
Lo que comenzó como un romance de telenovela dentro de La casa de los famosos 2025 hoy parece estar atravesando su momento más incierto. Karina García y Andrés Altafulla, la pareja que conquistó al público con su carisma y química frente a las cámaras, estaría enfrentando un distanciamiento que ya no pasa desapercibido.
Durante semanas, las redes sociales de ambos estaban plagadas de fotos juntos, mensajes cariñosos y apariciones públicas que confirmaban que la pasión seguía viva más allá del reality. Sin embargo, en los últimos días, el silencio entre ellos ha sido más elocuente que cualquier declaración.
Todo comenzó cuando Karina García viajó a Bogotá para cumplir con compromisos profesionales, incluyendo una participación como presentadora invitada en el programa Lo sé todo. Aunque se mostró activa en sus redes sociales, brilló por su silencio respecto al cantante y ganador de dicho reality, lo que rápidamente encendió las alarmas entre sus seguidores.
En paralelo, el barranquillero también ha dado señales que han alimentado aún más los rumores de una posible ruptura. En sus recientes presentaciones, ha interpretado vallenatos cargados de melancolía y despecho, provocando la especulación de que estaría “entusado”. A esto se suma un mensaje que compartió en sus redes, lleno de gratitud, pero sin ninguna mención a la antioqueña:
“Quiero darles las gracias por todo el cariño que me brindan. Siempre levántense con el pie derecho, denle las gracias a Dios y empiecen a romperla”, escribió. Pero lo que más llamó la atención fue su enigmática frase final: “Hagan las tareas”.
Mientras algunos interpretaron estas palabras como un consejo motivacional, otros vieron en ellas una clara alusión a un momento de introspección y cambio personal, quizás alejado ya del vínculo con García.
Por su parte, la exparticipante de La casa de los famosos tampoco se quedó atrás en el lenguaje de las indirectas. En TikTok, publicó un video con un audio que no pasó desapercibido:
“No me he vuelto lesbiana porque amo la presencia fuerte, la voz, el perfume, el pecho y las manos grandes de esas porquerías.”
La frase, cargada de sarcasmo, fue interpretada por muchos como un dardo disfrazado de humor hacia una expareja, o al menos como un comentario sobre su situación sentimental actual.