Jakub Halik es un checo de 37 años que lleva cuatro meses sin su corazón. Un tumor maligno fue el causante de que le extrajeran el órgano. La alternativa que le ofrecieron los médicos para seguir viviendo fue implantarle unas bombas que cumplirían la misma función que el corazón; llevar sangre a la aorta y pulmones. Jakub debe tener debajo de sus hombros unas pilas que recargan las bombas cada ocho horas.
