
A pesar de que la idea de comer sangre suene desagradable y se asocie con vampiros que matan hombres y animales por beber su sangre, casi todos los colombianos comen morcilla, que está hecha de sangre. Y así como existe la morcilla, en otros países existen los más exóticos platos cocinados con sangre.
En Francia, la sangre de animales se utiliza para espesar las salsas como normalmente se hace con huevos, lo que deja la comida mucho más cremosa y sabrosa. Casi todas las culturas preparan un pudin con sangre, pues históricamente la gente evitaba desperdiciar cualquier parte del cuerpo de un animal sacrificado.
Jennifer McLagan, una autora canadiense que publicó un libro llamado Datos curiosos: Cómo cocinar el resto del animal, ha dicho que si se es carnívoro, es incoherente andar desperdiciando medio animal. La tribu Masái de Tanzania, en África, consume sangre fresca directamente del cuello del animal vivo y a veces la mezclan con leche.
En Uruguay los pediatras aconsejan a las madres dar un pedazo de carne crudo a sus bebés para que mastiquen y chupen la sangre. En Hungría, cuando sacrifican un cerdo, consumen la sangre fría con cebolla y la sirven al desayuno. Los suecos, finlandeses y estonios preparan pancakes con sangre y en épocas de escasez, en muchos lugares se toma sopa de sangre.
Y a pesar de tanta variedad culinaria, aún existen culturas en las que beber la sangre como forma alimenticia es un tabú, como lo es para los árabes, judíos, musulmanes y griegos ortodoxos.



