La bajada del bus de la izquierda en la conmemoración del Paro Nacional

Jue, 28/04/2022 - 18:25
Varias críticas se llevaron algunos políticos de izquierda por no apoyar las marchas conmemorativas del Paro Nacional. Los acusan de usar la protesta con fines electorales.

Hace un año con exactitud iniciaron las movilizaciones del Paro Nacional, el 28 de abril de 2021, que terminaron con un enorme desgaste institucional, una larga lista de violaciones a los derechos humanos y algunos triunfos de los manifestantes como tumbar la reforma tributaria que pretendía sacar adelante el Gobierno, la salida del entonces ministro de Economía Alberto Carrasquilla, del comandante de la Policía en Cali e incluso lograr la matrícula cero en educación superior pública para el segundo semestre de 2021.

En aquel entonces, al bus del Paro Nacional se subieron varios sindicatos, organizaciones y era público el apoyo de varios integrantes de la izquierda colombiana, liderada por las cabezas más visibles del Pacto Histórico, quienes acompañaron en su lucha al Comité del Paro, la Primera Línea y a los jóvenes en general que por meses hicieron presencia en las calles para manifestar su inconformismo frente al gobierno de Iván Duque. Mismos políticos que ahora llevan días pidiéndole a los jóvenes que no salgan a las calles porque, según ellos, no hay ningún paro convocado. 

Esta visión de la jornada del 28 de abril, fecha en la que se adelanta una jornada de homenaje al inicio de las manifestaciones de 2021, parte de la noción de que la protesta social sólo es legítima si el denominado Comité del Paro la convoca. No obstante, también desconoce que (como casi siempre sucede en los estallidos sociales en Colombia), al final de las manifestaciones la mayoría de sindicatos se retiraron tras largas jornadas de negociaciones con el Gobierno y la base joven siguió en las calles. De hecho, muchos de los logros mencionados fueron posteriores al momento en el que el Comité del Paro empezó a anunciar el fin de las manifestaciones. 

Así las cosas, es importante recordar el papel que jugaron en 2021 senadores como Roy Barreras o Gustavo Bolívar, que realizó una recaudación para dotar a los manifestantes con elementos de protección e incluso asistió al Congreso de la República con un casco como el que se suele usar para protegerse de los ataques policiales. Otro que apoyó hasta cierto punto fue el alcalde de Medellín, Daniel Quintero. Todos hoy piden no marchar. 

Quizá la posición más calmada en esta ocasión fue la de Bolívar, quien aconsejó “no dar papaya a la derecha para infiltrar las marchas y reiniciar la masacre”, aunque reconoció como importante conmemorar el inicio del estallido social. 

En polos un poco más opositores se encuentran Roy Barreras, Wilson Arias o el propio Quintero, entre una gran cantidad de políticos de izquierda que hace un año respetaban el derecho de los jóvenes a manifestarse y hoy los invitan a no salir calificando la convocatoria como una estrategia electoral de la derecha. Y es que no es para nadie un secreto que una coyuntura como la vivida hace un año resulta poco conveniente a tan pocos días de las presidenciales. 

El llamado de Roy Barreras, por ejemplo, fue a “no salir” y a manifestarse en las urnas el 29 de mayo; el mismo consejo lo dio el alcalde de Medellín. 

A eso se le suma el pronunciamiento en contra de las marchas por parte de Nicolás Petro, hijo del líder del Pacto Histórico, quien dijo que “el uribismo quiere que hoy salgan a marchar, quieren infiltrar las marchas y generar violencia para luego salir a culpar a Gustavo Petro”. También el de varios senadores y representantes a la Cámara recién electos, algunos de los cuales acompañaron activamente los procesos de movilización social en 2021. 

Ahora bien, toda esta situación no pasó para nada desapercibida, sino que en realidad dio lugar a una lluvia de críticas a varios políticos por lo que a muchos les pareció una actitud conveniente frente a la protesta social, dando a entender que a muchos de ellos les asustaba que un estallido masivo les pasara factura en las urnas. 

El Paro Nacional que fue y el que será 

 

Desde hace días la Policía Nacional venía hablando de una estrategia contra presuntos planes para generar desmanes este 28 de abril, la sombra de lo que fue una de las más grandes movilizaciones sociales en este país y que terminó con la vida de al menos 80 personas, 40 de las cuales presuntamente habrían sido víctimas de violencia policial, según el portal Cuestión Pública. 

En sí, Colombia no ha logrado sacudirse de dicho acontecimiento que marcó profundamente al país tanto internamente como a nivel internacional. En aquellos meses, por primera vez en mucho tiempo, la movilización logró volver prioridad del Gobierno distintas necesidades y problemáticas que de otra forma probablemente seguirían siendo ignoradas, pero al mismo tiempo, no es un secreto que la extrema violencia de los múltiples bandos se ha convertido en una papa caliente que nadie quiere recibir

Hace un año, el Paro Nacional contó con el apoyo de la Central Unitaria de Trabajadores, la Central General de Trabajadores, Fecode, varias organizaciones indígenas de distintas partes del país, LGBT, feministas, entre otra gran cantidad de actores. Sin embargo, una gran parte de los sectores de oposición lograron ver en el Paro una oportunidad para exigir cambios al Gobierno, así como luego fungieron como defensores de los jóvenes frente a la violencia ocular, los asesinatos, desapariciones, etc. 

Paro Nacional 2021

No obstante, desde el momento en el que se lograron triunfos como la caída de la reforma tributaria, muchos de ellos se bajaron del bus de la convocatoria en las calles. Para finales del Paro, era la fuerza juvenil y lo que se conoce como la Primera Línea los que seguían en protesta, apareciendo día y noche en los titulares de prensa, en medio de una lucha que una buena parte del país ya no entendía y que estaba difuminada por actos igualmente reprochables de violencia como la tortura (probada recientemente con el caso de unos ciudadanos que fueron retenidos y golpeados por ser confundidos con policías infiltrados). 

Lejos de eso, al igual que hace un año, las protestas que han venido pasando este 28 de abril han tenido un sabor agridulce: varias muestras de cultura, de homenaje a las víctimas y con las consignas de las luchas sociales venideras; al tiempo que algunos bloqueos y enfrentamientos con la Fuerza Pública.

En este nuevo 28 de abril han sido más las manifestaciones pacíficas que las violentas, han sido más los homenajes que los enfrentamientos y muchísimas han sido las comunidades que ven en esta protesta (que es su derecho constitucional) la oportunidad para manifestar su inconformidad latente con el Gobierno. Como bien lo dijo Susana Boreal, una de las pocas del Pacto Histórico que decidió unirse a la conmemoración en las calles: “El paro no pertenece a ninguna central ni al Comité del Paro. Le pertenece a la ciudadanía”. 

Así las cosas, quedan varias preguntas: ¿Por qué utilizar las elecciones para frenar una manifestación social que pretende rendir homenaje a las víctimas de las diferentes formas de violencia? ¿Son acaso las elecciones más importantes que los problemas que persisten en las comunidades? Muy importante sería recordar, en ese caso, que el Gobierno actual no ha terminado, que la responsabilidad de cumplirle al pueblo es inherente al Estado y su exigencia no depende de los intereses políticos de nadie, así como el trabajo del gobierno venidero (sea cual sea) será responder a esas necesidades que la gente sigue gritando a los cuatro vientos. 

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