Facebook, donde el dolor se sufre dos veces

Mié, 08/06/2011 - 13:40
Antes de iniciar la lectura, por favor ingrese a su Facebook y observe la foto que identifica su perfil. Una vez lo haga examine dos o tres imágenes de sus amigos o amigas. Luego de hacer este ejerci
Antes de iniciar la lectura, por favor ingrese a su Facebook y observe la foto que identifica su perfil. Una vez lo haga examine dos o tres imágenes de sus amigos o amigas. Luego de hacer este ejercicio vuelva y siga al siguiente párrafo. Tenga en su memoria los retratos que alcanzó a curiosear, porque serán el recurso para ilustrar este artículo que hablará sobre esta red social y su significado en miles de vidas en Colombia y el mundo. Las redes sociales y la digitalización de todo a nuestro alrededor cambió la forma como los humanos interactúan en el mundo contemporáneo. Las transformaciones que se presentan en relaciones de amigos, esposos, novios y prospectos de relaciones son múltiples, variadas y complejas. En el tema del amor, un comentario académico da cuenta de qué pasa. Las cosas ya no son como antes e, incluso, podría ser peor o mejor. Quién sabe. El Grupo de Estudios de las Subjetividades y Creencias Contemporáneas de la Universidad Nacional lanzó el libro Vínculos Virtuales, que tiene un capítulo llamado Surround me with Your Love... Facebook, amor y máscaras: construcción de sentido en el mundo virtual, escrito por el sociólogo y Magíster en Sociología Sebastián Cuellar. Allí analiza los cambios en nuestra sociedad que ha generado el amor virtual. En realidad, ¿quién eres? Para el sociólogo Sebastián Cuellar, en Facebook somos aquello que queremos que el otro crea que somos. Para llegar a esta conclusión no se necesita ser un investigador social. Sólo basta observar un par de fotos de amigas o amigos. Con seguridad, dentro de su perfil puede observar personas con una imagen de perfil retocada, bien sea gracias a Photoshop o a alguna de las miles de aplicaciones como Instagram o Picplz. Deben ser contados los perfiles donde se observen imágenes, por ejemplo, del estado deplorable y hasta chistoso de todos los seres humanos cuando se levantan de sus ‒cada vez más cortas‒ ocho horas de sueño. Mucho menos se podrán observar imágenes de un usuario que llora desesperado por los problemas habituales de la vida diaria, donde se muestre vulnerable, como en realidad lo somos. En Facebook soñamos, quizá, con la persona feliz que anhelamos ser. Pero esta situación no se da sólo en las fotos. Rara vez se observa un status que demuestre el estado indefenso, frágil y débil que compartimos todos los seres humanos en todo momento y lugar. Por el contrario, analiza Cuellar, se comparten alegrías, comentarios de humor enmarcados en un estado pletórico que convierte a la plataforma en una ficción contemporánea de la felicidad. ¿Quién es la persona que está detrás de su perfil en Facebook? Podría ser la pregunta del millón. Con la digitalización de toda nuestra vida estamos ante, quizá, una transformación de la identidad que se facilita gracias a los bits. Para Elvira Jiménez, una caleña de 25 años, usuaria de la red social desde hace cuatro años, el análisis académico es acertado. “La mayoría de las personas retocan sus fotos, no sólo para buscar pareja, sino que es una forma de demostrar y hacer creer al mundo una imagen. Una vez lo hacen. deben hacer lo posible por mantenerla. Por lo general, nadie publica una foto en Facebook donde esté sin arreglarse, ojeroso o en pijama. No sería una locura afirmar: que en Facebook se vive otra vida con una imagen que no es muy parecida a la que refleja el espejo al despertar”, concluye. Según el comentario académico, más allá de esta forma de enmascararnos detrás de las redes, estamos ante un concepto nuevo de felicidad o al menos una gran transformación. En cuanto a la felicidad, “antes se creía en la realización personal, el equilibrio emocional, la armonía de las relaciones sociales y la conquista de los sueños [...], esto ha perdido su eficacia simbólica” y en el mundo del simulacro, en especial Facebook, estos valores o caminos en los que se basaba el concepto ha perdido  poder. “Somos felices, mientras no perdamos la ilusión de no ser felices”, explica Cuellar. De alguna manera, observar y soñar con la felicidad explica la razón por la que publicamos fotos de nuestras alegrías, fiestas, logros, grandes almuerzos y viajes. Es decir, la felicidad proyectada de manera visual en la red. “Facebook es una inmensa red social que cuenta con millones de usuarios que consumen en simultánea un mundo mágico y enmascarado”, concluye el investigador. Te termino dos veces y no te vas Uno de los aspectos que generan más comentarios de todas las opciones de Facebook es el Status, donde los usuarios notifican a sus amigos su estado civil. En una relación, comprometido, casado, en una relación abierta (que quién sabe qué significa), divorciado, viudo y la famosa y muy comentada “es complicado”, son algunas de las categorías en las que los usuarios debe clasificarse. En este punto es que el dolor se multiplica dos veces. Para Cuellar, el hecho de tener una vida no virtual y otra en el mundo de los bits, hace que de manera automática el usuario sufra más. Imagínese una relación amorosa que llega a su fin. Llega el momento en el que la pareja debe cerrar el ciclo y deciden hacerlo en persona. Lágrimas, dolor, angustia, sufrimiento, frustración, agonía y demás frutos del dolor. Una situación por la que nadie quiere pasar. Una vez pasa el triste acto con lágrimas y desilusiones, los actores del drama llegan a casa y al abrir su Facebook se dan cuenta que su perfil y fotografías están llenas de ingeniosos y amorosos comentarios de su pareja. Y lo peor: aún son novios. En ese mismo instante, los dos deben tomar una decisión radical. O eliminar el perfil de su ex pareja y sus comentarios o dejar en el cajón de los recuerdos cada uno de las actividades que permitieron construir la relación. Es como elegir entre ser libre y dejar la espina en el dedo. Para Andrea Satizábal, una arquitecta de 25 años, el sufrimiento producido por el fin de una relación se hace sólo una vez. “Toca enfrentarlo en todos los ámbitos de la vida. Si Facebook no existiera, tocaría afrontarlo en diferentes frentes. La noticia se cuenta a los  amigos y compañeros de trabajo, pero esta red social adelanta u obliga a compartir la triste noticia a los demás”, opina. Como si los intrincados vericuetos del amor no fueran suficientes ahora, gracias a Facebook los seres humanos deben tomar muchas más decisiones. Se aumenta el dolor, se sufre dos veces y algo peor: los 500 amigos conectados se enterarán de los hechos en tiempo real. Bajo el ojo avizor Facebook debería tener en su página inicial una advertencia que alertara a todos sus usuarios, porque una vez ingresan sus datos personales serán objeto de rondas, guardias, atención y observación continua. Quien toma la decisión de ingresar al mundo de esta red social, deberá aceptar que su vida será objeto de comprobación, dominio, examen e, incluso, dirección por parte de sus amigos. La vigilancia y el control son dos de los temas que destaca el sociólogo Cuellar en su escrito. El hecho de compartir datos personales con cientos de personas en todo lugar y en tiempo real  “se convierte en una fuente implacable” de direccionamiento y observación. Se habla mucho acerca del gran negocio de Facebook, quienes al parecer venden nuestros datos a poderosas multinacionales y corporaciones que quieren direccionar las ventas y los comportamientos. Sin embargo, la exposición de fotografías, videos, pensamientos relacionados con nuestros sueños y comportamientos a miles de personas al final es una situación tan o más complicado que la que podrían hacer las empresas. Es claro que las relaciones en el mundo contemporáneo cambian. Usuarios de esta red social están bajo los ojos vigilantes, el poder multiplicador del dolor y las apariencias. Ante este panorama particular, queda entonces la disyuntiva: el amor, sufrir una vez o sufrir dos veces en Facebook.
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