
Respecto al placer sexual femenino, se ha hablado mucho sobre el punto G, pero ¿es este misterioso lugar real o o pura fantasía?
Sigmund Freud alguna vez mencionó que las mujeres estaban desarrolladas sexualmente de una manera pobre, lo que desató disgusto en los grupos activos feministas, buscando igualdad de género en cada ámbito posible, incluso en la sexualidad. Porque para nadie es mentira que la mujer disfruta del sexo de una manera muy distinta al hombre, y que ella siente placer y llega al clímax u orgasmo de una manera especial, a esto se le agrega el tema del Punto G, que en la actualidad continúa siendo un tema misterioso. Esto es lo que se sabe de él:
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En la biblia del ABC del sexo, escrito por el ibérico, Pere Estupinyà, en su texto S=EX², expone cuál es el debate actual y el contexto sobre la realidad aterrizada del Punto G, si existe o no. A eso, es primordial poner sobre la mesa la premisa de que existen dos tipos de orgasmos femeninos, el vaginal y el clitoriano, dependiendo de esto, el Punto G, sería independiente del clítoris, al que muchas personas le atribuyen el placer exclusivo. A partir de esto, Estupinyà reúne expertos en sexualidad alrededor del mundo, que afirman que el 84% de mujeres entrevistadas en varias encuestas, declaran ser más sensibles en el área frontal interior de la vagina, a lo que le llaman, popularmente Punto G.
A esto, los científicos se han puesto a la tarea, por varios años, de localizar un órgano o zona especial en la vagina, diferente y con más terminaciones nerviosas, como en el caso del clítoris o del glande en los hombres, pero no se ha encontrado tal cosa. Así surge el comentario de la sexóloga, Beverly Whipple, quien defiende la existencia del Punto G y que niega referirse a un órgano o zona con más terminaciones, solo es un área más sensible y erógena en el interior del órgano sexual femenino.
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Así aparecieron los estudios de la francesa Odile Buisson, que con una gran muestra de mujeres que sostienen poseer dicho punto, se realizó un estudio soportado con imágenes de ultrasonidos, y se rescató que estas mujeres tienen una diferencia de grosor menor en el espacio uretrovaginal, que al ejercer presión en este espacio estrecho, se alcanzan las estructuras internas del clítoris, produciendo así, intenso placer.
Continuando, se vuelve a mencionar al dichoso Punto G, que si existiera, tendría más conexión al orgasmo vaginal, pero que según el argumento anterior, esto no sería tan relevante. Pero gracias a estudios otorgados por resonancia magnética, en el cerebro de la mujer se activan zonas distintas cuando se tienen un orgasmo de vagina a uno del clítoris. Esto se termina de entender en los casos de las mujeres que han sufrido accidentes de la médula, quedando el nervio conectado al clítoris inactivo, estas pacientes quedan con reflejos internos en la vagina, y aún así, pueden sentir este tipo de placer y alcanzar esta clase de orgasmo. Así que todo depende, más que todo, del cerebro, al cual se le atribuiría la dependencia y función del Punto G.