El mal habito de chupar dedo inicia cuando el niño está en el vientre materno y se prolonga casi hasta los cuatro años del menor. Esta rutina genera que los niños se sientan felices y seguros, además de realizarlo cuando están cansados, aburridos o están tratando de calmarse y dormir.
El especialista en rehabilitación oral y estética dental Christian Salazar respondió algunas de las preguntas más frecuentes que se realizan los padres respecto a las consecuencias que este hábito puede tener en los dientes de los más chicos.
¿Por qué los niños se chupan los dedos?
Según el experto, los niños chupan cosas porque es uno de sus instintos naturales. Chupar hace que se sientan contentos y confiados puesto que los ayuda a inducir sueño. Esta técnica durante mucho tiempo interfiere con el desarrollo correcto de la boca y la alineación de los dientes. Este desarrollo no correcto, si no se arregla, cambiará la apariencia de la cara del niño.
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Este hábito, debe ser eliminado de forma rápida ya que puede convertirse en perjudicial para el desarrollo físico, emocional y social.
¿Cuándo deberían dejar de chupar los dedos los niños?
Los niños tienen un deseo natural de chuparse el dedo; sin embargo, después del primer año es mejor empezar a enseñarles a que no lo hagan. Entre los dos y los dos años los niños deben haber dejado de chupar.
Consecuencias por chuparse los dedos
En ciertas oportunidades y dependiendo de la frecuencia o intensidad, conlleva algunas secuelas:
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Dentales: son las más comunes, particularmente la mala formación de los dientes primarios, afectando la mordida. Además, puede producir un crecimiento alterado de los huesos faciales. Va a llevar la mandíbula hacia atrás por la presión que ejerce la mano y el brazo. Lo cual conllevará de igual manera a trastornos respiratorios y respiración oral
Específicamente producirá alteraciones en la oclusión (mordida), provocando que está se abra. Una colocación incorrecta de los dientes y de la lengua a menudo puede llevar a defectos del habla como lo es la fonación (incapacidad de pronunciar ciertos sonidos).
“De llegar a estas consecuencias sería necesario realizar un trabajo odontológico, que implicaría tiempo, esfuerzo y procedimientos dentales para corregir estos problemas, esto se puede evitar eliminando el hábito a tiempo”, puntualiza el experto.