La pasión oculta de Gustavo Bolívar

Dom, 11/09/2011 - 15:30
Hace dos meses Gustavo Bolívar salió de su encierro para liderar una gran marcha contra la corrupción. Decidió emplear su creatividad en la conformación del Movimie

Hace dos meses Gustavo Bolívar salió de su encierro para liderar una gran marcha contra la corrupción. Decidió emplear su creatividad en la conformación del Movimiento Ciudadano Manos Limpias, que nació del regaño de una estudiante de bachillerato quien le dijo en Twitter que en lugar de criticar la corrupción, debería actuar. Bolívar recibió el trino como una bofetada que lo despertó y lo hizo movilizarse. El pasado 21 de agosto, 7 mil personas en Bogotá, y 18 mil en toda Colombia, lo acompañaron en la ‘Marcha de los Antifaces’, que recorrió las principales plazas públicas del país.

Bolívar ha logrado un gran éxito con los dos libros que ha escrito sobre la penetración del narcotráfico en la sociedad colombiana, ‘Sin tetas no hay paraíso’ y ‘El Capo’. La venta a la televisión de ambos títulos le ha representado al escritor millonarias ganancias. Algunos estiman que su fortuna asciende a varios millones de dólares. Entre sus propiedades se cuenta el fastuoso Paraíso Hotel Estudios, el primer hotel escenográfico de Colombia. Situado en la vía a Girardot, el lugar tiene un área de 120 mil metros cuadrados en el que se construyeron réplicas de varios lugares de mundo para ambientar películas, seriados y telenovelas.

Pero ni el dinero ni la fama parecen cambiar las costumbres de Bolívar. Él quiere seguir siendo el mismo muchacho que creció en Girardot. Lleva a la región en su acento de palabras arrastradas. Tiene el desparpajo de los nacidos en tierra caliente. Partió de su pueblo a los diez años, luego de que muriera su padre, el único médico farmaceuta de Girardot.  Llegó a Bogotá y se instaló en la casa de la mejor amiga de su mamá. Aunque el cambio fue drástico, logró adaptarse a la vida en Suba y en la gran ciudad donde ha pasado 34, de sus 44 años.

Gustavo Bolìvar en la 'Marcha de los Antifaces'. Lo acompañan Antanas Mockus y Gustavo Petro.

Vive sin lujos y sin extravagancias, pero con la comodidad para comenzar nuevos proyectos como la ‘Marcha de los Antifaces’. Hace años, cuando militaba a lado de Luis Carlos Galán, volvió a ser testigo de los abusos de la  fuerza pública, que vivió en carne propia cuando era un joven vendedor callejero. Bolívar recuerda los maltratos que recibía cuando le arrebataban las banderas, los escudos, las camisetas y los pitos que vendía los domingos cerca al estadio El Campín. Los golpes dolían el doble porque con las ganancias de lo que vendía se ayudaba a pagar el primer semestre de comunicación social en la Universidad de la Sabana, una carrera que no terminó porque se dejó absorber por el mundo de la televisión. La ira sigue viva y volvió a sentirla con fuerza cuando se enteró de la muerte del grafitero a quien un policía le disparó por la espalda.

Bolívar le atribuye su éxito como escritor y libretista a su pasión. La misma que le puso a las visitas que realizó a todas las capitales departamentales del país, con excepción de Popayán y Quibdó, para promocionar el 'Movimiento Manos Limpias'. El escritor reconoce que estos viajes no tenían el toque de aventura de los viajes en bus que hizo para investigar los temas y los personajes de sus historias. Pero sí tenían la misma intensidad. Con su proyecto de La 'Marcha de los Antifaces' logró contagiarles su pasión a cientos de jóvenes, quienes salieron a la calle acompañados por los decenas de personajes de la televisión.

Bolívar no ha dejado atrás su tierra natal, Girardot. Allí construyó un lujoso hotel.

En la universidad se vinculó con las Juventudes Galanistas, de las cuales había oído hablar en su colegio. Fue entonces cuando conoció líder liberal Luis Carlos Galán. Se convirtió en un fiel seguidor del candidato, el favorito para ganar las elecciones presidenciales de 1990. El día que lo asesinaron en la Plaza de Soacha, Bolívar estaba allí. Vio a Galán subir a la tarima y luego escuchó las ráfagas y vivió el caos de aquella noche.

La muerte de Galán se convirtió en uno de los primeros capítulos de la primera serie de televisión que dirigió Bolívar: ‘Unidad Investigativa’. El capítulo se centró en escarbar los pormenores del atentado al líder liberal. En él se tejen revelaciones contundentes que, según afirma Bolívar, han sido tenidas en cuenta en las investigaciones judiciales, como la que tiene en la cárcel al político tolimense Alberto Santofimio Botero, sindicado como coautor intelectual del asesinato.

Sin titubear, Gustavo Bolívar cree que si una célula urbana del  M-19 lo hubiera contactado, en épocas de efervescencia que vivió en el barrio Policarpa Salavarrieta, él se hubiera ido a combatir al monte. Pero hoy en día considera que la violencia y las armas no son el camino para resolver los problemas del país.

Bolívar realiza análisis sociológicos. Afirma que hoy Colombia  es una nación inexistente porque la clase política hace lo que se le antoje con el pueblo. Además, agrega, a la mayoría de habitantes sólo los une un triunfo de la selección Colombia, o  hechos como el del futbolista que golpeó a lechuza o cuando el ‘Bolillo’ Gómez le pegó a una mujer. Bolívar remata afirmando que la Constitución Política de Colombia sólo debería tener dos artículos que los políticos deberían implementar: producir felicidad y progreso.

Comenzó en el mundo de la televisión en el año 1999 con la serie ‘Unidad Investigativa’, luego siguió ‘Pandillas, Guerra y Paz’. Después escribió libretos de varias telenovelas que le generaron más del 60 por ciento de su fortuna: ‘El Precio del Silencio’, ‘Me amarás bajo la lluvia’, ‘Sin Tetas no hay Paraíso’ y ‘El Capo’.

Bolívar ya tiene asegurado su futuro, en caso de que algún día le cierren las puertas en el mundo de la televisión. Acumuló una jugosa cantidad de ahorros en moneda extranjera. Sus hijos realizarán sus carreras en el exterior y él ya tiene el dinero suficiente para irse de Colombia cuando se sienta amenazado. Por ahora, sin preocupaciones materiales, se dedica a su movimiento.

Hoy en día Bolívar no cree en la resistencia del cambuche ni en repartir consomé en las protestas. Considera que a los poderosos se les debe responder con poder. Por eso cree en la labor de recoger firmas entre medianos empresarios que ayuden a financiar la pauta en medios de circulación nacional. Desde su caballito de Troya, Twitter, ha lanzado duras críticas, como las que escribió en contra de José Darío Salazar, presidente del partido Conservador, y el congresista Juan Manuel Corza: “Señores José Darío Salazar entregue El Motel y Juan Manuel Corzo deje la presidencia del Congreso y ya”.

Gustavo Bolívar confía en su intuición. Cree que el momento en que mejor le ha funcionado fue el mediodía del 15 de abril de 1993, cuando iba en su automóvil hacia su casa y en lugar de continuar por la carrera 15 hacia el norte y pasar por la calle 93, prefirió desviarse hacia el occidente por la calle 86. Algo le decía que ese no era el camino adecuado. Bolívar define ese ‘algo’ como una fuerza que le hacía temblar el cuerpo y lo hizo cambiar repentinamente de camino. Dos minutos después, escuchó un gran estallido. Había explotado una bomba en el Centro Comercial 93. Once personas murieron y 218 resultaron heridas. Hoy la intuición le dice nuevamente a Bolívar que tome otra ruta y se concentre en fortalecer el Movimiento Ciudadano Manos Limpias. ‘Algo’ le dice que esta es una fuerza que va a crecer.

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