Cuando pasó un poco más de medio día y el sol parecía despedirse del valle, las nubes poco a poco se fueron posando sobre las montañas y el viento comenzó su recorrido lento para ganar fuerza a medida que avanzaban los minutos. No tardó mucho el momento en el que el firmamento dejó ver los primeros destellos de cientos de rayos, acompañados de aturdidores estruendos, que dieron paso a la tarde gris y fría en la ciudad. Esta escena se registró el pasado domingo en el Valle de Aburrá.
Aunque parezca un poco apocalíptica y aterradora para muchas personas, es muy común en Medellín y su área metropolitana, no en vano la del domingo fue solo una de las tantas tormentas eléctricas que se presentan cada año en la ciudad, en donde los rayos imponentes son los protagonistas y parecen tocar los techos de los edificios y terrazas de toda la región.
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No es para menos, Medellín es una de las tres ciudades del mundo donde más sucede este fenómeno, eso quedó demostrado el pasado 25 de marzo con la caída de nada menos que 1.500 rayos en todo el Valle de Aburrá y más de la mitad de ellos solo en la capital antioqueña. En tan solo una hora, cuando todo pareció detenerse en el tiempo, la titánica tormenta eléctrica anunció el inicio de una nueva temporada de lluvias.
El Valle de Aburrá y su geografía atrae a los rayos
Carlos Hoyos, director del Sistema de Alertas Tempranas de Medellín y el Valle de Aburrá (SIATA), explicó en diálogo con Kienyke.com por qué en la ciudad se presentan tantas descargas eléctricas en tan poco tiempo. Para el experto la particular geografía, en forma de "tacita", facilita que este tipo de fenómenos se den con más frecuencia que en otro lugar de Colombia, ya que la tormenta se concentra en una zona geográfica muy pequeña.
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"Los eventos de grandes precipitaciones que incluyen grandes cantidades de descargas eléctricas tiene mucho que ver con el ascenso vertiginoso de las corrientes de aire, por las montañas que rodean a la ciudad, lo que genera que en las partes altas se den bajas temperaturas, que a su vez provocan una ionización en la atmósfera y cuando hay movimiento de nubes se producen los rayos", señaló Hoyos.
Este particular hecho se presenta con mayor frecuencia en el sur del Valle de Aburrá, entre los municipio de Itagüí, Envigado y Medellín y no por lo que muchas personas creerían, este suceso no tiene nada que ver con que en la ciudad hayan abundantes estructuras metálicas que puedan 'atraer' a los rayos.
Y, aunque parezca increíble, con tantas tormentas eléctricas en la ciudad los reportes sobre víctimas de rayos son muy bajos y en los últimos años el número de personas afectadas por las descargas son pocas en comparación con las lluvias de rayos que se viven con frecuencia en la capital de la montaña.
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"Obviamente cuando está lloviendo lo más recomendable es estar alejados de estas estructuras de metal, ya que las descargas eléctricas tienden a hacer contacto a tierra por medio de estos elementos que facilitan su conducción, además de tomar otras precauciones como no realizar actividades deportivas al aire libre, no escampar bajo árboles ni acercarse a tuberías metálicas o líneas eléctricas que den al exterior, evitar bañarse en piscinas, no hacer ejercicio al aire libre y buscar refugio bajo techo o en vehículos. ", enfatizó el experto.
Históricamente este tipo de eventos ha estado presente en la cotidianidad de Medellín. Tanto que el registro más grande que se tiene sobre tormentas eléctricas indica que hace dos años en el Valle de Aburrá cayeron más 2.500 rayos en una tarde lluviosa como la del pasado domingo.
Aunque para muchas personas las tormentas eléctricas sean un fenómeno un poco inusual que generan un poco de temor y angustia, en Medellín y en Valle de Aburrá este hecho aunque estruendoso, no desvela a sus habitantes.