El regreso de las sanguijuelas

Sáb, 17/08/2013 - 12:01
Se dice que a Carlos II de España, a quien le decían "El rey hechizado" (1665-1700), le adhirieron cien sanguijuelas en su cuerpo, sobretodo en su abdomen, la terminación de sus pies y lugares ínt
Se dice que a Carlos II de España, a quien le decían "El rey hechizado" (1665-1700), le adhirieron cien sanguijuelas en su cuerpo, sobretodo en su abdomen, la terminación de sus pies y lugares íntimos para curar su raquitismo y esterilidad. Lo mismo le ocurrió al Rey Sol, Luis XIV, con sus fístulas y problemas a la hora de ir al baño: sus médicos le recetaban generosas dosis de estos anélidos para “sacar los vapores malignos” del cuerpo. En plena Revolución Industrial (Siglo XIX) se utilizaron 42 millones para desangres médicos. Hoy la cría de estos invertebrados ha regresado. Antiguamente las sanguijuelas eran recogidas en ríos por mujeres que se introducían en agua y esperaban a que estos anélidos se adhiriesen a la piel. En realidad servían para reducir los hematomas, las inflamaciones y las tumefacciones. El principal motivo por el que decayó esta práctica fue que las personas cayeron en la cuenta de que los desangres no funcionaban, pues los médicos creían en la teoría de los cuatro humores: sangre, flema, bilis amarilla y negra. La hipótesis era que al drenar parte de la sangre de alguna manera se podía restaurar el balance del cuerpo y curar cualquier enfermedad. Era un lujo, pues  a las personas que no tenían con qué costear el tratamiento de las sanguijuelas, les hacían un corte longitudinal en la vena. Gustavo Restrepo explica que “eran un producto médico de alto estatus […] tenerlo era una aspiración, puesto que aquellos que no se lo podían costear debían alquilarlas del médico local o el farmacéutico". Además de servir en la medicina, las sanguijuelas eran un buen negocio, un mercado valorado en unos 1,8 millones de dólares al año (según BBC). Impresionante, a los precios del siglo XIX era una fortuna. Un cuarto de dichas ganancias se quedaban en Gales. Sanguijuelas, kienyke   Hoy, Biopharm Leech, es una empresa pionera en la prestación de sanguijuela médica en Europa, estimulando el renacimientos de estos animales en la cirugía moderna. ¿Para qué las cultivan? Hoy en día se utilizan en cirugía plástica y reconstructiva, así como en el alivio de síntomas de la osteoartritis, también en la cirugía veterinaria, sobre todo en la policitemia. Esta empresa fue fundada en 1812, en pleno auge de la sanguijuela medicinal en Londres, hoy su sede es Gales. Su portal explica que “nuestra sanguijuelas se mantienen en un ambiente estéril y tan puro como es posible”.  En una entrevista a BBC, Carl Peters-Bond, su director científico explica que “estoy a cargo de criar todas las sanguijuelas de la empresa, desde que es un capullo hasta que llega al sector de urgencias”. Las sanguijuelas son perfectas para la microcirugía, particularmente cuando se reinjertan dedos de la mano y del pie, pues se alimentan adhiriéndose a la piel y haciendo una incisión. Así, inyectan un anestésico y un anticoagulante para prevenir el colapso de los capilares sanguíneos. Ayer las sanguijuelas se transportaban en caballos viejos, hoy viajan en un camión refrigeradas. Pues si se mantiene a la temperatura adecuada sólo necesita ser alimentada cada cinco años. Lea también

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