En las calles del barrio Llano Verde, al suroriente de Cali, es posible encontrar personas de todas las regiones del país: paisas, costeños, chocoanos, santandereanos, tolimenses y, claro, vallecaucanos. Todos ellos son víctimas del conflicto. Allí, en esa pequeña Colombia, vive Gloria Zambrano, una mujer que impregna de alegría a todo el que se le acerque.
Gloria, de 57 años, nació en Tenerife, Valle del Cauca. Llegó a Cali con sus hijos por el mismo motivo que lo hicieron las demás personas que hoy viven en Llano Verde: huír de la violencia.
Su vida era la de una campesina más. Creció rodeada de animales, con verde por todos lados, y allí tuvo a sus primeros cuatro hijos. Nada era mejor que estar en su tierra, llena de una tranquilidad que la ciudad no puede brindar. Todo era un paraíso, sin preocupaciones.
Pero un día, el silencio fue interrumpido por el sonido de las armas. El Frente 6 de las Farc llegó a Tenerife imponiendo el caos a su paso. Intimidaron a los campesinos, asesinaron a quienes se les oponían y abusaron de las mujeres de la población. Tras esto, cientos de personas decidieron dejar atrás el pueblo, huyendo de la violencia sin sentido que les tocó vivir.
Entre las mujeres que fueron violadas se encuentra Gloria. Tres hombres la tomaron a la fuerza para satisfacer sus deseos sexuales mientras ella se resistía. El dolor que quedó en su cuerpo no fue nada comparado con las marcas. Como resultado quedó embarazada de una niña.
Es sorprendente que esa mujer alegre, llena de energía y siempre dispuesta a ayudar haya tenido que pasar por una barbarie semejante. Sus ojos brillan a pesar de la tragedia. Sus palabras son optimistas y de gratitud, no de rencor o dolor como sucede comúnmente en estos casos.
Cuando recuerda ese episodio de dolor, sus ojos se llenan de lágrimas, la voz le tiembla y tiene cierta vacilación al hablar. Pero de inmediato se recupera, contiene el llanto y con una sonrisa dice:
“En mi corazón hay perdón. Mucho perdón hacia estas personas. No guardo rencor. Si no hay perdón no va a haber paz. No es sencillo y es un proceso largo, pero cuando hay un corazón limpio, uno siente un descanso muy grande”.
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Y esa actitud es la que busca contagiar en Llano Verde, una urbanización de interés social construida para ayudar a víctimas del conflicto y reinsertados de grupos armados. Se trata de un espacio creado como experimento social para que aquellos que sufrieron lo peor de la violencia tengan una oportunidad de rehacer su vida.
En el barrio hay alrededor de 4.300 casas, todas ellas muy pequeñas, de apenas 48 metros cuadrados. El algunos casos bajo el mismo techo viven más de 10 personas.
Gloria Zambrano: líder por naturaleza
Sáb, 28/04/2018 - 03:00
En las calles del barrio Llano Verde, al suroriente de Cali, es posible encontrar personas de todas las regiones del país: paisas, costeños, chocoanos, santandereanos, tolimenses y, claro, vallecauc