
Acuñar y recrear un personaje a cabalidad es un trance que toma tiempo, paciencia y agota. Así lo demostró el 'General Sandúa', el querido adulto mayor que recogió toda su escenografía con la que tintineaba un tarrito de monedas, sonreía y transitó durante 30 años por la carrera séptima en Bogotá.
Si vive en la ciudad o la ha visitado, de seguro se ha topado con él y ha sentido curiosidad. ¿Cómo alguien perdura a través del tiempo con una lucha en un país amnésico y visceral? y ¿por qué sus vestiduras aún se sostienen y logran conversar con pasión?
Su nombre es Aníbal Muñoz, es caldense de los de San Bartolomé, pequeño corregimiento de Pácora. Soñaba con ser cantante, pero cabizbajo, señala que terminó trabajando en El Paraiso, restaurante en Fontibon que cerraron por desalojo y del que quedó volando. Entre turistas y transeúntes citadinos se autodenomina como 'El General Sandúa' que aunque delirante y en retiro, se convirtió en un personaje mítico que en fotografías y hasta murales remueve el corazón de los capitalinos.
"Me parezco a Bolívar en tres cosas: mi vestido, mi cuerpo pequeño y mi gran corazón para amar a Colombia", Aníbal Muñoz.
El General Sandúa reposaba en un anden cerca al Museo del Oro y con voz en cuello promulgaba sus discursos remotos de la realidad frente a estudiantes o cualquier escucha. Se paraba, actuaba y exhibía su vestido de celador gesticulando palabras sobre ideales políticos en ocasiones incomprensibles pero con algún matiz de certeza.
El ángel de la paz era su otro apodo, pues planteaba que: "Soy el legitimo general de las leyes de cristo que son más exactas, más divinas y duraderas, tan necesarias para conseguir la paz ."

Día a día se levantaba a las cuatro de la madrugada, ceñía su traje de botones cocidos con alusivos militares y escudos del Once Caldas, del Arsenal y de la Federación Alemana de Fútbol; ajustaba su corbata roja y se colgaba un par de escapularios, uno en madera y otro en acero.
A las seis de la mañana ya estaba en posición de lucha y combate cobijado con la bandera de Colombia, anillo en todos sus dedos y un bastón ecológico de pvc rodeado por cintas de colores.
Con su bigote nevado, nariz pomposa y pequeños ojos verdes hundidos entre arrugas mesuradas, declamó en uno de los tantos videos que hay por la web, "yo soy la voz del pueblo y sé lo que queréis, que sin animo de lucro y sin pelos en la lengua, hable por la paz, la verdadera fe, la verdadera libertad, la verdadera justicia y eso pienso hacer".
El General Sandúa amaba a Gaitán y fue testigo del Bogotazo, solo recuerda borrachos salvajes y grandes damas con abrigo que corrían, según él fue lo único que logró retratar desde los comentarios radiales que escuchaba desde Pereira. Actualmente, gobierna con las leyes de cristo y arremete contra el "Santo demonio" o contra "Uribe Balas" haciendo referencia a los dos ex presidentes.
Las riquezas de Colombia son de los colombianos, dónde están las canecas con dólares que nos encontramos. La plata no es que se acabe contándola, sino que a los vivos del gobierno en las uñas se les va pegando, se les va pegando.
El hombre "más religioso que político" se retira
El retiro de Aníbal fue anunciado en las redes sociales de la Secretaría de Integración Social de Bogotá el sábado 22 de noviembre. Al parecer, el General Sandúa está cansado y viejo, es necesario mudarse de pensión y guardar reposo.
El hombre probo de las calles capitalinas celebró el 15 de agosto sus 91 años entre agentes policiales y sacerdotes que con una torta y payaso le demostraban la importancia de los adultos mayores que como Don Quijote, buscan aventuras con desvarío en medio de gigantes de viento.