Toma una larga bocanada de aire, piensa con calma lo que va a decir y luego, con “voz de locutor” exclama ¡Diez bananos por mil pesos! Es taxista pero tiene actitud de locutor. Iba a estudiar periodismo pero un hijo que tuvo a los 19 años evitó que eso fuera posible. No significa, sin embargo, que este taxista no pueda soñar con pararse frente a una cámara y contar una historia.
Es un hombre de 42 años. Se llama Willian. Habla hasta por los codos. Siempre ha sido así, hablador, alegre, “mamagallista”, por eso dice a veces no lo toman en serio. Uno de sus hijos heredó esa “virtud”, y cuando hablan entre los dos, no se sabe cuál es el más payaso.
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También se define a sí mismo como un rebelde. Dice esa palabra, “rebelde” y canta después “yo soy rebelde porque el mundo me hizo así”. Cuenta, además que lleva la vida con actitud. Antes de ser taxista tenía negocios en San Andresito pero quebró. Vendía zapatos. Y para colmo de males su esposa lo robó.
Le iba bien en los negocios porque ha trabajado toda su vida. Sin embargo era muy desorganizado con la plata y por eso lo robaron. Incluso ha pensado contar la denuncia en televisión, que es una de las cosas que más le gustan en la vida. Conoce muy bien horarios y protagonistas de novelas y programas de concurso. Prefiere Caracol que RCN.
Esa actitud suya, tan desparpajada y alegre, dice que le da desconfianza a la gente. “Una vez un man me dijo que si yo estaba drogado”. Willian le respondió que no “‘¡uish!’, dijo el pasajero, ¿pero usted es así?”.
Sí. Él es así. Y le “vale huevo”.
9 y 11 años tienen sus niños. Nadie los cuida. “Hacen muchos males”. Willian trabaja por ellos. Después del problema con su segunda esposa, que lo dejo por irse “detrás de un man de 21 años”, se quedó con la custodia de sus hijos. Cuando no está manejando su taxi se dedica a ver televisión, que es uno de sus placeres. Le gustaría presentar uno de esos programas de concurso. Y mientras hace los oficios de su casa se entretiene viendo telenovelas. Explica sin vergüenzas que ha llorado varias veces viendo “Frijolito”.
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También le gusta Elif y Moises. Dice que “esos árabes son muy pintas”. Con sus hijos ve ‘Tú voz estéreo’. No sabe por qué le gusta tanto la televisión. Dice que tiene la vena para eso y le hubiera gustado ser actor o presentador. A lo mejor sea por eso: imagina que él es el que está adentro de esa pequeña caja brillante.
Historias de taxi: el hombre que quería ser periodista
Mié, 27/12/2017 - 11:50
Toma una larga bocanada de aire, piensa con calma lo que va a decir y luego, con “voz de locutor” exclama ¡Diez bananos por mil pesos! Es taxista pero tiene actitud de locutor. Iba a estudiar per