
La Catedral, la lujosa cárcel de la cual se fugó Pablo Escobar el 21 de julio de 1992, es solo un parque de diversiones si se compara con esta cárcel venezolana. Esta es Disney World.
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Discoteca, banco, una piscina, un centro hípico, un gimnasio, un zoológico y una variedad de restaurantes. Esta no es la referencia de un lujoso club; lo anterior, según reseña el portal venezolano Runrunes, es lo que se puede encontrar en el Centro Penitenciario de Aragua, conocido como Tocorón, en Venezuela.
La denuncia del portal es escandalosa, según dice, en su interior también hay un"centro hípico, banco, piscina, gallera, restaurantes, campo de béisbol, bodegas, gimnasio, tiendas de ropa, cancha de futbolito y baloncesto, y hasta un zoológico de contacto -que entre sus animales más preciados tiene dos ponies".
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En el lugar mandan los presos. Los "pranes", como llaman a los líderes de la cárcel, son los amos y señores. Con sus actuaciones retan a la Guardia Nacional Bolivariana (GNB). "La falta de cemento y cloro, el costo de las baldosas y otros insumos no fue impedimento para que trompos y otras maquinarias de construcción trabajarán al ritmo que marca el dinero que mueven los 'pranes'", reseña Runrunes.
Y el colmo: "Los visitantes de Tocorón también consiguen tiendas de ropa y bodegas en las que no hay colas ni escasez de productos, como en los abastos Bicentenario. “Aquí adentro se pueden comprar compotas, pañales, toallas sanitarias, champú, detergente, jabón de baño o lo que quiera”, dijo el familiar de un recluso, que prefirió no dar su nombre".
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Foto: Runrunes. La discoteca de los presos en el Centro Penitenciario de Aragua
El portal venezolano sugiere que hay corrupción. Los presos tendrían comprados a los guardias que no entran a lugares a los que no se les está permitido, como el estadio. "En el estadio con frecuencia se realizan campeonatos de softbol y béisbol, con la participación de equipos externos femeninos y masculinos. No se sabe quién autoriza el ingreso. Pero estos visitantes reciben un trato especial. No son requisados y solo les piden mostrar las cédulas de identidad. Luego son escoltados por presos armados hasta al final de las extensas instalaciones del penal, reveló un visitante", en diálogo con Runrunes.
De la denuncia que publicó el portal venezolano en 2015, hace eco El País de España. El diario español hace referencia a un enfrentamiento entre los presos y los guardias que impidieron que materiales de construcción entraran a la cárcel.
"Uno de sus lugartenientes (del jefe del penal conocido como Héctor Guerrero Flores, El niño Guerrero) subió armado a lo alto del centro, a ilustrar la exigencia de su jefe: el material debe entrar. La Guardia Nacional exhibió sus armas y tanquetas mientras removía los kioscos de venta de comida ubicados frente a la entrada del penal. En ese momento decidió someter a una requisa a las personas que visitaban a sus familiares. Los presos interpretaron esas medidas como un desafío a su autoridad. La imagen recordaba a dos perros enseñándose los dientes", narra El País que indica que "nueve de los 53 penales que existen en Venezuela están en manos de los internos".
Esta cárcel es una de esas nueve cárceles de Venezuela donde el Estado se limita a vigilar el perímetro y deja en los presos la responsabilidad de procurarse todo lo demás: desde comida a drogas y armas.
El estilo de vida de los presos, según El País, concuerda con las excentricidades del penal. "No hay días ni horas de visita establecidos y los presos pueden vivir con sus familias siempre que estén autorizados por el Pran", reseña el medio español.
“Nosotros estamos presos, sí, pero nadie nos puede prohibir que vivamos como personas dignas”, dicen los presos.
En el Tocorón suceden cosas que parecen sacadas de una película de ficción. Adentro se puede encontrar un banco.
"Este establecimiento financiero, de reciente funcionamiento, opera en una casita de tablas. Está custodiada por dos hombres que portan armas largas. En la puerta hay un aviso, hecho en papel bond blanco, en el que claramente se leen los números de cuentas de varios bancos", dijo Runrunes en 2015.
En las cuentas que señala el aviso, los familiares de los presos deben consignar semanalmente un dinero para que sus familiares tengan derecho a permanecer en el penal. "El dinero es movilizado a través de transferencias electrónicas. A falta de cajeros automáticos, los parientes depositan en las cuentas de los 'pranes' (...) Adicionalmente el banco de Tocorón presta dinero a los privados de libertad con un cobro de intereses semanales que oscila entre 10% y 20%, dependiendo del monto y del lapso de pago del total recibido", dice Runrunes.
Las cuentas que hace el portal son claras, según dice, con la renta que pagan los presos semanalmente, se podría comparar un lujoso apartamento en una de las zonas más exclusivas de Caracas.
Hay más negocios. Los pranes cobran una renta a los dueños de los restaurantes del lugar. "Algunos de los restaurantes tienen aire acondicionado y otros están al aire libre; los mesoneros suelen ser los presos “evangélicos”. Otras fuentes de ingreso para los “pranes” son las famosas fiestas y los conciertos, con artistas nacionales e internacionales, que se llevan a cabo dentro del penal para celebrar fechas especiales, como el día de la madre, del padre, del niño o navidad y año nuevo. Estos eventos aportan recursos por venta de licores y drogas".
¿Quién mandan en Centro Penitenciario de Aragua?
En el penal, en cual permanecen unos 7 mil reclusos, manda, según el medio venezolano, Héctor Guerrero, alias “El Niño Guerrero. Se hizo famoso en 2012 por supuestamente fugare con la ayuda de su exnovia Jimena Araya.
"Un año después fue recapturado. Actualmente hay versiones de que la administración de Tocorón está en manos de tres reclusos o exreclusos, cuyas identidades se mantienen en secreto. Durante la toma militar del sector San Vicente se vinculó con el control del penal a un hombre llamado Johan José Romero, apodado “Johan El Petrica”, quien también sería líder de una organización delictiva denominada “tren de Aragua”.
El relato que presenta Alfredo Meza, en su crónica en El Pais, es sorprendente. El periodista cuenta que cuando acudió a la cárcel, un hombre en moto lo recogió. "Se veían motos de alta cilindrada —muchas motos— y hombres armados caminando en el patio de tierra".
"Me dijo que se la habían asignado. De pronto todas las denuncias sobre el alarmante robo de coches y motos en la zona central del país, y que nunca más aparecen, cobró sentido. Tocorón se traga para siempre todo lo que traspasa sus puertas".
Runrunes habla de esto, presenta el testimonio de un hombre al que le robaron su camioneta. Luego lo llamaron y tuvo que ir hasta la cárcel para pagar el rescate del vehículo.
“Nosotros estamos presos, sí, pero nadie nos puede prohibir que vivamos como personas dignas”, dice uno de los presos.
