El as bajo la manga de Caracol Radio

Lun, 15/08/2011 - 15:00
El miércoles 20 de septiembre de 2006, en la sede de las Naciones Unidas, en Nueva York, un centenar de los reporteros más importantes del mundo esperaba la aparición

El miércoles 20 de septiembre de 2006, en la sede de las Naciones Unidas, en Nueva York, un centenar de los reporteros más importantes del mundo esperaba la aparición de Hugo Chávez Frías. Todos querían ponerlo a hablar porque el día anterior el presidente de Estados Unidos, George W. Bush, había criticado al mandatario venezolano. A la 1.30 p.m. se regó el chisme que Chávez ya había entrado al recinto. Nadie pudo conseguir la primicia de entrevistarlo antes de su discurso. Los reporteros decidieron esperar a que el mandatario finalizara su intervención para tratar hacerle un par de preguntas.

A las 2.30 p.m. se hizo el anunció. Chávez apareció vestido de civil. La vocera de las Naciones Unidas lo presentó: “Su eminencia, Hugo Chávez Frías”, dijo. Entonces, Chávez tomó el micrófono y se fue lanza en ristre contra el “Imperio”. Cuando iba en el segundo renglón de su discurso, empezaron a oírse ruidos de protesta:“¡buuuhhh!”, era el grito que llenaba el recinto cada vez que el venezolano insultaba al gobierno de Estados Unidos. Palabras más palabras menos, Hugo Chávez dijo que Bush era la cabeza del “eje del mal”, lo acusó de doble moral, de causante del fin del mundo y de querer esclavizar al planeta entero. Pero lo que más retumbó en las paredes del recinto y en los medios del mundo fue su primera sentencia:

—Ayer estuvo el diablo aquí, en este mismo lugar. ¡Huele a azufre todavía esta mesa donde me ha tocado hablar! Ayer, señoras, señores, desde esta misma tribuna estuvo el señor Presidente de los Estados Unidos, a quien yo llamo “el Diablo”.

Con aquellas declaraciones, los reporteros sabían que desde ese momento iba a ser imposible hablar con el Comandante Chávez. Después de semejante insulto, Chávez iba a salir más escoltado que nunca. Los reporteros lo esperaban en la salida principal. Tan solo uno de ellos, el joven periodista de 26 años Diego Senior, corresponsal de Caracol Radio, pensó que tal vez los venezolanos lo sacarían por otra puerta. No se equivocó.

Senior con 31 años ha entrevistado a personajes de la talla de Henry Kissinger hasta el cantante Bono de U2.

Chávez estaba rodeado por veinte escoltas que le abrían el paso. Sin miedo, Senior se detuvo frente a ellos y comenzó a gritar entre empujones y sacudidas: “¡Señor Presidente, una entrevista para Colombia, una entrevista para Caracol Radio!”. Cuando uno de los hombres más grandes del séquito se alistaba para sacar del camino al delgado muchacho, una voz resonó: “déjenlo, es un amigo colombiano, déjenlo hacer dos preguntas”. La voz no era de Chávez sino del Canciller de Venezuela, Nicolás Maduro, quien días antes había simpatizado con el inquieto periodista. Mientras caminaban a paso apurado, Senior le preguntó a Chávez si iba a volver a Estados Unidos, si su discurso era una advertencia de su gran poder, y cómo estaban las relaciones con el entonces Presidente de Colombia, Álvaro Uribe. El joven reportero había logrado capturar con su grabadora las palabras que cientos de periodistas anhelaban tener.

Sólo en el momento que Senior apagó la grabadora y dejó que el séquito siguiera su camino, se dio cuenta de lo que había logrado. Se había graduado por segunda vez como periodista, pero esta vez en la realidad del terreno.

Diego Senior nació en Bogotá el 10 de julio de 1980. Es hijo de Connie de Senior y de Alfonso Senior, quien lo concibió a los 68 años de edad. Alfonso fue conocido por haber sido el más importante dirigente del fútbol colombiano. Senior padre logró que en 1978 la FIFA nombrará a Colombia como sede del campeonato mundial de 1986. Pero en 1983 el Presidente Belisario Betancourt detuvo el maratónico trabajo de Senior y del expresidente Turbay Ayala al cancelar el mundial aduciendo que Colombia se encontraba en una crisis hospitalaria y se necesitaban construir más hospitales y menos estadios.

Diego recuerda que un día, muy niño, por esa curiosidad periodística que siempre lo había invadido, le preguntó a su papá por qué y cuándo había sido la última vez que había llorado. Alfonso, entonces, le contó que había sido el 31 de marzo de 1952, en España. Alfonso y otros dirigentes del equipo capitalino, Los Millonarios, habían logrado llevar al equipo para enfrentarse contra el mítico Real Madrid. Senior estaba viendo el partido en el palco junto al propio Santiago Bernabeu, en el estadio que llevaba su nombre. El fútbol de Colombia pasaba por el mejor momento. Era la época conocida como “El Dorado”. Senior había armado el mejor equipo de la década con Adolfo Pedernera, Néstor Raúl ‘Pipo’ Rossi y Alfredo Di Stéfano, entre otros. En un partido inolvidable, Millonarios le ganó al Real Madrid por 4-2.

Cuando Bernabeu le dijo a Senior que tenía el mejor equipo del planeta, éste último comenzó a llorar como si hubiese ganado la copa del mundo. Alfonso Senior murió a los 92 años, el 25 de enero de 2004, justo cuando su hijo llegó a Caracol Radio.

Diego se graduó del Colegio Gimnasio los Cerros. Siempre se interesó por escribir bien y aprender inglés. Como su madre era Supernumeraria del Opus Dei, se inclinó por estudiar Comunicación Social y Periodismo en la Universidad de la Sabana. Por su promedio de 4.2 en toda la carrera, un amigo lo recomendó para hacer las prácticas profesionales en Gravitas, una agencia de estrategias de comunicación que manejaba proyectos de alta envergadura. En su paso por la agencia, absorbió todo el conocimiento que pudo del gran árbol de la sabiduría, como llamaban a Miguel Silva, el presidente de la compañía. Senior describe a Silva como un genio para las estrategias, alguien que toma un proyecto y no lo deja hasta terminarlo.

Con una hoja de vida extraordinaria Senior ahora pasó de la reportería a hacer parte del equipo que desarrollará las nuevas estrategias del coloso de la radio colombiana.

En la mitad del año 2004, sólo y sin recomendaciones, pasó su hoja de vida a Caracol Radio. Fue aceptado en el equipo de redacción de Yolanda Ruiz: directora por aquellos días del servicio informativo de la cadena. Desde esa época acostumbró a levantarse a las 4:30 de la mañana para llegar a las 5.00 a.m. a las instalaciones de la emisora que quedaba en Paloquemao. El periodista se le medía a producir lo que fuera. Como hablaba inglés, los productores le comenzaron a encargar la traducción de textos y la revisión de la franja internacional. Nunca tuvo quejas. Once meses después, a principios de mayo de 2005, en un consejo de redacción Yolanda Ruiz preguntó si alguien conocía a un buen periodista que ejerciera como corresponsal en Nueva York. El plan de la cadena era internacionalizarse y aprovechar la cantidad de historias mundiales que ofrecía esa ciudad. Sin temor, Senior levantó su mano y entre chiste y chanza propuso su nombre para ir a Nueva York. La reunión terminó y cada uno se fue a su puesto de trabajo. Un par de horas más tarde, Yolanda lo mandó a llamar a su oficina y le dijo que no le parecía descabellada su idea, que se fuera a probar un par de meses.

El miércoles 25 de mayo de 2005, Diego Senior arribó a Nueva York, alquiló una habitación en un suburbio llamado Whitestone, al norte de Queens, donde no aguantó más de tres semanas por la lejanía con el centro de la ciudad, Manhattan. Por suerte consiguió un buen domicilio en Sunnyside, Queens.  Entonces iniciaron sus jornadas de trabajo: buscar crónicas urbanas de latinos y colombianos con historias particulares para contarlas en los tres minutos que le daba Darío Arizmendi. Todos los días revisaba los más importantes diarios de las dos costas y los ineludibles Wall Street Journal, USA Today, Los Angeles Times, New York Times y Washington Post, y cuando era necesario, comentaba lo más importante del acontecer mundial.

Seis días después de haber llegado a los Estados Unidos, el 31 de mayo de 2005, por casualidad, y como iluminado por la pasión de su padre, se le apareció su primer entrevista en exclusiva con una figura internacional, el jugador de fútbol Michael Owen. La estrella del equipo inglés había llegado a jugar un partido amistoso frente a la Selección Colombia. Senior fue a cubrir el evento para hacer una nota corta, ya que el deporte no era su fuerte. Al bajar a los camerinos, vio que algunos periodistas estaban haciendo una hilera en una oficina custodiada por policías. Diego se acercó y preguntó para qué era la fila. Un colega gringo le dijo que era para entrevistar a Owen, pero que para hacerlo era necesario estar inscrito. Diego no se amilanó y al no ver ningún periodista colombiano, hizo la fila, entró, se sentó frente al futbolista, prendió su grabadora de cassette y le hizo tres preguntas a aquel jovencito ingles que le acababa de marcar tres goles a la selección colombiana. Desde ese día empezaba a brillar el nombre de Diego Senior por su perseverancia y gran suerte.

Diego con Edgardo, su hermano mayor quien tiene 74 años, un hombre que perfectamente podría ser su abuelo.

En 2006, las directivas de Caracol Radio le encargaron la misión de cubrir los primeros encuentros del tratado de libre comercio (TLC) entre Colombia con Estados Unidos. Asimismo le facultaron el cubrimiento pleno de los temas políticos en la Asamblea General de las Naciones Unidas con sede en Nueva York. Senior sabía que el edificio de 38 pisos, situado en la parte oriental del Midtown de Manhattan, sería un sitio ideal para conseguir las mejores entrevistas de su vida. Y así fue. En seis años de trabajo tuvo la oportunidad de interrogar a personalidades de la talla de Bill Clinton, Ban Ki-moon, Hugo Chávez, Donald Trump, Bill Gates y Bono entre muchos otros.

Pero entre sus entrevistas más recordadas está una que realizó en el aeropuerto de Beijing luego de que por equivocación las autoridades chinas lo ubicaran en la sala VIP del terminal, después de cubrir junto a César Augusto Londoño los juegos olímpicos de 2008. Senior oyó una voz conocida y, al voltear su mirada, se encontró con la presencia del legendario Henry Kissinger. Se levantó, prendió su grabadora, se presentó y le lanzó un par de preguntas que, con voz ronca y no muy gustoso, contesto el exsecretario de Estado de Richard Nixon y Gerald Ford.

Senior también aprovechó su tiempo en los Estados Unidos para realizar una maestría en Relaciones Internacionales & Desarrollo de Medios en la prestigiosa universidad New School. Allí conoció un poco más de las estrategias de comunicación que ejercen las compañías mediáticas más importantes del mundo. Sus amigos cuentan que en sus días libres se sometía por completo a la lectura de las obras de autores contemporáneos como Haruki Murakami, Paul Auster, Philip Roth y Hunter S. Thompson. Las fiestas los fines de semana en Manhattan también hacían parte de su vida social. Aunque no toma mucho alcohol, sus amigos más cercanos cuentan que cuando hay que bailar, baila; cuando hay que cantar en un karaoke, canta, y cuando hay que ventear el carbón en un asador, lo hace.

Un día, mientras estaba en Nueva York, el teléfono de Senior sonó. Era Ricardo Alarcón, el presidente general de la cadena Caracol Radio. Lo llamaba para decirle que lo necesitaba de regreso en Bogotá. Alarcón le propuso un trabajo que iba más allá de la reportería, la redacción y la presentación periodística. Sería una especie de asesor en comunicaciones para desarrollar nuevas estrategias y potencializar al máximo la compañía. Diego consultó con sus más cercanos amigos y aceptó.

Hoy, Diego Senior, de apenas 31 años, que viste chaqueta de cuero, camisetas roqueras, jeans negros y botas de plataforma, está en Bogotá. Llega todas las mañanas a las instalaciones de Caracol Radio en bicicleta. Entra y con una gran sonrisa empieza a saludar al portero, las aseadoras, los vigilantes, las secretarias y los periodistas. Se dirige hacia el sexto piso, llega a su oficina de puertas de vidrio, que queda a sólo diez pasos de la oficina del presidente de la compañía, y se sienta a trabajar como el nuevo Asesor Adjunto de la Presidencia de Caracol Radio.

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