Ecofiwi: un sueño florecido en los manglares de San Andrés

Dom, 31/01/2021 - 10:11
Carmen Viloria, su esposo y su hija, son los creadores de Ecofiwi, una empresa de ecoturismo ubicada en San Andrés que ofrece recorridos en kayak transparentes por los manglares de la isla.

Ecofiwi es una empresa ecoturística familiar ubicada en San Andrés. Es el sueño hecho realidad de una familia promedio de la isla que un día se propuso una idea completamente innovadora en materia turística y hoy es todo un éxito. 

La familia, conformada por Carmen Viloria, Víctor Sepúlveda y la hija de la pareja Tammyth Yalena, se convirtió en un equipo inseparable que luchó por años para crear su propia empresa y generar empleo para los raizales. Tras muchos esfuerzos y sacrificios, hoy Ecofiwi es un referente de ecoturismo en San Andrés.

El origen de la familia Viloria Sepúlveda

 

Carmen Viloria es oriunda de Cotorra, Córdoba, pero una buena parte de su corazón pertenece a San Andrés, la coqueta del Caribe, que desde hace 23 años la acogió y se convirtió en el lugar donde ha cumplido sus sueños. 

Su vida no ha sido fácil. Llegar tan joven y sin experiencia a un lugar completamente desconocido es toda una hazaña, pero a Carmen nada le queda grande, ni trabajar como cajera sin saber nada de la materia, ni sustentar una familia y hasta una empresa que apenas empezaba. 

Cuando llegó a San Andrés, Carmen era una joven soltera. Decidió irse a la isla porque varias amigas la convencieron de que allí encontraría excelentes ofertas laborales y podría conseguir lo que en Córdoba era muy difícil, estabilidad económica. 

Con un mundo de sueños en una pequeñita maleta, Carmen, de 22 años en ese entonces, agarró rumbo hacia San Andrés. Allá la esperaban sus amigas quienes le iban a brindar techo y comida mientras la joven conseguía un empleo. 

Cuenta que no tardó mucho en conseguir trabajo. Incluso en un solo día la llamaron de dos lugares distintos. Una de las ofertas era para emplearse como cajera en una pizzería, pero para ese cargo era necesario saber manejar la caja registradora, algo de lo que Carmen no tenía ni idea.

Aún sin saber cómo manejar el aparato, cuando le preguntaron si lo había hecho antes, con total seguridad dijo que sí y se quedó con el trabajo. Luego dice que llegó un ángel, un mesero que la vio preocupada mirando fijamente la caja y descubrió que no sabía cómo manejarla.

El hombre la tranquilizó y le aseguró que, aunque no era experto, le enseñaría lo que necesitaba para desarrollar sus labores de cajera. 

A Carmen no le quedó grande la tarea y en menos de nada se volvió experta en códigos y manejo de la caja. Era tan juiciosa y entregada al trabajo, tenía tantos sueños por cumplir, que incluso cuando terminaba sus labores ayudaba a los otros empleados en diferentes trabajos. Ella quería hacerse notar y lo logró. 

El inicio de un sueño

 

Con el paso de los años y aunque la pizzería cambió de dueños, Carmen siempre se destacó y para el año 1994, cuando ya tenía 30 años, había escalado y era supervisora. Ese año conoció a Víctor, que llegó a la pizzería en busca de trabajo pero consiguió más que eso.

Tras varias salidas e innumerables detalles, Víctor y Carmen iniciaron una relación. Posteriormente ella quedó embarazada y Víctor le propuso vivir en un sector donde solo hubiera raizales. Él quería que su hija se criara en la cultura, costumbres y lengua propios de la isla.

La pareja se mudo a un sector conocido como Punta Azul. Allí nació su hija Tammyth Yelena Sepulveda Viloria, estuvieron ahí durante 17 años y la niña, por su puesto, creció como su papá quiso, rodeada de raizales y hablando creole.

Sostén de toda una familia

 

Tammyth sacó la verraquera de sus papás. En cuanto terminó el colegio ingresó al Sena donde presentó un proyecto de emprendimiento, que en caso de resultar llamativo, recibiría un incentivo económico para ponerlo en marcha.

Ecofiwi era una idea de turismo ecológico en la isla que Tammyth y su padre Víctor tenían en mente. El proyecto nació del amor de padre e hija por las especies marinas y los manglares de San Andrés.

Según Carmen, Víctor siempre le inculcó a su hija el amor y la curiosidad por el mar y todo lo que allí habitaba, eso los llevó a querer ofrecer a los turistas actividades completamente diferentes a las que son tradicionales en la isla. 

Mientras Tammyth sacó adelante el proyecto y recibió el incentivo económico, su padre se capacitó para poder brindar recorridos guiados de una manera más profesional. Finalmente, la familia alquiló un terreno en la vía San Luis, cerca al Manglar Old Point, y allí ubicaron el punto de atención y el lugar desde donde parten los recorridos. 

La idea era brindar recorridos en kayaks por el Manglar Old Point. Pero no cualquier recorrido, los kayaks debían ser transparentes para que los turistas pudieran observar el fondo del mar y toda la biodiversidad del lugar. Víctor sería el guía por sus conocimientos y experticia en el tema. 

Kayak transparente

Antes de poner en marcha el proyecto, la familia, con ayuda de niños voluntarios, hicieron una limpieza profunda en el manglar. Carmen cuenta que el lugar parecía un basurero y entre los residuos que sacaron del sitio habían hasta colchones, entre otros muchos desechos.

Finalmente y tras varios meses de arduo trabajo, consiguieron todos los permisos para inaugurar Ecofiwi. Inicialmente adquirieron dos kayaks y con eso empezaron a abrirse camino en el mundo del ecoturismo. Pero el hecho de abrir no significó un éxito inmediato sino más bien un salto de fe. 

Iniciar un emprendimiento no es fácil y los frutos casi nunca se ven de inmediato, más bien hay que hacer bastantes esfuerzos e inversiones para que el proyecto salga avante. Eso fue lo que sucedió con Ecofiwi: mientras Víctor y Tammyth diariamente buscaban turistas para dar a conocer su idea, Carmen seguía trabajando en almacenes de San Andrés para que tanto la familia como la idea de negocio tuvieran de dónde sostenerse. 

Un toque inigualable que sumó al éxito del negocio

 

Poco a poco el esfuerzo de la familia Sepúlveda Viloria fue arrojando frutos. Ecofiwi empezó a ser más conocido y un plan imperdible para los amantes del ecoturismo que llegaban a la isla. Gracias al trabajo de muchos años, la familia decidió que era momento de que Carmen dejara su trabajo y también se dedicara al negocio. 

La mamá, esposa y columna vertebral de la familia dejó las cajas registradoras para preparar deliciosas comidas tradicionales en Ecofiwi. Entre los paquetes de recorridos que esta empresa ofrece a los turistas está la degustación de la comida tradicional de San Andrés y Carmen es la encargada.

Fruta de pan, galletas de mantequilla, trocitos de pescado y jugos naturales son los alimentos con los que Carmen diariamente recibe a los turistas que llegan a Ecofiwi. Esos alimentos se consiguen en toda la isla, pero sin duda, ninguno sabe como los que prepara Carmen; ese toque de amor que ella les pone es inigualable.

El calor de hogar que Carmen le aporta a Ecofiwi es notorio y una de las cosas que los turistas más resaltan del sitio. Por supuesto que los recorridos en kayak transparente son algo increíble, pero el toque  hogareño de Carmen hace que quien va una vez quiera regresar y además recomiende el lugar. 

Gracias a eso, Ecofiwi ha crecido tanto en los últimos años que, antes de la llegada de la pandemia, la familia ya había generado varios empleos, todos ocupados por raizales, pues emplear a la gente de la isla siempre fue prioridad para familia.

La llegada de la pandemia significó un reto enorme para los dueños de Ecofiwi: tuvieron que suspender los empleos pues la isla dejó de recibir turistas por muchos meses. Tammyth se dedicó a vender pescado para que su familia tuviera un sustento y Víctor, con su genialidad, reformó todo el lugar con mecanismos creados por él para cumplir con las normas de bioseguridad. 

Ecofiwi

De manera artesanal Víctor creó dispensadores de gel antibacterial, creó un mecanismo en los baños para evitar que las personas toque las puertas o la llave del lavamanos y al tiempo creó los protocolos de desinfección de todo el material que usan en los recorridos. 

Con la reapertura de la isla a finales de 2020 la familia retomó las labores en Ecofiwi y, aunque el número de turistas que llegan a la isla disminuyó considerablemente con respecto a lo que sucedía antes del cierre, siguen trabajando para brindar seguridad a quienes los visitan y de esa manera alcanzar una vez más el éxito.

Creado Por
Michell Figueroa
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