Con el fin de año, en Colombia llegan de la mano toda una serie de fiestas y celebraciones locales en los que, más allá de que sea adecuado o no, es frecuente el uso de pólvora, la ingesta de alcohol en grandes cantidades, las corridas de toros (en algunas partes), cabalgatas y corralejas. Un ejemplo claro fue el regreso, con polémica previa, de las corralejas del municipio antioqueño de Caucasia.
Esta fiesta, que empezó el miércoles 29 de diciembre e irá hasta el próximo 3 de enero, generó gran malestar entre algunos defensores de los derechos de los animales puesto que, aseguran, en estos eventos se presenta maltrato animal.
Hay que mencionar que la controversia se enmarca en medio de una campaña en contra de las fiestas taurinas, en la que entra incluso la particular estrategia de un congresista que asistió a plenaria vestido de toro para impedir el hundimiento del proyecto que pretende volver ilegales los eventos taurinos en el país. Otro caso, fue el hombre que con un taser animaba a su caballo a andar en una cabalgata en Icononzo, Tolima.
Tal fue el nivel de revuelo, que incluso el gobernador de Antioquia, Luis Fernando Suárez, salió a emitir su opinión al respecto, invitando a que se respeten los derechos de los animales y la vida en toda fiesta que se llegue a dar en su departamento.
“En nuestro departamento todavía existen municipios en los que se realizan actividades como corralejas y cabalgatas. Nuestro Gobierno sigue trabajando fuertemente para que en Antioquia se cuide, se respete y se honre la vida. Por supuesto también la vida animal”, dijo el funcionario a través de un video en sus redes sociales.
No obstante, desde hace unos días se conoció la programación de la gran mayoría de eventos taurinos, entre ellos la corraleja de Caucasia, que ya publicó su lista de garrocheros (jinetes picadores de toros) para la faena. Cabe recordar que la fiesta de la corraleja incluye, entre otras cosas, la presencia de toros de lidia, jinetes picadores y la entrada voluntaria de gente al escenario para correr despavoridamente de los cornadas.
Aunque en la teoría e incluso en el comunicado oficial de la junta privada que organiza la fiesta se especifica que al ruedo no podrán ingresar “menores de edad ni personas en estado de embriaguez”, lo cierto es que esto es muy difícil de controlar una vez se da inicio a la dinámica del evento. De por sí, año tras año, la corraleja de Caucasia se refleja en las primeras planas noticiosas por cuenta de las personas heridas.
En su última edición, en 2019, 46 personas resultaron heridas, al tiempo que varios caballos murieron o sufrieron heridas por cuenta de las cornadas.
No obstante, hoy por hoy la polémica se centra en dos enfoques: los derechos de los toros y la pertinencia de un evento masivo en el que poco o nada se respeta el mínimo de distancia social y en el que el tapabocas no es frecuente (como se puede apreciar en los primeros videos que se han conocido de la faena).
Por un lado, los tumultos que se arman al momento de salir al ruedo, unos encima de otros y tratando de correr para salvaguardarse de los toros, elimina casi de tajo cualquier protocolo sanitario. Eso, en medio de una oleada de contagios de covid producto de la variante ómicron, que entre otras cosas han repuntado a niveles récord en comparación con los momentos más duros de la pandemia.
Por otro lado, los defensores de los animales señalan que regresar a este tipo de fiestas es un retroceso en materia de salvaguardar sus derechos, ya que para nadie es un secreto la afectación de caballos y toros. Además, desde días pasados se empezaron a conocer algunas imágenes que evidenciarían malas condiciones de los toros utilizados para esta fiesta en Fredonia (Antioquia).
Queda entonces claro que la fiesta de las corralejas piensa seguir adelante a pesar de las críticas. Con ella, regresa el eterno debate que se cimenta en un país con tradiciones españolas profundamente ancladas en su idiosincrasia y sin una posición conjunta frente a la cultura taurina (ya que cada administración es autónoma para decir si prohíbe o faculta las faenas). No obstante, también hay que esperar para ver cómo le va al intento de prohibición en el Congreso, que podría significar un punto final para los eventos en el país.