El Papa Francisco sabía que su viaje a Chile iba a ser hostil. Pese a que desde antes de su llegada al país austral la Gendarmería del Vaticano tenía conocimiento de lo difícil que sería cuidar al Sumo Pontífice en este territorio, la visita de tres días ha sido más complicada de lo esperado.
Su recorrido en Chile, el más largo de su pontificado, ha estado marcado por varias eventualidades que, según Néstor Pongutá, vaticanista y corresponsal de La W Radio, generaron reacciones tan adversas como petardos en tres iglesias, la quema de dos helicópteros y el colmo, un objeto lanzado desde la multitud a la cabeza del Papa.
Dice el autor de "Un tinto con el Papa Francisco", que una de las razones de las hostilidades tiene que ver con la defensa que el líder de la iglesia católica hizo de José Barros, obispo de Osorno, acusado de encubrir los abusos sexuales del sacerdote Fernando Karadima.
Pero Pongutá reconoce otras razones de la oposición que se le ha hecho al Papa en este periplo: En primer lugar es la polarización política que hay en ese país. Lo segundo es la difícil relación con la comunidad indígena Mapuche, violenta y de gran influencia en el territorio, que culpa en parte a la iglesia católica de su destierro. Además, Chile es el país con menos católicos de toda América Latina, religión con una aprobación de solo el 44%. Y finalmente los gastos de la visita, que según estimaciones está alrededor de los 44.000 millones de pesos colombianos.
Sin embargo el analista valora que Francisco es un hombre de diálogo: su reacción ha estado al nivel de un pacifista en la que incluso equiparó la violencia del estado contra la comunidad indígena y la de estos contra la institucionalidad. Y al final ofreció una homilía en mapudungun, lengua originaria de este pueblo.
Dice Pongutá, quien lo conoce de cerca, que "el Papa está acostumbrado a las situaciones difíciles" y que estas lo fortalecen.
"Al Papa lo fortalecen las situaciones difíciles"
Mié, 17/01/2018 - 14:54
El Papa Francisco sabía que su viaje a Chile iba a ser hostil. Pese a que desde antes de su llegada al país austral la Gendarmería del Vaticano tenía conocimiento de lo difícil que sería cu