En época de Semana Santa, es cuando más se incrementa el consumo de pescado y mariscos a nivel nacional debido a la tradición católica de no comer carne de res o cerdo durante este período. Estos productos deben ser adquiridos de forma segura, en puntos autorizados para su venta.
Entre las sugerencias de bioseguridad están que el pescado se encuentre dentro de hielo, de manera permanente y en cantidad suficiente, cubriéndolo totalmente. Los lugares que venden, comercializan o preparan estos alimentos deben contar con equipos limpios y sin óxido para el almacenamiento y la exhibición.
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“Es importante tener en cuenta las medidas de seguridad y sanitarias al momento de comprar estos productos; verificar que estén en buen estado, que las escamas no vayan a estar verdes, que no haya mal olor, que tengan etiquetado donde diga la fecha de vencimiento y verificar la cadena de frío de esos alimentos. Es importante que una vez lleguen a la casa garanticemos que continúe esa cadena de frío para evitar intoxicaciones”, dijo la secretaria de Salud de Medellín, Milena Lopera Carvajal.
Así puede identificar el pescado fresco en Semana Santa
Se sugiere consumir pescado de manera responsable, en puntos autorizados para la venta. A la hora de adquirirlo y para garantizar la salubridad de estos productos, es importante que se mantenga la cadena de frío y que permanezca en refrigeradores a temperaturas entre 0°C y 4°C, o en congeladores con mínimo -18°C.
Las escamas deben estar unidas y fuertemente adheridas a la piel, además de conservar su brillo y no estar viscosas. Las agallas deben ser de color rosado o rojo intenso y no de tonalidad amarillenta. No es conveniente comprar derivados de la pesca si están expuestos al medio ambiente y al sol.
Ojo con el pescado: ¿cómo saber que no está pasado?
Si se adquiere refrigerado, se debe llevar inmediatamente a casa y conservar en esta misma condición hasta el momento de su consumo. Tampoco es recomendable mezclarlo con otros tipos de carne o pollo para evitar que se contamine.
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Igualmente, el pescado seco, por su condición de alimento procesado, debe contar con un empaque adecuado, rótulo o etiqueta y tener registro sanitario para su comercialización.
Como medida final, si al ingerir este alimento se presenta dolor de cabeza o abdominal, vómito, diarrea, náuseas, adormecimiento en el cuerpo o brote en la piel (con o sin rasquiña) es necesario consultar con la EPS, con la línea de Gestión del Riesgo de la Unidad de Vigilancia Epidemiológica (3006777257) o en el 123, opción Salud, y no automedicarse.
