En un golpe certero contra las disidencias de las Farc, las autoridades capturaron a alias 'Yolanda', una joven de apenas 24 años que vivía una doble vida: influencer en redes sociales y reclutadora de menores para el Frente 28, una de las estructuras más activas y violentas de ese grupo armado ilegal.
La mujer era conocida como la “tiktoker de la guerrilla”, su rostro se hizo viral no por sus bailes o retos de moda, sino por una estrategia perversa que usaba TikTok para enganchar a niñas y adolescentes vulnerables.
La operación, desarrollada por el Gaula de la Policía Nacional con apoyo de inteligencia militar y la Fuerza Aérea, terminó con la detención de esta mujer que también respondía al alias de Jolie. Fue necesaria una labor de rastreo de varios meses, pues Yolanda se movía en las sombras, protegida por la estructura armada que ella misma ayudaba a fortalecer.
Su caída ocurrió luego de que un francotirador del Gaula le disparara en un enfrentamiento, hiriéndola gravemente en el brazo izquierdo. A pesar de haber escapado con su jefe, alias Antonio Medina, fue finalmente delatada por un enfermero guerrillero que la atendía en Arauca.
Influencer de guerra
La historia de alias Yolanda es tan aterradora como reveladora de cómo la violencia se reinventa en la era digital. Vestida con uniformes pixelados y una estética cuidadosamente curada, esta joven construyó un personaje atractivo para los adolescentes: la guerrillera empoderada, libre, que hablaba de revolución y justicia social mientras sonaba música de moda de fondo.
Sus publicaciones no solo mostraban armas y campamentos en la selva, sino que romantizaban la guerra como un estilo de vida alternativo, especialmente para niñas y jóvenes de zonas rurales sin muchas oportunidades.
El contenido tenía una intención clara: atraer, seducir y reclutar. Según las autoridades, Yolanda celebraba públicamente en redes la llegada de nuevas menores a los campamentos, presentándolo como un logro personal.
La propaganda que difundía era parte de una estrategia de captación que combinaba imágenes seductoras con discursos de odio contra el Estado y promesas de poder dentro de la organización. En algunos casos, las adolescentes contactadas por redes eran engañadas con falsas promesas de protección o venganza ante abusos familiares o violencia doméstica.
Mano derecha de alias Medina
Más allá de su rol en redes, Yolanda era una pieza clave en la estructura del Frente 28. Actuaba como jefa de seguridad de alias Antonio Medina, uno de los cabecillas más temidos por sus múltiples extorsiones y actos de violencia en los departamentos de Casanare, Arauca y otras zonas del oriente colombiano. Coordinaba desplazamientos, protegía al líder en campamentos clandestinos y, además, dirigía a los sicarios encargados de ejecutar amenazas contra ganaderos y empresarios que se negaban a pagar las llamadas “vacunas”.
Este nivel de influencia y jerarquía dentro de las disidencias la convirtió en un blanco prioritario para las fuerzas del orden. Su captura no solo desmantela una parte importante del aparato operativo del Frente 28, sino que también abre nuevas líneas de investigación sobre el uso de redes sociales para fines de reclutamiento y propaganda armada.
Alias Yolanda ahora enfrenta cargos por terrorismo, rebelión, porte ilegal de armas y reclutamiento forzado de menores. Las autoridades buscan establecer cuántas niñas fueron llevadas a la selva bajo su influencia, cuántas vidas fueron marcadas por su contenido en TikTok y hasta qué punto otras estructuras armadas están replicando este modelo digital de captación.
La caída de esta “influencer de la guerra” deja en evidencia cómo el conflicto armado en Colombia ha encontrado nuevas formas de expresión en plataformas digitales, camuflado entre filtros, bailes virales y promesas de una vida distinta. El desafío ahora no solo está en los campamentos, sino también en los algoritmos.
En una época donde el celular es la ventana al mundo para millones de jóvenes, la guerra también aprendió a hablar su idioma.
