Mientras los padres de las niñas de Carmen de Bolívar insisten en que sus hijas no son actrices para fingir desmayos por los efectos que les ha causado la vacuna contra el papiloma humano, VPH, el Ministro de Salud, Alejandro Gaviria, insiste en que “hay sugestión colectiva”.
Yo creo -comenta- que no podemos conectar una cosa con otra y vamos a tratar de poner los pedazos juntos en medio de una situación compleja.
Tenemos el acerbo de conocimiento global sobre la seguridad de la vacuna. En el mundo se han aplicado 180 millones de dosis. Contamos con la opinión de la Organización Mundial de la Salud, científicos de la Organización Panamericana de la Salud, de todas las asociaciones científicas nacionales e internacionales, incluso de científicos reconocidos como nuestra científica vallecaucana Nubia Muñoz, quien probó la conexión causal entre el virus del papiloma humano y el cáncer de cuello uterino.
Toda esa evidencia dice de manera definitiva, o casi definitiva, que la vacuna es segura, que no hay ningún problema de salud asociado a la vacuna. Hay miles de artículos publicados probando lo mismo de diferentes maneras. Eso sí, hay mucha basura en Internet diciendo lo contrario, pero creo que uno tiene que ser capaz de leer dónde está la evidencia científica.
¿Y si no es la vacuna, qué produce el desmayo y la parálisis de las niñas?
El ministerio ha estado allí presente desde hace dos meses. Hizo un análisis químico, orgánico en las 243 niñas que estaban afectadas en su momento. No se encontró ningún factor común orgánico. Alguien podría decir que si fuera la vacuna hay metales pesados que son comunes en todas las niñas que fueron examinadas, eso no fue así. Todos los temas orgánicos ya fueron descartados desde el comienzo.
Hay otra hipótesis que también se ha descartado, por razones que ya voy a mencionar, y es que la vacuna puede ser segura, ¿pero qué tal que estemos ante un lote contaminado? Ya el Invima ha hecho el análisis, no hay contenidos de plomo, ni de metales pesados en la vacuna, más allá de los temas de fabricación tradicional, y tampoco puede decirse, y aquí los toxicólogos son muy claros en decirlo, si fuera un lote contaminado y esas vacunas que se aplicaron por allá en marzo, abril y mayo, habrían tenido consecuencias en días y no en meses como está ocurriendo.
Entonces surgen dos posibilidades: Que sea un factor ambiental común, una contaminación que tiene que ver con que en el municipio de Carmen de Bolívar haya habido problemas tradicionales con el acueducto. El Instituto Nacional de Salud está haciendo todos esos análisis en este momento, que van a ser exhaustivos y seguramente tendremos en algunos días una respuesta definitiva. Sin embargo, no tenemos ningún indicio de que exista un problema ambiental común y parece ser una hipótesis descartada.
¿Estamos entonces ante qué? Y si uno comienza a examinar la literatura médica, hay una literatura emergente, no todavía muy grande, que habla de enfermedad sicogénica masiva después de efectos de vacunación. Si usted lee esos artículos científicos y lee la descripción de lo que ha ocurrido en Taiwan, Australia, España, en algunas comunidades de Estados Unidos, y con lo que está ocurriendo en El Carmen de Bolívar, las cosas son casi idénticas, cuadran perfectamente.
Es una hipótesis que tenemos como la más probable. Eso no significa que las niñas no estén enfermas, las niñas están enfermas, necesitan del acompañamiento del Estado, necesitan ayuda profesional, pero carece, según toda la evidencia que tenemos en la mano, y contrastando la evidencia científica con lo que está ocurriendo, que se trata de un evento similar al que ocurrió en muchas partes del mundo, que tiene ese nombre, enfermedad sicogénica masiva.
Es decir, ¿se sugestionó la gente?
No quiero sonar peyorativo. Aquí hay un tema, dijéramos que es verdad, que es una sugestión colectiva compleja que se somatiza, y que necesita acompañamiento y tratamiento profesional, que no está asociado a la vacuna pero sí puede estar asociado al temor de una vacuna.
Se ha interpretado que el gobierno está subestimando el problema... En ningún momento. Es más, esta enfermedad sicogénica masiva es más compleja de tratar, más compleja de curar con la comunidad que las mismas enfermedades orgánicas más comunes.
¿Estamos frente a un episodio muy vinculado con la sicología colectiva?
Sí, uno puede decirlo de esa manera sin sonar peyorativo. Los síntomas que tienen las niñas son síntomas reales. Los síntomas aparecen, a veces los signos no tanto, pero los síntomas están allí, e incluso por eso vamos a ir este miércoles con todos los equipos para seguir tratando de resolver el problema.
Pero la lectura de lo que está ocurriendo es casi idéntica a descripciones que se han hecho de eventos similares después de jornadas de vacunación en otros lugares del mundo. Si usted lee los artículos se va a dar cuenta que es casi idéntico todo el desarrollo y la dinámica y los síntomas.
¿En otras regiones del país ha habido en algún examen trazas de plomo?
Ninguno, en eso quiero ser absolutamente claro. Ya el Invima comprobó el día viernes que no hay trazas de plomo en la vacuna. No hay evidencia, ninguna, absolutamente definitiva, no, de que hay plomo asociado con la vacuna.
Ahora, puede haber niñas contaminadas con plomo por otros factores extremos ambientales, y ese problema lo tenemos en Colombia y no tiene nada que ver con la vacunación.
Hubo un testimonio periodístico con un caso en Cali…
Pido un poco de prudencia porque lo que está en juego es la confianza en nuestros programas de vacunación que son de los mejores del mundo.
Le doy un dato, en Colombia nueve mujeres entre los 30 y 40 años mueren cada día de cáncer de cuello uterino. Allí es donde está la verdadera tragedia, y el riesgo que estamos corriendo es que esta iniciativa de salud pública que apunta a ahorrar tanto dolor y sufrimiento se vaya a ver afectada circunstancialmente por el manejo mediático de un caso que, digamos, no es fácil. Yo tampoco quiero culpar a los medios de comunicación pero muchas veces no ha sido el mejor. Si uno ha vacunado tres millones de niñas en el país en los últimos meses, no podemos hacer la inferencia de que cualquier problema de salud en cualquier lugar de Colombia tiene que ver con la vacuna.
Entonces claro, como hay interés y atención mediática, una niña está enferma y la mamá con temor levanta la mano y dice que es la vacuna, pero no existe alguna prueba científica, documentada, que nos diga que estos problemas de salud tengan que ver con la vacuna.
“Hay sugestión colectiva en el caso de las niñas de Carmen de Bolívar”: Minsalud
Lun, 01/09/2014 - 13:43
Mientras los padres de las niñas de Carmen de Bolívar insisten en que sus hijas no son actrices para fingir desmayos por los efectos que les ha causado la vacuna contra el papiloma humano, VPH, el M