Uno de los contra que tiene Bogotá es lo caótica que puede resultar en muchas ocasiones, debido a su pesado tráfico, su clima impredecible, entre otros cosas, causando estrés en sus habitantes. Afortunadamente, cuenta con una de las más grandes bellezas del país. Yendo a su localidad número viente (la cual recibe el mismo nombre), se ubica el Páramo de Sumapaz, alejándose de lo artificial de la urbe y presentando la majestuosidad de lo rural, que además, con su extensión de 223.179 hectáreas es el más grande en su haber.
Saliendo por la localidad Usme, al extremo sur de la capital colombiana, se arriba a este increíble lugar, que hace enamorar a cualquiera de Colombia. En tiempos antiguos, los muiscas consideraban sagrado este lugar, ya que lo relacionaban con las fuerzas divinas de la creación y el origen del hombre. Además de su importancia cultural, es una de las fuentes hídricas más importantes del país.
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Sus paisajes son salidos de una pintura surrealista, acompañados de una flora característica de este piso térmico, como es el caso de los pajonales y los reconocidos frailejones, en cuanto a la fauna, no se extrañe si se topa con una danta de páramo, un tigrillo, un venado blanco y una variedad de aves, entre águilas y cóndores.
En el páramo se podrán encontrar diferentes cuerpos de agua, es decir, lagos, acantilados y montañas rocosas, perfectos para capturar la belleza diversa que posee el país. Los lugares específicos que puede visitar son, la Laguna Alar Pasquilla, ruinas de la cárcel de la dictadura, la mítica Laguna Negra, Laguna Los Colorados, Los Tunjos, Santuario de Bocagrande, Laguna Larga, Laguna Cajitas y la Cueva de murciélagos del Verjón.
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Teniendo en cuenta que los páramos son lugares frágiles, está la responsabilidad de sus visitantes de no abusar ni arruinar al Sumapaz. Deje todo como lo encontró, no arroje basuras, si encuentra un animal no lo alimente, no arranque las plantas, entre otras cosas. Debido a su clima, vístase con ropa abrigada e impermeable. Trate no ir con tanta gente, este resultará mejor para el suelo, los animales y demás seres vivientes.
Sus paisajes son salidos de una pintura surrealista, acompañados de una flora característica de este piso térmico, como es el caso de los pajonales y los reconocidos frailejones, en cuanto a la fauna, no se extrañe si se topa con una danta de páramo, un tigrillo, un venado blanco y una variedad de aves, entre águilas y cóndores.
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