Mujer denuncia que su expareja, un policía, la golpeó y le cercenó un dedo

Mar, 07/07/2020 - 17:09
La mujer, de 39 años de edad, le dijo a KienyKe.com que, a pesar de que hace más de un año interpuso la denuncia, no ha tenido una respuesta concreta por parte de las autoridades y el hombre sigue trabajando en la Policía Nacional.

KienyKe.com conoció el caso de Hilda Yenith Mesa, una mujer de 39 años de edad que denunció que su expareja sentimental, un miembro activo de la Policía Nacional, la insultó, golpeó y cercenó su pulgar de la mano izquierda en enero de 2019 en la ciudad de Bogotá. 

En diálogo con este medio la mujer aseguró que a hoy, 7 de julio de 2020, las autoridades no le han dado una respuesta efectiva a su situación. Indicó que, tan pronto ocurrió la agresión, denunció al sujeto ante la justicia por el delito de violencia intrafamiliar pero que, después de un año, el proceso no ha avanzado por “dilaciones de la defensa”.

La mujer mencionó que su expareja, a quien llamaremos Darío en este artículo, sigue trabajando en la Policía Nacional “como si nada hubiera pasado”. 

“Él sigue trabajando en la Policía a pesar de que en el proceso hubo un fallo de primera instancia que le establecía la inhabilidad a cargos públicos durante once años. Eso fue en febrero de este año. Yo envié hace como un mes un derecho de petición para saber qué es lo que ha pasado y me respondieron que yo no era parte activa del proceso y que por lo tanto no tenían por qué darme esa información”, afirmó.

Manifestó que teme por su vida y por la de los miembros de su familia y que no quiere que su caso quede en la impunidad. El proceso ya está bajo conocimiento de la Secretaría Distrital de la Mujer.  

El día de la agresión


Hilda Yenith comentó que todo ocurrió hacia las 8:00 de la noche del lunes 28 de enero de 2019 en un apartamento de la Policía Nacional ubicado en el barrio Gran Granada, en la localidad de Engativá. 

Según dijo, Darío la llamó ese día para que se reunieran en la residencia y así charlaran sobre su relación. Hilda Yenith comentó que, como ya había decidido darle fin a la unión, le respondió que solo tenían que hablar de los bienes en común y que, a pesar de que prefería que se encontraran en un lugar público, accedió a ir al apartamento porque “jamás pensó que algo malo le fuera a pasar”. 

La mujer señaló que, al llegar a la casa, Darío le pidió las llaves,  pero ella se negó y le solicitó que la dejara quedarse algunos días más ya que no tenía dónde dormir porque su familia no vive en Bogotá. 

“En ese momento comenzaron las agresiones.  Él se fue contra mí y sacó las llaves de mi bolso. Me cogió fuerte y me lanzó contra el suelo. Yo me caí al piso y me golpeé en la parte superior derecha de la cabeza, en la cadera y en el glúteo derecho. Después, me levanté e intenté quitarle el bolso, pero él me obligó a sentarme en el sofá, se sentó sobre mí y empezó a golpearme y a decirme vulgaridades”, contó.

Hilda Yenith indicó que, después de que el hombre le pegó varias veces en el rostro, ella intentó levantarse del sofá y dirigirse hacia el baño principal. Sin embargo, el sujeto la agarró de los brazos y le quitó el celular a la fuerza.

“Él me dijo que una ‘puta como yo’ no podía entrar al baño de su casa. Mientras me golpeaba, me decía que no me había regalado un celular de dos millones de pesos para que yo estuviera ‘zorriando’. Me quitó el teléfono y lo apagó para que yo no me pudiera comunicar con nadie”, narró. 

Escuche y conozca el testimonio de Hilda Yenith Mesa:

Mencionó que Darío la llevó hacia el cuarto principal y la agredió de nuevo. Señaló que, incluso, intentó bajarle los pantalones y, como no lo logró, comenzó a golpearla en sus partes íntimas.

La mujer señaló que, después, le dijo a Darío que la dejara ir a tomar agua a la cocina y que, en ese momento, sonó el celular de su hijo. Cuando lo intentó contestar, el hombre apareció detrás de ella y se lo rapó. 

“El me quitó el celular del niño y cuando lo fue a poner sobre el mueble, yo vi la oportunidad y salí corriendo por el pasillo. Él me empezó a gritar que ‘no iba para ningún lado’. Yo alcancé a abrir la puerta del apartamento y sobre el marco tenía mi mano izquierda. El pulgar de mi mano izquierda estaba en el borde de la puerta y entonces él se lanzó con toda su fuerza y la cerró. Ahí fue cuando me cercenó el dedo”, afirmó. 

Hilda Yenith aseguró que, al ver la sangre y el dedo colgando sobre la puerta, Darío le dijo que “no quería hacerle eso” y que la perdonara.

“El dolor era una cosa impresionante. Cuando él se dio cuenta me dijo que no quería hacerme eso, que había sido el diablo, que lo perdonara. Yo me devuelvo por el bolso para coger un taxi, pero él coge el bolso primero y me dijo que se iba conmigo. Tomamos un taxi hacia la Clínica El Contry”, indicó.

Denunció ante las autoridades 


Hilda Yenith aseguró que cuando llegaron al centro médico ella no fue capaz de decir que su expareja fue la persona que le cercenó el pulgar. Manifestó que tenía miedo y que en ese momento pensó que si contaba la verdad “lo iba a meter en un gran problema”. 

La mujer mencionó que cuando salió de la clínica decidió interponer la denuncia por violencia intrafamiliar y que, a hoy, el hombre ha cambiado de versión varias veces y ha dicho que “fue ella misma la que se golpeó, se quitó el dedo y trató de quitarse la vida”.

La mujer de 39 años de edad dijo que se atrevió a denunciar porque ya no tiene miedo. Además, aseguró que esa no fue la única vez que fue víctima de agresiones físicas y psicológicas por parte del intendente de la Policía, con quien sostenía una relación sentimental desde hace cinco años. Indicó que él le había sido infiel y que, siete meses antes, la empujó y la agarró del cuello.

Mujer denuncia que su expareja, un policía, la golpeó y le cercenó un dedo

Dijo que, después de la agresión, ha sufrido de una fuerte depresión debido a que siente que se ve diferente físicamente y que, por la pérdida de su dedo, no ha podido trabajar como lo hacía anteriormente. 

“He tenido unas crisis depresivas muy fuertes. Lloro constantemente y me siento muy diferente físicamente. Es una marca para siempre. Escondo mi mano porque no me gusta que la vean, me da pena y vergüenza. Esto también ha afectado mi trabajo, yo soy odontóloga y ponerme unos guantes y ver que mi mano queda sin un dedo es muy difícil. Hay procesos clínicos que ya no puedo hacer por culpa de esta agresión. La vida me cambió y yo solo quiero que se haga justicia”, finalizó.

 

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