Beto Jamaica: un cachaco bendito entre los costeños

Sáb, 29/04/2017 - 07:13
Colombia es un país exuberante; exuberante y de matices. Nos unen, lo que se podrían llamar, ‘valores comunes’, pero son también muchas las diferencias. Entre los habitantes de cada región hay
Colombia es un país exuberante; exuberante y de matices. Nos unen, lo que se podrían llamar, ‘valores comunes’, pero son también muchas las diferencias. Entre los habitantes de cada región hay caracteres propios, únicos, diferenciables. Eso, en alguna medida, ha influido en que haya cierto nivel de regionalismo, que en ocasiones cruza la delgada frontera del rencor. Otras, en cambio, la cosa se toma más por el lado de la jocosidad y ahí termina todo: en el chiste.  Y así es mejor. Una de las diferencias más marcadas es la de los habitantes de la región central, especialmente de Bogotá, y las personas de la Costa Caribe.
De los de la capital se dice que son duros, fríos, antipáticos, serios. Los de allá, los ‘costeños’ son la antítesis: extrovertidos, alegres, escandalosos.
Uno de esos costeños, quizás el más ilustre del mundo, escribió en sus memorias que “Bogotá era entonces una ciudad remota y lúgubre donde estaba cayendo una llovizna insomne desde principios del siglo XVI. Me llamó la atención que había en la calle demasiados hombres deprisa, vestidos como yo desde mi llegada, de paño negro y sombreros duros. En cambio no se veía ni una mujer de consolación, cuya entrada estaba prohibida en los cafés sombríos del centro comercial, como la de sacerdotes con sotana y militares uniformados. En los tranvías y orinales públicos había un letrero triste: ‘Si no le temes a Dios, témele a la sífilis’”. [single-related post_id="684754"] Una de las más obvias marcas de esa identidad caribe es el vallenato. Nació allá; se desarrolló allá; dónde más se escucha es allá. Y los festejaban con el Festival de la Leyenda vallenata. Durante 38 ediciones todos los Reyes vallenatos fueron costeños: de la Guajira, del Cesar, del Magdalena. Hasta que en 2006, en un hito histórico –sin exagerar– , y de esa ciudad “remota y lúgubre donde estaba cayendo una llovizna insomne desde principios del siglo XVI”, salió un Rey Vallenato.  Un cachaco en tierra de Costeños. Se llama Alberto ‘Beto’ Jamaica. Nació en Bogotá, el 3 de abril de 1965. Se inició en la música desde niño, primero con la guitarra y la guacharaca. Pero de pronto se interesó por ese instrumento mágico, el Acordeón. Tocó con varios grupos de renombre, más de música tropical que de vallenato, pero así se fue haciendo un nombre.: los Tupamaros, Taxi orquesta, Los Alfa 8, Guayaba, y en otra línea diferente, ha tocado también con la Orquesta sinfónica de Bogotá. El grabó, además, la banda sonora de la novela de Diomedes Díaz que hizo RCN. [single-related post_id="346409"] Su perfil dice “la noche del 30 de abril de 2006 la historia de la música vallenata se partió en dos. Los jurados de la versión 39 del Festiva de la Leyenda Vallenata determinaron que Alberto Jamaica era el nuevo soberano del acordeón. El principal reconocimiento radica en que desde que se creó este festival es la primera vez que un bogotano obtiene tan preciado título del folclor nacional REY VALLENATO. Beto, quien se inició tocando guitarra, caja y guacharaca; lleva más de 31 años tocando acordeón y ha participado en más de 50 producciones discográficas, con los Tupamaros la Orquesta Filarmónica de Bogotá D.C., Alfa 8, Taxi Orquesta, Grupo Guayaba, Luna Verde, entre otros. En conjuntos vallenatos ha hecho parte de la agrupación de Jairo Serrano, Pablo Atuesta, Penchy Castro, Alberto Fernández y Otto Serge, además a grabado más de 200 comerciales para radio y televisión, en este último medio se destaca la musicalización realizada para la novela Diomedes – El Cacique de la Junta. A diferencia de sus otros colegas en la música, ‘Beto’ Jamaica no habla con ese acento caribe, alegre y acelerado, sino con el propio todo de los ‘rolos’, lento y mesurado. Se ve, además, un poco más tímido, menos expresivo quizás. Pero agarra el acordeón y se transforma.  Canta, también, el son, con la melancolía propia de quienes, nacidos allá, lo llevan en la sangre. Porque la música es universal y el también, como ‘los de allá’ la carga adentro para todo lado. La letra de unas de las canciones con la que ganó, compuesta para él, dice: “Trajo Alberto Jamaica, si señor        de la tierra cachaca, su acordeón        Toca bien el vallenato            lo dicen en todo el valle         Hay rumores por la calle         que este año es el del cachaco”. ¿Cómo un ‘rolo’ se convierte en Rey Vallenato? “La música vallenata me nace del corazón –dijo Beto en una entrevista–. No tengo ningún familiar que tenga que ver con la costa. Desde que tenía tres años escuché música vallenata, me enamoré y quise ser músico, Me forjé un camino, tracé una meta, y gracias a Dios se ha dado”. [single-related post_id="645926"] Dice que llegó al acordeón por accidente. Desde niño ya escuchaba, en la radio sobre todo, los temas de Alejo Durán, Luis Enrique Martínez, Alfredo Gutiérrez, Aníbal Velásquez, Juancho Polo Valencia. “Yo me inicié cantando y tocando la guacharaca. Conformé una agrupación donde el acordeonero se equivocada mucho.
En el desespero de corregir en los ensayos, yo le decía enséñeme tal pedazo que es la que está fallando, y yo la tocaba. Después el acordeonero se fue y yo tuve que aprender”. Tenía 16 años.
Su primer acordeón propio lo tuvo a los 20 años. Pagó por el $75 mil pesos, a cuotas. Abonó $20 mil y luego, con su trabajo como obrero, pagó el resto. “Si la persona le pone el empeño, el cariño, y ensaya 2 horas diarias, en 6 meses ya podrá tocar alguito”. Enseña a tocar el acordeón. Quisiera que lo invitaran un día a tocar, no sólo con los mejores del género, de su género, sino con otros ritmos diferentes: pop, baladas, rock incluso. Lo haría de todo y lo haría bien. Es un músico integral.  
Más KienyKe
En Colombia, una fecha que debería estar marcada por el amor, la gratitud y la celebración familiar se ha convertido, paradójicamente, en uno de los días más violentos del año.
Conozca cómo puede solicitar la visita y encuesta del Sisbén.
El papa León XIV ofició misa este domingo junto a la tumba de San Pedro, situada en las llamadas Grutas Vaticanas.
Los estafadores pueden utilizar prefijos internacionales a la hora de hacer de las suyas, conozca el listado.
Kien Opina