
A más de un mes del atentado que sacudió al país y dejó gravemente herido al senador y precandidato presidencial Miguel Uribe Turbay, su esposa, María Claudia Tarazona, ha revelado detalles estremecedores del estado en el que llegó su esposo a la Clínica Fundación Santa Fe. En una entrevista concedida al programa Los Informantes, la también politóloga rompió el silencio y compartió que el diagnóstico inicial fue contundente: muerte cerebral.
Un ataque que paralizó a Colombia
El 7 de junio de 2025, alrededor de las 5:00 p. m., la cotidianidad del barrio Modelia, en el occidente de Bogotá, se vio sacudida por un ataque armado que puso en jaque la estabilidad política nacional. Miguel Uribe Turbay, del partido Centro Democrático, recibió tres disparos, dos de ellos en la cabeza y uno en una pierna.
Ese día, las autoridades activaron protocolos de emergencia y, tras una primera atención en una clínica de Fontibón, el senador fue trasladado en ambulancia a la Clínica Fundación Santa Fe, una de las instituciones médicas más avanzadas del país.
El relato de una esposa en crisis
Durante la entrevista televisiva, María Claudia Tarazona recordó con dolor los momentos más angustiosos de ese día. “Iba sosteniéndole la cabeza a Miguel sobre mis piernas, el neurocirujano sostenía su cuello. Yo le suplicaba que no se muriera, que aguantara un poco más, que tenía que abrazar a nuestro hijo”, narró con la voz entrecortada.
Sin embargo, al llegar a la clínica, el pronóstico fue devastador: los médicos le informaron que Miguel Uribe no presentaba actividad cerebral, un diagnóstico clínico conocido como muerte cerebral, lo que equivale a una pérdida irreversible de todas las funciones del cerebro.
“Pregunté si se iba a morir y me dijeron que sí. Pregunté cuánto tiempo me quedaba y respondieron: ‘Es cuestión de horas’”, relató Tarazona entre lágrimas.
La despedida anticipada
Consciente de la gravedad del diagnóstico, María Claudia decidió preparar emocionalmente a su familia. Reunió a sus hijas y les pidió que grabaran mensajes de despedida para su padre, en caso de que no sobreviviera. En la Unidad de Cuidados Intensivos, le habló a Miguel como si aún pudiera escucharla.
“Le dije que ya había cumplido su propósito, que podía irse tranquilo, que fuera a buscar a su madre, Diana”, reveló. Diana Turbay, madre de Miguel, fue asesinada en 1991 tras un secuestro del cartel de Medellín, y su pérdida ha marcado profundamente la vida del senador.
La evolución médica: ¿Un milagro?
Pese a que el parte inicial era irreversible, la condición de Miguel Uribe comenzó a mostrar señales inesperadas de recuperación. En semanas posteriores, la Fundación Santa Fe emitió comunicados destacando una leve mejoría clínica, aunque siempre de forma reservada y sin mencionar el diagnóstico inicial.
Esta revelación de María Claudia pone en perspectiva el alcance real del estado crítico en que se encontraba su esposo. También explica el hermetismo de la familia durante semanas, marcado por la incertidumbre y la esperanza frágil.
El senador ha sido sometido a múltiples intervenciones neuroquirúrgicas, entre ellas una craniectomía descompresiva, realizada la misma noche del ataque. Este procedimiento, de alto riesgo, se aplica en casos extremos para reducir la presión intracraneal y evitar daños cerebrales mayores.
Un país en vilo
El caso de Miguel Uribe Turbay sigue generando una enorme expectativa pública. Su trayectoria como líder político, su precandidatura presidencial y su historia personal —marcada por la tragedia y la resiliencia— han convertido este atentado en un episodio que va más allá de lo judicial o médico: se trata de un evento que golpea el corazón de la democracia colombiana.
A día de hoy, Miguel continúa en la UCI. Aunque su condición sigue siendo crítica, María Claudia Tarazona ha reiterado que “todo lo que ha pasado desde ese diagnóstico ha sido un milagro”. Sus palabras, cargadas de fe y fortaleza, reflejan la lucha de una familia que se niega a rendirse.