Salento, el pueblo que quiere defender su tierra

Mié, 05/06/2019 - 13:19
Las verdes montañas del departamento del Quindío y por que no decirlo, de la mayoría del territorio nacional, están a la merced de los grandes emporios mineros que, con beneplácito de los gobiern
Las verdes montañas del departamento del Quindío y por que no decirlo, de la mayoría del territorio nacional, están a la merced de los grandes emporios mineros que, con beneplácito de los gobiernos de turno -locales, departamentales y nacionales- buscan llenar sus arcas a costos ambientales enormes. En está época, en la que las amenazas al medio ambiente, provocadas todas por el hombre, son una realidad visible, los ambientalistas o aquellos con algo de conciencia ambiental deben buscar mecanismos para proteger a la madre tierra e incentivarlos en la sociedad. Desde tempranas de la mañana de este miércoles, Salento, uno de los municipios turísticos más importantes del Quindío, ha sido tendencia nacional. Los Tuiteros, entre ellos reconocidas figuras públicas y líderes de opinión, han escrito sobre Salento, porque según interpretaciones de norma, debido a un fallo emitido por el Tribunal Administrativo del Quindío, estas tierras quedan expuestas a que en ellas se adelanten proyectos mineros de gran calado. El pasado mes de febrero los concejales de Salento creyeron haber protegido a su municipio del monstruo devastador llamado minería. El 27 de febrero de 2019 emitieron el acuerdo 001 por el cual dictaron medidas para la defensa del patrimonio ecológico y cultural de Salento. [single-related post_id="1111518"] El documento, que consta de solo dos artículos, y que fue firmado y sancionado por el alcalde municipal, Juan Miguel Galvis, centró sus esfuerzos en blindar a Salento de proyectos mineros de metales y piedras preciosas, con el único objetivo de proteger el patrimonio ecológico y cultural de la región. También prohibieron con aquel acuerdo todo tipo de minería artesanal que utilice mercurio u otros metales o agentes químicos que sean nocivos para la salud y los ecosistemas naturales. Pero en la tarde del pasado martes, el Tribunal Administrativo del Quindío tumbó el acuerdo municipal, basando su decisión en la limitaciones que tiene el municipio para decidir sobre su territorio. Según el tribunal, “El criterio jurisprudencial vigente adoptado por la Corte Constitucional, es contundente en determinar que las entidades territoriales no tienen competencia absoluta para los fines que prevé el acuerdo cuestionado, pues ello debe ser decidido entre éstos y la nación, atendiendo los principios de coordinación y concurrencia entre tales entidades”. Para los críticos al fallo, este abre la puerta para que en Salento y sus alrededores se den proyectos que atenten contra la flora y fauna de la zona. Los defensores del acuerdo, que ya fue tumbado, argumentan que buscan proteger los árboles de Palma de cera, el Valle de Cocora y sobre todo, el municipio de Salento. El padre del Quindío Salento es conocido como el municipio Cuna del árbol Nacional de Colombia: “La Palma de Cera”. Es llamado el municipio padre del Quindío, porque es el más antiguo del departamento. Desde hace muchos años es un pueblo que tomó fuerza turística, por la belleza de sus tierras, la construcción de su plaza central, sus calles y la conservación de las fachadas de casas antiguas y su gastronomía, que se ha basado en la cría y preparación de trucha arcoiris. El presidente Pedro Alcántara Herrán decretó la creación de la Colonia Penal de Boquía, lo que hoy es Salento, en julio de 1842. Y el acta de la fundación de La Aldea de Nueva Salento, se firmó en 1865. Salento tuvo sus orígenes en una colonia llamada Boquía. Varios decretos presidenciales promovieron el asentamiento en esta región llamada Camino Nacional, Paso del Quindío, que según historiadores se fue el inicio de la la Colonización en esta región. El primer presidente en decretar el asentamiento en esta zona, después de pasar por allí, en 1830, fue Simón Bolívar. Luego lo hizo, cinco años después, Francisco de Paula Santander y el tercero y definitivo, lo expedió Pedro Alcántara Herrán en 1842. En este territorio, por orden del presidente Alcántara, se crea la Colonia Penal de Boquía. Y fueron los presos, como servicio en su condena, quienes tenían el trabajo de hacerle mantenimiento y construcción el camino al Quindío, una vía de tránsito entre Ibagué y Popayán. [single-related post_id="693092"] Dicen los historiadores que muchos de los presos, al cumplir sus condenas, se quedaron a vivir en la región, trabajando la tierra junto a los primeros fundadores. Una década después, las constantes crecientes del río, obligó a los habitantes de Boquía a hacer un asentamiento nuevo, al que llamaron Barcinales, que luego terminaron llamando Nueva Salento, hoy llamado solamente Salento. En un comienzo en estas tierras cultivaban trigo, cebada y maiz. Fue hasta finales del siglo XIX, cuando pequeños campesinos empezaron a plantar café en el Quindío y Risaralda. A comienzos del siglo XX la expansión demográfica en estos departamentos se duplica y con estos la siembra del café. Al punto que a mediados del siglo XX, Quindío fue el departamento que más produjo café en el país. Hoy cuando se abre la puerta para que en el Quindío haya minería, los pobladores de Salento buscarán por varios medios por los cuales defender el territorio.
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