
Este jueves Donald Trump, presidente de los Estados Unidos ordenó desclasificar una serie de archivos y documentos de la CIA y el FBI, entre los cuales se encuentra información acerca de la muerte de John F. Kennedy el 22 de noviembre de 1963, uno de los hechos más controversiales y entorno al cual se ha tejido una red de teorías conspirativas, que hoy, gracias a estos hechos, son avivados.
Una ley firmada en 1992 reveló que más de 3.000 folios serían revelados el 26 de octubre de 2017 a menos que el presidente de ese entonces se negara. Trump no lo hizo.
Las décadas de 1960 y 1970 vivieron el auge de la guerra fría. Espionaje, contraespionaje y desarrollo armamentístico fueron temáticas muy populares de la época, alimentando las de grandes genios de la ficción de donde surgieron figuras como James Bond.
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Las conspiraciones, tramas y el miedo generalizado a una crisis mundial, bajo la figura del dedo que aprieta el botón rojo desatando una catástrofe, eran imágenes comunes y fáciles de asociar con hechos, como la misma muerte de Kennedy.
Cuando Lee Harvey Oswald, presunto asesino del entonces presidente, decidió apretar el gatillo las teorías surgieron. ¿Hubo realmente un plan organizado con el fin de asesinar a Kennedy orquestado por poderes ocultos o los comunistas? Los documentos revelados dan pista sobre eso.
En los archivos se reveló que Oswald en 1959, con tan solo 20 años de edad, dejó la marina y se embarcó rumbo a la Unión Soviética. Historiadores y analistas aseguran que tenía una increíble fascinación por el comunismo, llegando al extremo de ir a la embajada norteamericana e intentar renunciar a su ciudadanía. Su esposa, Marina Prusakova, la conoció en durante esa estancia.
De vuelta en Estados Unidos, en septiembre de 1963 realizó una visita en México, donde estuvo de paso en la embajada de Cuba, donde habría mantenido contacto con agentes de inteligencia soviética. Todo parece indicar que entonces se fraguó el complot contra Kennedy.
Poco se sabe de lo que sucedió después, pero el 22 de noviembre de 1963, cuando trabajaba en un almacén. tomó un fusil Carcano M91/38 de 6,5 milímetros, fue a un sexto piso y disparó tres veces contra el presidente. 8 minutos después fue capturado. Nunca fue enjuiciado, sino que dos días después fue asesinado a sus 24 años mientras era trasladado.