La idea de llevar una válida de Fórmula 1 a Barranquilla ha suscitado múltiples debates en Colombia. Pese a que el presidente Iván Duque y el alcalde Jaime Pumarejo vendieron la propuesta como una oportunidad para el desarrollo del país, diferentes políticos, empresarios y periodistas han puesto en duda que un evento de tal magnitud pueda desarrollarse en un plazo cercano.
El senador Gustavo Bolívar fue uno de los primeros en cuestionar la idea, señalando que "estamos a tres décadas de tener la Fórmula 1 en Colombia", a su juicio, la situación de seguridad del país no atrae a las escuderías y turistas. Además, se refirió al costo de ser sede de la competencia más importante de automovilismo mundial.
"La 2a línea del metro de Claudia López sin tener estudios de la 1a Línea y la F1 de Barranquilla son sofismas para engañar idiotas (...) 1. Hay que hacer la paz grande. La mayoría de escuderías se abstendría de viajar a un país violento. 2. Hay que hacer una pista con grandes especificaciones, que podría costar entre 1.000 y 1.500 millones USD 3. Volver a tener un Juan Pablo Montoya. Como Checo Pérez en México", argumentó Bolívar.
El planteamiento del senador del Pacto Histórico fue controvertido por el reconocido empresario Mario Hernández, quien parece haber quedado muy convencido de la idea de Duque y Pumarejo. A través de su cuenta de Twitter lanzó pullas en contra de Bolívar por no creer en que Colombia puede realizar un evento de esa talla. El santandereano enfocó su comentario a los empleos que podría generar y aprovechó para mencionar los problemas económicos que ha tenido el también libretista.
"¿Al senador Bolívar será que la Fórmula 1 no produce ingresos, imagen, genera empleo, turismo, etc.? ¡Los países que tienen la Fórmula 1 lo hacen por bobos! ¡Claro que no se puede manejar como un hotel quebrado!", expresó Hernández.
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El senador no se quedó callado ante el ataque del empresario, por lo que procedió a reiterar su posición y argumentar los motivos por los cuales cree que ser sede de la Fórmula 1 es un sueño más que un proyecto, pese a que se pueda generar empleo, turismo y demás.
Bolívar señaló que no hay condiciones técnicas para desarrollar una válida del circuito más importante del automovilismo. Sobre la pulla de Hernández por la quiebra de su hotel, le pidió no escupir para arriba, ya que él también es empresario y una situación económica negativa también lo podría afectar.
Más allá del debate hay que anotar que recibir al circuito más importante del planeta sí es un proyecto que, por el desarrollo del país, genera muchas dudas entre las personas. El costo de traer a la F1 es absurdamente elevado y es ahí donde el sueño empieza a desmoronarse. Además, porque el único país suramericano que tiene circuito en la actualidad es Brasil, en Interlagos, construido en 1938 y cuya próxima válida se disputará el 7 de noviembre.
De acuerdo con información de la revista Forbes, Miami pagará 971 millones de dólares por un contrato firmado a diez años para la implementación del Gran Premio. Es decir, una cifra cercana a los cuatro billones de pesos colombianos. Esta millonada incluye los costos de llevar la F1 por una década, los derechos para realizar las 10 competencias, más los gastos operativos de cada una de ellas.
Cada año de esos 10 tiene una tarifa diferente que las sedes deben pagar a la Fórmula 1. En ese sentido, durante el primer año se pagan 31.5 millones de dólares y la cifra aumenta hasta llegar a los 48.9 en el décimo año, por lo que por el derecho de recibir a la máxima categoría, el Gran Premio de Miami pagará 396.2 millones de dólares, unos 1,6 billones de pesos colombianos.
A eso hay que sumar los gastos operativos, una cifra cercana a los 3.8 billones de pesos, un monto cercano al presupuesto anual de Barranquilla, que fue de $4.16 billones para el 2022.
Por si fuera poco se debe tener en cuenta que habría que construir un autódromo en Barranquilla. ¿Cuánto puede costar? Por mencionar algunos ejemplos; Yas Marina, en Abu Dhabi, valió 450 millones de dólares (1.8 billones de pesos); el Circuito de las Américas, en Austin (Texas), tuvo un costo de 400 millones de dólares ($1.6 billones).
