Antonio Bejarano, el hombre de la paz

Mar, 06/10/2020 - 17:56
Una de sus amigas, María del Rosario Guerra, contó quién era Antonio Bejarano, crimen que recientemente reconoció la Farc.

El martes 14 de septiembre de 1999, un día antes de que las balas de la violencia acallaran su voz, Antonio Bejarano tuvo su tradicional almuerzo mensual con la ahora senadora María del Rosario Guerra. En esa reunión le confesó que estaba nervioso por seguimientos y ataques en su contra.

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“Recuerdo que me había dicho que el lunes le habían pinchado las llantas de su carro en la Universidad Nacional y estaba muy preocupado porque tenía seguimientos. Almorzamos en la Universidad y lo vi preocupado”, recordó Guerra en diálogo con KienyKe.com.

Fue hasta la tarde del jueves 15 de septiembre de 1999 que un grupo de encapuchados ingresó a la Universidad Nacional y se instaló en el edificio de Economía a esperar al profesor Bejarano, quien después de dictar clase, bajó las escaleras para abandonar la institución. En ese momento un tiro certero acabó con su vida, según testigos, los asesinos gritaron consignas a las Farc, sin embargo, la incógnita de los autores de su muerte se mantuvo hasta el pasado sábado 3 de octubre de 2020 que ex miembros de ese grupo guerrillero, ahora reincorporado a la vida civil, aceptaron públicamente el homicidio.

La ahora senadora Guerra se enteró del crimen en la tarde de ese miércoles fatídico y salió de una vez para la Clínica Palermo, a donde había sido llevado el académico, pero sin ninguna opción de salvar su vida. “Nunca imaginamos que le fueran a quitar la vida, fue un dolor profundo de patria, el profundo dolor de alguien que lo apreciaba y valoraba la amistad, era una gran amistad”, señaló.

Justamente en el almuerzo que sostuvieron juntos el día anterior, Guerra y Bejarano hablaron del proceso de paz que estaba iniciando el gobierno del presidente Andrés Pastrana, en el que el académico no auguraba éxito, debido a que, como líder de varias desmovilizaciones en los inicios de la década, pensaba que aún faltaban muchos años para que la guerrilla más grande del país tuviera una verdadera voluntad de paz.

“Él había tenido una aproximación con las Farc, había hecho una aproximación en Caracas, luego con el proceso de Pastrana en México, era un hombre duro y crítico de las Farc. Él me lo dijo con el proceso de Pastrana: pasarán muchos años antes de que las Farc realmente se quiera sentar en una mesa, ellos siempre aprovechan estos momentos para fortalecerse. Era muy escéptico de la real voluntad de paz de las Farc”, señaló la senadora Guerra a este medio.

En ese momento, Bejarano se había mantenido en su vida académica, desde donde se convirtió en una voz crítica de las negociaciones que había iniciado el gobierno con la guerrilla de las Farc-EP. Insistió en la inclusión de la sociedad civil en la mesa de diálogos y en el mantenimiento de la presencia de la fuerza pública, según la senadora Guerra, en el territorio en medio del proceso.

“Fue un gran estudioso de los temas agrarios, como era conocedor de las Farc, él tenía muy claro cuales eran los inamovibles de ellos tradicionalmente y por qué no había una real voluntad de paz, era muy abierto al diálogo pero siempre con la presencia de la Fuerza Pública de por medio”, recordó María del Rosario Guerra.

Según la senadora, Bejarano en ese momento era una de las voces más autorizadas en el país sobre conflicto y paz, por su amplia trascendencia académica y política en ese aspecto. Fue consejero Presidencial para la Reconciliación, Normalización y Rehabilitación bajo el gobierno de Virgilio Barco, desde donde creó el programa de Plan Nacional de Rehabilitación, con el que se fundamentó la política de paz de ese gobierno.

Allí trabajaron juntos María del Rosario Guerra y Antonio Bejarano, ella como subdirectora y forjaron amistad. “El plan nacional de rehabilitación era un programa de presencia del Estado en los territorios, con amplia participación ciudadana, precisamente en momentos que estábamos con acentuación de la violencia en el país, ayudaba en el proceso de diálogo para superar la violencia”, explicó Guerra a este medio. Los dos académicos se conocieron en la Misión de Estudios del Sector Agropecuario, donde la ahora senadora llegó como asesora del Departamento Nacional de Planeación.

Tras su experiencia y destacado papel en el gobierno de Virgilio Barco, que empezó a avivar la voluntad de paz de varios grupos armados, el presidente César Gaviria convocó a Bejarano para mantener su puesto en la CRNR desde la que logró la desmovilización de poco menos de cinco mil alzados en armas de los grupos: Ejército Popular de Liberación EPL, del Partido Revolucionario de los Trabajadores PRT y el Movimiento Armado Quintín Lame.

“Fueron procesos exitosos, a él le tocó la entrega de armas del EPL, que se desmovilizaron, muchos se fueron al exterior, era una guerrilla analfabeta, y se hizo un gran esfuerzo de reincorporación, lamentablemente a muchos los mataron, que eso me da tristeza; luego vino el del PRT y la Corriente de Renovación Socialista, el Quintín Lame en el Cauca, Bejarano tuvo mucho para mostrar en reincorporación”, reconoció la senadora Guerra.

Como buen académico, Bejarano nunca se dejó convencer por los extremos políticos ni ideológicos, mantuvo siempre sus principios y posturas, lo que llegó a molestar a muchos sectores del país. 

“Él estuvo enfocado en tres temas, gran historiador económico, gran investigador del desarrollo y un gran estudioso de la violencia en Colombia. Estaba muy interesado no solo en procesos de reincorporación, sino que conocía muy bien la idiosincrasia guerrillera, entonces no lo podían engañar fácilmente, con él al frente no hubiese sucedido lo que pasó con las Farc”, señaló la senadora del Centro Democrático a este medio.

“Era un hombre que venía de esa izquierda democrática y era un hombre abierto, como buen académico que era, estudioso y lector, formado en la Universidad Nacional y el exterior, era un hombre confrontacional. Sentarse a oirlo era oír un maestro y con una claridad de lo que había que hacer impresionantes”, agregó la congresista.

Posteriormente, Antonio Bejarano ocupó el cargo de consejero Presidencial para la Paz, en el gobierno de Gaviria, en el que inició diálogos con la Coordinadora Guerrillera Simón Bolívar, pero las posiciones tan radicales de parte del gobierno y los subversivos, el académico decidió renunciar y posteriormente dedicarse a la vida que más lo apasionaba: las aulas de clase.

Por esa razón su asesinato, apenas un mes después del homicidio de Jaime Garzón, impactó al país, pero eran tiempos en que las personas que más buscaban la paz de la nación, caían ante la implacable violencia irracional de los diferentes sectores que mantenían la guerra vigente.

“Fue muy impactante, no solo porque lo hicieron en su alma máter, donde hacía lo que más le gustaba que era dar clases, sino que fue segar y callar a una de las mentes y voces más autorizadas en un momento que el país más lo necesitaba”, afirmó la senadora Guerra.

Ahora que el antiguo secretariado de las Farc, tras el Acuerdo de Paz, ha reconocido la autoría del crimen, junto al magnicidio de Álvaro Gómez Hurtado, la estela de sombra de la violencia en el país ha visto un poco de claridad. Sin embargo, su familia y allegados aún piden justicia y que se profundice en la verdad.

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“Siempre se pensó que eran paras o Farc, siempre hubo mayor claridad que pudo ser las Farc, pero nunca hubo nada definido. No puede ser como grupo, tiene que identificarse quién en las Farc dio la orden, quien la ejecutó, porque las Farc se está escudando en “las Farc cometieron” y eso es todos y es nadie, aquí necesitamos responsables individuales porque si no nadie va a pagar”, puntualizó la senadora María del Rosario Guerra a este medio.

Por: Juan Felipe Sacristán

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