líder político del M-19. Tras la amnistía a ese movimiento, con la posibilidad de participar en la Asamblea Nacional Constituyente que les ofrecía la participación política que reclamaban los alzados en armas, el Ejército de Liberación Nacional, el Partido Revolucionario de los Trabajadores PRT y el Quintín Lame se acogieron a la ley y entregaron finalmente sus armas.