El pasado martes 16 de mayo, cuando Gina Parody lanzó su campaña a la alcaldía de Bogotá en el barrio Bonanza, un hombre cuidaba cada detalle de los movimientos de la candidata. No era su escolta personal, sino su asesor de comunicaciones para que su discurso fuera fluido y efectivo. Se trataba del cubano Adyel Quintero Díaz.
Quintero está pendiente del más mínimo detalle, se fija en que su posición corporal sea la correcta, vigila que el pequeño micrófono inalámbrico pegado al pómulo de Parody esté bien puesto. También la asesora en cómo dirigirse ante las cámaras.
Quienes conocen el mundo de las asesorías en comunicaciones y el manejo de crisis empresariales, reconocen que Quintero es experto en estos temas. La gran mayoría de sus asesorados son políticos, empresarios y personalidades del sector público.
Quintero hace buen uso de la combinación entre política y artes escénicas. Estudió en el Instituto Superior de Artes de la Habana y se doctoró en Arte en la Universidad de las Artes de Cuba. Allí conoció a la actriz y fonoaudióloga colombiana Ivette Consuelo Hernández, quien lo invitó a venir a Colombia. Quintero logró un privilegio muy pocos tienen en Cuba: ganar la beca International Residency for Emergent Playwright, del Royal Court Theater de Londres en 2002. Además, obtuvo el permiso para viajar fuera de la Isla.
Quintero entrena a Gina Parody para sus intervenciones públicas.
Cuando llegó a Colombia, en 2003, empezó a prestar servicios de asesoría en Comunicaciones, en compañía de su esposa. Su popularidad se expandió conforme sus métodos de asesoría daban resultados. El Grupo13, que reúne a reconocidos periodistas como Jorge Alfredo Vargas, Miriam Ortiz y María Lucía Fernández, lo contrató para asesorar en comunicaciones a empresas y reconocidas personalidades.
Quintero se estrenó con el Presidente Juan Manuel Santos cuando éste era Ministro de Defensa. Trabajó con todos los elementos de comunicación que requerían su nuevo rol: la expresión del rostro, la comunicación quinésica y el contacto visual. Practicando las técnicas de Quintero, Santos logró manejar sus discursos e intervenciones públicas de una manera efectiva.
Entre los personajes públicos que ha asesorado Quintero se encuentran Rafael Pardo, Presidente del Partido Liberal; Frank Pearl, exalto consejero para la reintegración, y Santiago Pardo, jefe del equipo negociador del TLC. También ha sido contratado por empresas como Icontec, Mercedes Benz, Aerorepública, Gas Natural, Laboratorios Novartis, Laboratorios Wyeth, Bancolombia, Merck Sharp & Dohme y Banco Santander.
Aunque Quintero es acertado en sus asesorías, no deja de preocuparse y hasta de sudar cada vez que sus asesorados se enfrentan ante el público o los medios. Cuida cada detalle y siempre sigue el mismo lema: "El buen orador es un actor al que se le conoce con otro nombre".
Quintero entrena a Gina Parody para sus intervenciones públicas.
Cuando llegó a Colombia, en 2003, empezó a prestar servicios de asesoría en Comunicaciones, en compañía de su esposa. Su popularidad se expandió conforme sus métodos de asesoría daban resultados. El Grupo13, que reúne a reconocidos periodistas como Jorge Alfredo Vargas, Miriam Ortiz y María Lucía Fernández, lo contrató para asesorar en comunicaciones a empresas y reconocidas personalidades.
Quintero se estrenó con el Presidente Juan Manuel Santos cuando éste era Ministro de Defensa. Trabajó con todos los elementos de comunicación que requerían su nuevo rol: la expresión del rostro, la comunicación quinésica y el contacto visual. Practicando las técnicas de Quintero, Santos logró manejar sus discursos e intervenciones públicas de una manera efectiva.
Entre los personajes públicos que ha asesorado Quintero se encuentran Rafael Pardo, Presidente del Partido Liberal; Frank Pearl, exalto consejero para la reintegración, y Santiago Pardo, jefe del equipo negociador del TLC. También ha sido contratado por empresas como Icontec, Mercedes Benz, Aerorepública, Gas Natural, Laboratorios Novartis, Laboratorios Wyeth, Bancolombia, Merck Sharp & Dohme y Banco Santander.
Aunque Quintero es acertado en sus asesorías, no deja de preocuparse y hasta de sudar cada vez que sus asesorados se enfrentan ante el público o los medios. Cuida cada detalle y siempre sigue el mismo lema: "El buen orador es un actor al que se le conoce con otro nombre".
