Las barbies no envejecen. La dueña de la colección más grande del país recibió la primera muñeca cuando tenía 7 años. Silvia Montañez era una niña y la muñeca parecía una mujer de 20 años. Ahora Silvia tiene 56 y la muñeca sigue estancada en la juventud.
Silvia, la niña, jugó con su muñeca modelo 1963. Era un prototipo de mujer perfecta de 30 centímetros, vestía un traje de baño de rayas y tenía pelucas intercambiables. Nunca la dañó. Nunca le quitó el traje y tampoco perdió las pelucas.
La primera Barbie apareció en 1959. Era una imitación de una sexy doll llamada ‘Bild Lilli’, comercializada en Alemania entre los hombres. Era una mujercita pequeña para que los caballeros pudieran tener una fémina entre los maletines. Las niñas conocieron a las muñecas por sus padres, no madres, y se antojaron por tener el juguete. Los hombres, viendo que las niñas jugaban con la muñeca sexi, perdieron interés en adquirirlas. Dada la gran demanda y teniendo en cuenta que las niñas no podían comprarlas en los sex shop, la norteamericana Ruth Handler, quien presidia la empresa Mattel Inc, compró los derechos de la alemana y la bautizó como Barbie en honor a su hija Bárbara.
La versión en muñeca de la cantante Barbra Streisand junto a dos muñecas más. En la colección también está Marilyn Monroe y Catherine Zeta Jones o otras reconocidas actrices.
Mientras la sexi doll se transformaba en un recatado juguete para el entretenimiento de las niñas, Silvia Montañez tenía 3 años. Fue cuatro años más tarde cuando, junto con su hermana, recibió la primera muñeca, el segundo diseño elaborado por la empresa Mattel.
Los años pasaron. La Barbie acabó guardada en una caja con otros juguetes infantiles. En la adolescencia, Silvia era una versión real de la sexi doll, delgada, cabello rubio y ojos verdes. Estudio arquitectura en la Universidad Javeriana. Administró un bar francés. Se casó y tuvo un par de gemelos. Mientras Silvia hacia su carrera, su empresa y su hogar, la Barbie iba evolucionando a la par. En los años setenta dejó de ser la muñeca de plástico que solo mostraba un bello rostro y una figura esculpida para volverse deportista, profesional, altruista y casada con un hombre de músculos marcados y mirada de perpetua sonrisa llamado Ken.
Dentro de la colección hay Barbies en porcelana. Hacen parte de las ediciones especiales para coleccionistas.
Desde su creación, el prototipo de belleza se regó como una pandemia en el mundo. Las mujeres han deseado tener los ojos grandes, la nariz respingada, los senos firmes, cintura pequeña y lo más importante, la eterna juventud de la muñeca de Mattel. Aunque hay mujeres que han logrado con ejercicio o cirugía alcanzar el físico de la escultural muñeca, el tiempo se lleva la elasticidad de la piel, la firmeza de los músculos y el brillo de los ojos.
La muñeca ha representado más de medio centenar de trabajos a lo largo de su historia. Ha sido banquera, presentadora, cantante, actriz, astronauta; y ha desempeñado otros oficios como cajera de McDonals, manicurista, mucama, maquilladora, niñera, secretaria y hasta podóloga. Las niñas no sabían que era la podología hasta que vieron su juguete favorito en una caja con instrumentación para el tratamiento de las deformidades de los pies.
En 2002, cuando Silvia tenía 46 años y la belleza se la había arrebatado el tiempo, volvió a abrir la caja de los juguetes. La muñeca salió envuelta en una tela y al abrirla descubrió a la misma mujercita con la que había jugado en la niñez. La última vez que se vieron dueña y muñeca, la segunda era mayor. Ahora Silvia estaba estrenando las primeras arrugas.
Por esa misma época, Silvia encontró en la bodega de su madre, Carolina Alzate de Montañez, una colección de más de cien Barbies guardadas en las cajas originales. Todas, a pesar de tiempo, salieron sonrientes, con el maquillaje intacto y el pelo cepillado. Nadie de la familia Montañez sabía que doña Carolina tenía esa afición.
El segundo diseño de la Barbie, lanzado al mercado en 1963, fue la primera muñeca de Silvia Montañez. Al lado aparece el primer Ken de la empresa Mattel.
En las cajas reposaban Marilyn Monroe en la versión de sus películas ‘Los hombres las prefieren rubias’ y ‘La comezón del séptimo año’. También la actriz Audrey Hepburn con la indumentaria de la película ‘My fair Lady’, y la versión en muñeca de Scarlett O’Hara de la adaptación al cine del libro ‘Lo que el viento se llevó’.
La casa Mattel, desde la presentación de la primera Barbie, ha convertido en muñecas a personajes del mundo para que las niñas puedan vestirlas, peinarlas y despelucarlas a su antojo. Entre los famosos se encuentran: Madonna con treinta años menos, Whitney Houston antes de las drogas; el grupo de los noventa Spice Girls; Cher con menos cirugías, Barbra Streisand, Shakira, Kyle Minogue, Britney Spears, Beyonce. De la nueva generación de la música y la actuación se cuentan Vanessa Hudgens, Ashley Tisdale y Hanna Montana.
Después del hallazgo en la bodega de la empresa de Doña Carolina Alzate, la familia pensó que no podían volver a la oscuridad. En 2010 decoraron la casa con todas las barbies, abrieron las puertas e inauguraron la primera colección en el país. A diario llegan más de treinta personas para verla.
Apenas se cruza el umbral, se ven más de un centenar de muñecas repartidas en varias mesas y repisas con vestidos de gala, deportivos, clásicos, de princesas y de diferentes países. En una vitrina está expuesta la primera que tuvo Silvia Montañez, acompañada del primer Ken que salió al mercado, un hombre vestido de paño con la cabeza cubierta de papel gamuza. Es el único personaje al que se le notan los años porque la gamuza se ha soltado y el Ken tiene varias calvas en la cabeza.
Silvia Montañez, la mujer que se encarga de velar para que las muñecas se conserven jóvenes y hermosas.
Los visitante al primer museo de la Barbie en el país, pueden comprar y encargar muñecas, vestidos y accesorios directamente de la casa Mattel en Estados Unidos. Los precios varían dependiendo de la antigüedad, modelo, número de ejemplares en el mundo y si son ediciones especiales o para coleccionistas. Hay algunas que pueden costar desde 45 mil pesos a 750 mil. En la casa de Silvia hay media docena vestidas por Bob Mackie, reconocido diseñador de modas norteamericano que ha vestido a cantantes y actores. Otros diseñadores que han participado en la colección de vestidos contratados por la casa de la muñeca son: Armani, Versace, y Carolina Herrera.
Después de haber criado a un par de mellizos, de dedicarse a su esposo, al trabajo y a un bar, Silvia se convirtió en el hada madrina de la barbies. Les limpia el polvo, las cuida del exceso de luz y a las que no tienen caja las peina y les cambia la ropa para que luzcan tan jóvenes y hermosas como el día en que salieron a la venta.