
"El sábado nos tocó duro. Esa gente (los habitantes de calle del Bronx) no quería salir. Empezaron a tirarnos piedra y mierda; la metieron en bolsas y la lanzaban, cuando se estrellaba en los cascos y los escudos no podíamos ver”, es el testimonio de un agente del Esmad que desde el pasado fin de semana hace presencia en el centro de Bogotá.
Como él, en el corazón de la capital de la República hay decenas. Hacen requisas, interrogan a la gente y se mueven en motos y camiones del ejército y la policía, 72 horas después del operativo del fin de semana, la situación en el centro de Bogotá es tensa. Se siente el miedo.
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“Uno tiene que hablar siempre bajito y fijarse con quien lo hace, porque hay ojos y oídos por todas partes. Incluso si uno ve a alguien bien vestido, se corre el riesgo de que sea uno de los ‘sayayines’, y que luego le manden a hacer algo por hablar de más”, dijo a KienyKe.com *Doña Alcira, dueña de una ferrretería. “Acá está la policía y las tanquetas, y en la plaza ya no hay tanto ladrón ni jíbaros, pero la situación no ha cambiado”, agrega.
En la calle del Bronx vivían 2.000 personas, ahora todas están dispersas por el centro de la ciudad. Como muertos vivientes caminan de un lado a otro. Buscan comida, plata y vicio.
Caminar por los alrededores de la calle del Bronx es una tarea difícil y arriesgada, a pesar de la constante presencia de los policías que parecen pocos ante los cientos de habitantes de calle que circulan por el lugar. Parece la escena de una película de zombies.
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Son pocas las personas que pasan por el lugar, principalmente son comerciantes que tienen sus negocios en la zona. Ninguno se salva: Todos los habitantes de la calle les piden monedas. Dicen que es para un pan, nadie cree el discurso.
Los comerciantes abren sus negocios temprano en la mañana a pesar de ver habitantes de calle dormidos en las puestas de sus locales. Ahora, que ya no pueden estar en el Bronx por la fuerte presencia policial, ellos duermen en plena calle, sobre los andenes y separadores de la Avenida Caracas y de la calle sexta a la 13. “La situación está difícil, no hemos vendido ni un diez por ciento de lo que se hace en un día normal", cuenta Fernando, un vendedor de un local accesorios para celulares ubicado en la calle 13. "Sacaron a todos esos indigentes pero no los han ubicado en otro lugar ni nada. Entonces ahora se la pasan al frente de los locales. Dígame ¿Quién viene a comprar con tanta inseguridad?”, se pregunta en diálogo con KienyKe.com. Todos los comerciantes del sector reportan graves pérdidas en sus negocios por la presencia de estas personas que hace apenas unos días permanecían ocultos en la “L”. Pese a que el 'supermercado' de drogas más grande de la ciudad está cerrado, aún es fácil conseguir marihuana, bazuco o lo que sea, en el centro de Bogotá. Los jíbaros de 'Cinco Huecos', a dos cuadras de la Plaza España, están haciendo su agosto.
Muchas de las personas que salieron del Bronx, fueron llevadas a Hogares de Paso, donde se les brinda alimentación y atención médica y psicológica. Sin embargo no pueden ser retenidos contra su voluntad, por lo que terminan nuevamente en las calles. Según información del Distrito, desde que el fin de semana del operativo, han sido atendidas 1.559 habitantes de calle, de los cuales 1.069 estaban en el Bronx.
Pero las situación es más complicada en la Plaza de los Mártires, ubicada en la Avenida Caracas, entre las calles 10 y 11. En este lugar de acceso al Bronx que anteriormente se encontraba plagado de vendedores de droga, muchos de ellos menores de edad, hoy se encuentra custodiado por agentes del Escuadrón Móvil Antidisturbios, Esmad, quienes restringen la entrada a todas las personas. Sin embargo, trabajadores y habitantes de la zona afirman que en el lugar corren peligro, pues no solo los habitantes de la calle y drogadictos se encuentran alborotados, sino también los cabecillas de las bandas que tenían el control antes del operativo. Es por esta razón que en las calles que habitualmente estaban llenas de ferreterías y tiendas de eléctricos, ahora, a duras penas, es posible encontrar uno o dos establecimientos abiertos en cada cuadra. Al menos cinco policías se ubican en cada esquina. Los indigentes se acercan con cautela, analizando las posibilidades para volver a entrar u observando con detenimiento a cualquier curioso que se acerca a mirar. El miedo a una represalia violenta de los 'sayas' (capos de la droga) y los habitantes del Bronx se mantiene, incluso muchos afirman que la situación ha empeorado.