
Desde Cali, durante la instalación del foro ‘Impulsando la Justicia Económica de los Pueblos y las Personas Afrodescendientes’, la vicepresidenta Francia Márquez lanzó una nueva y contundente crítica al interior del Gobierno Nacional, al denunciar haber sido víctima de racismo institucional y de exclusión en el ejercicio de sus funciones.
“No ha sido fácil mi tarea como vicepresidenta. No ha sido una tarea fácil gobernar un país que tiene un Estado racial, con un Gobierno que también practica el racismo y el patriarcado”, expresó Márquez, visiblemente molesta. Sus declaraciones reavivan el debate sobre la inclusión real dentro del Ejecutivo y el rol que ha podido ejercer como una de las figuras más representativas del Gobierno del presidente Gustavo Petro.
La vicepresidenta afirmó que, tras haber impulsado el Ministerio de Igualdad desde sus cimientos, fue apartada de esa cartera cuando estaba lista para llevar inversión a los territorios. “No me han dejado gobernar. Cuando pensaba llevar la inversión a los territorios, el presidente tomó una decisión y es separarme de ese ministerio y poner a otra persona”, señaló.
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Márquez insistió en que no ha podido gobernar “de manera concreta” ni responder desde una institución con presupuesto a las comunidades más necesitadas, especialmente las afrodescendientes. Reveló, además, que ha tenido que pedir apoyo financiero a alcaldes para poder realizar reuniones de articulación institucional. “Ha sido sin garantías económicas, sin presupuestos concretos asignados a la Vicepresidencia para hacer el trabajo”, aseguró.
Ante la falta de respaldo estatal, la funcionaria explicó que los pocos avances que ha logrado han sido posibles gracias a la cooperación internacional, con la que ha trabajado para evitar que su gestión se perciba como estéril. “Lo que he podido lograr, lo he hecho en articulación con cooperación internacional… para que el pueblo colombiano y mi país, mi gente, no terminara diciendo que la llegada aquí no había servido para nada”.
Durante su intervención, Márquez también denunció la persistencia del racismo estructural en la sociedad colombiana. “En Colombia, cuando hablamos de racismo nos dicen que somos resentidos, que nos victimizamos, pero jamás hay una postura de reconocer el racismo”, indicó. Y agregó: “Me ha tocado luchar con el patriarcado y el racismo”.
Estas declaraciones profundizan el distanciamiento que la vicepresidenta ha mostrado en los últimos meses respecto al Gobierno del cual forma parte, y reafirman su intención de marcar una agenda propia enfocada en justicia social, equidad racial y dignificación de los pueblos excluidos.