
A lo largo de su historia, Bogotá ha sido comparada con otras capitales del mundo. Por su carácter cosmopolita, algunos le pusieron en su momento ‘la Atenas Suramericana’, título nada despreciable teniendo en cuenta la magnitud de ciudades como Buenos Aires, Ciudad de México o Santiago de Chile.
Sin embargo, ser una ciudad en la que confluyen varios de los conflictos del país y sus consecuencias ha hecho que Bogotá sea percibida como una de las capitales más peligrosas, hostiles y hasta tenebrosas en todo el cono sur. Ya no es equiparada con Atenas (la Atenas presocrática y de la época de Platón), sino con la Ciudad Gótica que, dados sus altos índices de criminalidad, terminó siendo auxiliada por un superhéroe que cooperaba con la Policía: Batman.
La violencia parece ser ese síntoma cada vez más visible y muchos ciudadanos dicen sentirse atemorizados por lo que ocurre en las calles. Y es que las imágenes que quedaron del pasado 19 de octubre en el centro de Bogotá son un claro ejemplo de ello.
Anarquía, rabia, indignación, frustración son algunas de las palabras que más resuenan luego de las escenas de violencia que se evidenciaron muy cerca de uno de los edificios de Avianca. Fueron catorce los policías que resultaron heridos tras haber sido atacados por indígenas emberas que llevaron la protesta a acciones hostiles contra miembros de la fuerza pública. Hasta el Hospital Central de la Policía llegó el presidente Petro para manifestarles su solidaridad y apoyo a los uniformados afectados durante la jornada.
Pero, aunque a muchos les parezca inverosímil en pleno Siglo XXI, hasta una joven patrullera fue víctima de la ira de manifestantes que la llevaron al límite, solo pudiendo ser auxiliada por algunos de los transeúntes que allí se encontraban.
Pero claro, una moneda tiene, cuando menos, dos caras y las denuncias en contra de la fuerza pública por abusos y excesos de poder también son una realidad. Más de 300 casos de violencia policial han sido denunciados en 2022, tal como lo registró Temblores, que recoge este tipo de datos.
Pero no solo las confrontaciones entre funcionarios del Estado y minorías étnicas son una realidad en la ‘Ciudad Gótica’ de Colombia. Los índices de inseguridad tienen trastornados a los habitantes de la capital, para quienes sacar el celular en cualquier lugar es toda una osadía.
Durante la primera mitad del año fueron capturadas 16.340 personas en flagrancia y otras 2.105 por orden judicial, según cifras de la Alcaldía de Bogotá. En ese mismo período se registraron 467 homicidios en Bogotá, lo cual fue algo positivo para las autoridades teniendo en cuenta que las cifras de 2021 fueron más desalentadoras (556).
Pero el miedo no cede, pues la presencia de organizaciones como ‘El Tren de Aragua’ tienen azotadas a las comunidades del centro de la capital. Los Mártires, Santa Fe, Candelaria, Chapinero, Teusaquillo y Usme han sido algunas de las localidades más afectadas a lo largo del año. Algunas hipótesis indican que esta organización internacional estaría detrás de los 21 hallazgos de cadáveres en bolsas de basura abandonadas en varios puntos de la capital.
A eso se le suman las más de 3.000 denuncias por hurtos en todas las localidades de la ciudad, algo que tiene a más de uno entre la desesperanza y la rabia, quizá a la espera de un ‘Batman’ en cuerpo de político que plantee, por fin, las soluciones que a gritos piden los habitantes de la gótica ‘Atenas Suramericana’.