Elio Gutiérrez ha sido un hombre de suerte. Nació en Pilatos, un pueblecito de Pinar del Río, pero creció hasta los cinco años en Consolación del Sur, donde su papá trabajaba como carpintero. Su horizonte de precariedad en la isla cambió cuando la familia se enteró de la oportunidad que se abría cuando Fidel Castro tuvo que aceptar, por la presión internacional, la salida desde el puerto de Mariel de tres barcos llenos de cubanos con rumbo a Miami. “Era el momento para salir de aquel infierno”, dice.
Después de un largo camino a pie, en buses y camiones los Gutiérrez lograron embarcarse y formar parte del grupo de 10 mil cubanos que entre mayo y octubre de 1980 salieron de la isla apoyados por cubanos-americanos residentes en Miami. Los emigrantes se conocieron como ‘los marielitos’. Fue el último éxodo masivo de cubanos porque la reacción de Castro fue el cierre de fronteras y el apretón de los controles internos en la isla. Volver a salir se convirtió en una odisea imposible.
Elio tiene vivos los recuerdos de un niño de cinco años: “Permanecimos cinco días en el puerto de Mariel hasta que nos montaron en un bote que se llamaba El Cuñataí y en unas horas ya estábamos en Cayo Hueso. Mi hermano gemelo Delio y yo lo disfrutamos enormemente. Fue todo una aventura. Había tanta gente y de esa gente emanaba una energía y una euforia tan grande que era totalmente contagiosa”.
Cada dos semanas, Elio Gutiérrez le prepara un menú cubano a la realeza.
Con un trabajo en McDonalds, el padre consiguió los primeros dólares. Pero su sueño de ser un gran ebanista lo llevó lejos y hoy es dueño de Gutiérrez Baby Cribs, una empresa que produce cunas para bebés de maderas preciosas, talladas a mano. Pequeñas obras de arte para un exclusivo mercado, que compra a precios astronómicos figuras de Hollywood como Angelina Jolie.
Los sabores marcaron la vida de Elio en Miami, con un gusto especial por las frutas de estación, los vegetales, los higos y los dátiles. Así que cuando terminó el bachillerato, viajó a Boston a estudiar en el Cordon Bleu. Conoció entonces a Martita Hunter, una argentina de padres ingleses con quien se casó y quien le abrió las puertas de Europa. Su nueva escala sería la Royal Academy of Culinary Arts de Londres, donde obtuvo su título de máster chef de cocina. Se estrenó como chef del restaurante londinense Great Expectations, cuyos propietarios, un par de ingleses con mundo y conocedores de distintas gastronomías, quisieron montar una carta original. Conocían La Habana y le pidieron a Elio que incorporara al menú platos criollos. Ese fue su nuevo golpe de suerte.
Un día llegó a comer el Duque de Rutherford-Leigh y pidió ropa vieja, congrí y yuca frita. Un plato de la comida diaria cubana que el Duque encontró novedoso, exótico y delicioso. Le gustó tanto la ropa vieja, que pidió conocer al chef. Se convirtió en un cliente asiduo que llegaba con amigos y acordaba el menú previamente con el chef. Un año después de ser un comensal permanente de Great Expectations, el Duque llamó a Elio para informarle que había una vacante de máster chef en el Palacio de Buckingham y que lo había recomendado. “Me pidieron que elaborara un menú típico cubano. Les pedí una semana mientras mi hermano Delio me enviaba los ingredientes de Miami. Sorprendí a la familia real una soirée cubana y quedé ese mismo día contratado”, cuenta Elio.
En el Palacio de Buckingham hay 25 máster chefs que ofrecen menús variados, elaborados con ingredientes de todo el planeta.
“A la reina le encantan las tostones de fongo rellenos de camarones al ajillo y la sopa de malanga. A su esposo, Prince Philip, lo que le priva son las frituritas de seso. Charles es adicto a los platanitos tentación y al congrí con chicharrones. Camila al arroz con pollo. Los príncipes, tanto Harry como William, a los dulces: boniatillo y buñuelos pinareños que llevan un toquecito especial de nuez moscada con canela fina de la India. Cada dos semanas les preparo un menú totalmente cubano”.
En el Palacio de Buckingham hay 25 máster chefs que ofrecen menús variados elaborados con ingredientes de todo el planeta, que llegan a través de British Airways o Virgin Atlantic, de Corea o Senegal; los ingredientes cubanos llegan los martes desde Miami en el primer vuelo de British Airways. Elio vive en el palacio, que tiene 188 habitaciones para el staff, mientras su esposa y sus hijas, Blanquita y Maruja, están en las afueras de Londres. Las ve una semana al mes. “He atendido a los grandes personajes del mundo, desde Elton John hasta el presidente Obama, y puedo decirles que a todos les encanta la cocina cubana”, dice este Marielito que todavía cree que nació en “la tierra más bella que ojos humanos vieron”.

