La propiedad intelectual ¿un mito? ¿es realmente importante patentar?

Dom, 03/07/2016 - 04:02
Escrita por: Claudia Lucia Caro – directora General de PONS Colombia SAS

Hace unos años era inadmisible pensar en Colombia que a los resultados de la investigación se les viera
Escrita por: Claudia Lucia Caro – directora General de PONS Colombia SAS Hace unos años era inadmisible pensar en Colombia que a los resultados de la investigación se les viera como una oportunidad de ayuda real y concreta al desarrollo de la región y de la comunidad en general y menos como la base para crear un negocio rentable y sostenible. El papel de la Universidad era puramente académico y el beneficio de la investigación se buscaba por lo general a través de las publicaciones como un aporte a la ciencia y con ellas ya había una sensación de satisfacción del deber cumplido. Hoy, esa concepción ha dado un giro de alguna forma significativo, pues ya se piensa en términos de transferencia del conocimiento, de generación de empresas fruto del desarrollo tecnológico obtenido, como las Spin-off y de la relación Universidad- Empresa- Estado con investigación aplicada. Sin embargo el camino ha sido difícil por los obstáculos que suponen las relaciones entre actores tan diversos, la falta de competencias negociadoras de los investigadores y científicos, los costos de la protección, entre otros. En este escenario, tener una patente sin horizonte de mercado, que además genera gastos de mantenimiento y en el caso del sector público, obligación de dar rendimientos por ser la patente un activo, se ha convertido sin fundamento en un bien carente de sentido en un buen número de casos. APD kreab Y como consecuencia, la Propiedad Intelectual (PI) a la cual pertenecen las patentes, vuelve a tener un velo oscuro y a percibírsele como un problema sin sentido. Pues bien, desde nuestra experiencia es el momento de introducir cambios en la concepción de los proyectos tecnológicos para que desde su inicio o aun en etapa de desarrollo, se fijen estrategias de protección con miras a la transferencia o a la comercialización. Esto significa, a partir de la información que aportan las patentes, antes o después del desarrollo tecnológico, definir si realmente vale la pena patentar según sea el objetivo. Por eso se hace preciso determinar el potencial comercial, verificar qué evolución ha tenido esa tecnología, quiénes están trabajando en ella, cuáles son las tendencias, hay mercados? hay países preferentes para esa tecnología? Cuáles los clientes potenciales? Por otro lado, se hace necesaria una estrategia de protección de la patente misma que inicia cuando se redacta la memoria, pues el derecho recaerá sobre lo que conste en las reivindicaciones y hay casos en los que la negociación de una patente concedida no se cristaliza porque fruto de un Due Diligence de la tecnología, se identifica que la patente no tiene todo el alcance que tenía la invención sobre la cual se había negociado. Y continúa la estrategia con la presentación misma de la solicitud en los países que se hayan identificado como potenciales compradores. Las patentes tiene un lenguaje universal pero no por ello todos los países tiene un mismo modo de abordarlas, de manera que patentar en cada país requiere de conocer la práctica en cada uno y de un control muy estricto de los tiempos tanto para solicitar las patentes, como para cumplir los requerimientos del examinador oficial. Pero las patentes no son el único Derecho de Propiedad Intelectual (DPI) que requiera atención, al lado de ellas están los derechos de autor, como el derecho moral o de la paternidad de la obra que bien ejercido es el que reconoce públicamente el esfuerzo de un autor que merece ser mencionado e identificado. También juega un papel importante otro DPI que es la marca. Su función es diferenciar en el mercado a un producto o un servicio, no importa el sector. Es cierto que cuando se trata de un producto innovador dicha novedad es la que en un primer momento lo distingue en el mercado. Pero llegará el día en que nuevas tecnologías surjan para el mismo tema o que la patente termine su vigencia y entonces si el producto no tenía una marca, es decir un signo distintivo que lo identificara, mantenerse en el nuevo mercado va ser una gran batalla. Un ejemplo significativo es la pastilla VIAGRA ® marca registrada de Pfizer. Ya no está vigente la patente, todos pueden explotar la invención o el producto activo Sildenafil porque se volvió de dominio público. Y han surgido nuevas marcas que compiten con Viagra la cual se sostiene en el mercado con precios significativamente altos frente a su competencia, reportando resultados en ventas muy interesantes. En conclusión, no se trata de patentar por patentar. La PI no debe verse solo desde lo legal, pero sí desde la estrategia y una vez definida es mejor contar con la patente pues es la forma segura de lograr derechos de propiedad sobre la invención con miras a su transferencia o comercialización.
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