
Todas las personas tienen un concepto diferente de qué es una infidelidad, puede que para algunas personas un beso o un coqueteo no sea signo de ella, como para otras puede ser una razón contundente para terminar con su relación.
Una persona se puede ver afectada por los actos que comete su pareja y estas acciones pueden que no ser malintencionadas pero aún así son consideradas indebidas o inapropiadas por cualquiera de las personas involucradas en la relación.
Por esta razón es clave establecer por medio de la comunicación los limites que la pareja considera que rayan con la infidelidad.
No se puede negar que las redes sociales han transformado el concepto que las parejas actualmente entienden como engaño. Hablar, enviar fotos o simplemente estar en constante contacto con otra persona que no sea la pareja, ha sido tildado por algunas personas como un signo de infidelidad.
El engaño comenzó a tener variantes por la interacción no física pero si emocional que causan las redes sociales. Esta interacción que se presenta constantemente en redes en las que las personas se envían todo tipo de mensajes y contenido sexualidad ha puesto en jaque mate a algunas parejas.
Mantenerse en contacto con otra persona sin tener ningún acercamiento físico teniendo pareja, puede considerarse como una infidelidad emocional. En este comportamiento que opta una de las personas involucradas se caracteriza por emociones, deseos y sentimientos intensos por alguien que no está presente.
Es cierto que algunas no llegan a verse en persona para consumir todo lo que se prometen en redes sociales, pero este comportamiento para muchos es signo de infidelidad, otros se escudar que no significa mayor cosa porque no existe contacto físico.
Por esta razón es necesario que las parejas identifiquen cuales son esas acciones que consideran infidelidad, solo por el hecho de llevar una relación sana. La comunicación es clave para estas altercados o malentendidos que se pueden presentar.
Lo importante es no sobrepasar los limites del otro y llegar a un común acuerdo en el que los intereses del otro no afecten el bienestar su pareja.