Bryon Widner era el líder y uno de los miembros más peligrosos de un movimiento supremacista blanco que sembraba el terror, pero tras tener su primer hijo, sus principios racistas cambiaron. Sin posibilidad de conseguir empleo por las esvásticas y demás tatuajes en su cara, Bryon se vio a gatas para substistir hasta que Daryle Jenkins, un defensor los derechos humanos, le ayudó a financiar las operaciones para borrar sus tatuajes a través de una donador anónimo, a cambio de dictar unas conferencias en las que contara su historia. 25 dolorosas operaciones y 16 meses después, Widner es un hombre nuevo que vive de incógnito en una ciudad no divulgada.
La redención dolorosa de un líder racista
Lun, 07/11/2011 - 11:30
Bryon Widner era el líder y uno de los miembros más peligrosos de un movimiento supremacista blanco que sembraba el terror, pero tras tener su primer hijo, sus principios racistas cambiaron. Sin pos