Diego León Hoyos es una biblioteca andante. No se le dificulta en absoluto recitar de memoria fragmentos de sus libros favoritos. Lo hace como si estuviera diciendo su nombre, como si su cerebro fuera una esponja que absorbiera para siempre las mejores letras de todas las novelas que han pasado por sus manos.
"Encontré a Melissa, pájaro perdido en el melancólico litoral de Alejandría, semiahogada y con el sexo roto, una frase del Cuarteto de Alejandría. Mi vida no habría sido tan plena sin los libros. Creo que una buena novela te da el privilegio de vivir una vida adicional", dice.
Y si la pudiera tener asegura que sería músico, pianista o quizá un chelista. Sin embargo, en esta vida, Diego León Hoyos eligió ser un 'asecine' (persona que se dedica a hacer cine), mientras que la vida lo eligió actor.
A las 6:30 de la tarde, mientras los últimos rayos de sol atraviesan los ventanales del salón Foyer en el Teatro Colón, Diego, con sus ojos azul cielo que proyectan una mirada cálida y cariñosa, recuerda como de adolescente mientras veía una de tantas películas en el Teatro Cádiz se levantó y con toda la fe y seguridad que encontró en sí mismo se dijo: "Quiero ser un asecine", quería ser director.
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Para ello estudió comunicación social en la Universidad Jorge Tadeo Lozano, a falta de escuelas de cine en el país, pensó que esta carrera le serviría como trampolín para cumplir su objetivo. Sin embargo, no tardó mucho en encontrarse con una pared de obstáculos que le demostraron que hacer cine en Colombia era más complicado de lo que creía.
"Tomé una decisión difícil en un país donde hacer cine es muy complicado, aunque con el correr del tiempo han salido películas fascinantes, proyectos de una óptica y calidad estética maravillosa. Sin embargo y lamentablemente, no me pude dedicar a ello".
Foto: Luisa Ardila / Kienyke
Pero esas no fueron penas. La vida le daría un cambio de 360 grados que lo conducirían por un nuevo rumbo, una nueva pasión. Un amor que duraría para toda la vida: la actuación.
"Yo no quería ser actor, no obstante y mi portentoso parecido con Robert Redford (bromea) yo no creí que tuviera posibilidad alguna, lo que quería era dirigir (...) pero fue aquí en este teatro hace 37 años cuando Kepa Amuchastegui y su mujer me convirtieron en actor.
Yo estaba haciendo un taller de actuación con Sebastián Ospina, no pensando en ser actor sino pensando en entender su naturaleza, cuando ambos me ofrecieron ser parte de la obra 'Rosencrantz y Guil-Destern han muerto'. Le dije a Kepa - ¿Estás loco?- Pero ellos me dieron toda la confianza para hacerlo".
Fue en ese momento cuando nació Diego León Hoyos, el actor. Afortunadamente para él y para nosotros que hemos amado profundamente todos sus personajes empezando por Serafín (Tentaciones) ¿quién no deseó un ángel de la guarda como él? Seguramente todos lo quisimos en algún momento.
"Me siento muy agradecido de haber hecho felices a los niños con Serafín""Siento el cariño de la gente cuando me saludan con efusión en la calle. Sin embargo, una vez no ocurrió así. Hace unos años en el aeropuerto El Dorado se me acercó una joven muy hermosa que llevaba consigo una aureola de tragedia, rodeada de una nube de tristeza enorme. Solo me dijo - Usted hizo feliz mi infancia- dio media vuelta y se fue. En ese momento entendí que mi personaje fue la única alegría de muchos niños que no tuvieron una infancia digna". [single-related post_id="726937"] Dice que además de Serafín, le gustaría que otros personajes como 'Alfredo', un jefe de redacción cansado pero con una gran ética en 'La alternativa del Escorpión' y María Leona Santodomingo de Quac: El Noticiero existieran en la vida real. Fue gracias a este último personaje que tuvo la fortuna de trabajar con una de las mentes más geniales del periodismo colombiano: Jaime Garzón. "Siento que le debo agradecer a la vida muchas cosas, pero una de las más importantes fue la de haber tenido la oportunidad de trabajar con una inteligencia y un talento tan luminoso como el de Garzón. Fue un ejercicio intelectual extraordinario. Además, en esos dos años y medio me he reído como nunca en mi vida. La risa es verdaderamente balsámica, remedio a todos los males". No está por demás decir que la muerte de Garzón fue un duro golpe para su alma. La muerte golpea siempre firme, fuerte, fría. También lo hizo cuando se llevó a su madre. Expresa siempre con su buen sentido del humor que "Hay tres cosas que demuestran que a Dios le caemos mal: el sida, el guayabo y que a uno se le muera la mamá o un ser querido. No queda más que darle gracias a la vida por haber vivido para conocer a esa persona".
Diego León Hoyos y la enfermedad del amor
Sentado de medio lado en la esquina de un sofá de terciopelo a rayas, con su brazo descansando sobre el espaldar, clava la mirada en el suelo por un instante, luego la sube para agregar "no hay que olvidar una pena de amor ¿verdad?". La tusa también tiene su espacio en su selecta lista de las peores cosas que le pueden pasar a un ser humano. A media sonrisa y con el peso sobre sus hombros de una vida bien vivida con sus encantos y desencantos, con la sabiduría que le han dado los años, remata: "No hay nada más digno de compasión que una persona enamorada. En esa situación uno es demasiado frágil porque el amor no es una sentimiento, es una enfermedad. Lo que es un sentimiento es el sexo que irremediablemente conduce a que uno se enamore. Un laberinto, sin fin."Creo que como casi todos los seres humanos, he derivado los momentos más felices de mi vida en el amor y también los más dolorosos".Paraliza su discurso en un silencio de unos tres segundos, retoma: "No hay nada peor que el divorcio, lo único peor que el divorcio es el matrimonio. El dolor de la tusa es profundamente enfermizo, uno no está sufriendo por el otro, uno sufre por haber sido rechazado. Es un golpe al autoestima. Si usted realmente quisiera a esa otra persona de una manera desinteresada y generosa lo único que le importaría sería su felicidad así sea con otro. Pero lo que no te permite superar la tusa es que te hayan tachado". [caption id="attachment_734150" align="alignnone" width="1024"] Foto: Luisa Ardila /Kienyke[/caption]