
La mujer, no el apellido
En tiempos donde los escándalos corren más rápido que los hechos, el nombre de Greeicy Rendón volvió a ocupar titulares por un delito que no cometió. Su padre, Luis Alberto Rendón Melo, enfrenta un proceso judicial por secuestro y tortura. Él deberá responder ante la justicia. Pero ella, la artista, la madre, la mujer que ha llevado el nombre de Colombia a escenarios del mundo, no tiene por qué ser arrastrada por una culpa que no le pertenece.
Greeicy es fruto de su propio camino
Desde muy joven, Greeicy se ganó el cariño y respeto del público por su talento, su carisma y su disciplina. No necesitó apellidos ni escándalos para brillar. Se ha mantenido fiel a su esencia, a la música, al arte y a su familia. Es una mujer que ha trabajado con alegría, autenticidad y una sencillez que pocos conservan cuando llegan lejos. Por eso, antes que hija de alguien, Greeicy es ella misma. Y eso basta.
Cuando el morbo suplanta la verdad
Cada vez que un medio encabeza la noticia con “el papá de Greeicy”, perpetúa un error ético: confundir la sangre con la responsabilidad. La justicia debe nombrar a los responsables con nombre y apellido, pero nunca usar el brillo de otros como gancho para el morbo. El periodismo que respeta entiende que el interés público no justifica el daño privado.
El juicio que no le corresponde
Las redes sociales pueden ser implacables. En su rapidez por señalar, olvidan que detrás de cada nombre hay una persona, una historia, una vida. Greeicy no está en ese proceso, ni tiene relación alguna con los hechos. Lo que sí tiene es una carrera construida sobre esfuerzo, coherencia y respeto. Reducirla al rol de “hija de” es borrar todo lo que ha logrado.
Greeicy Rendón no es un apellido manchado, ni un eco de un titular. Es una mujer que representa lo mejor de Colombia: el talento que emociona, la alegría que inspira, la autenticidad que se mantiene firme incluso cuando arrecian las tormentas.
Greeicy es Greeicy, y punto.