Tuchín vs. China

Mié, 06/02/2013 - 07:48
La comercialización del sombrero vueltiao chino se ha convertido en una situación casi incontrolable. La emblemática prenda colombiana ahora se
La comercialización del sombrero vueltiao chino se ha convertido en una situación casi incontrolable. La emblemática prenda colombiana ahora se vende por entre diez y quince mil pesos en el mercado colombiano, amenazando la venta de los originales, hechos a mano por los artesanos de los resguardos indígenas Zenú.
Ejemplo de ello lo encontramos en las ferias artesanales que por estos días se agrupan en distintas zonas de Barranquilla, de cara al carnaval. Desde siempre la multitudinaria fiesta de la capital atlanticense se ha constituido en temporada crucial para el comercio de artesanías, un rubro que se destaca en la economía que se mueve para la temporada. Sin embargo, en esta ocasión la bestia negra de la producción en serie de bajo costo en China vuelve a tentar a comerciantes improvisados. "Vivimos en un país del rebusque y hay muchos comerciantes que se van por la vía fácil: abastecerse  con el artículo más barato, así sea ‘chiviado’, para vender más y rápido", dice José Guerrero, uno de los 200 comerciantes de la feria que bordea al estadio Romelio Martínez de la calle 72, pleno corazón de Barranquilla. Al igual que José, los demás comerciantes reunidos allí tienen claro que el tradicional sombrero de caña flecha no puede ser reemplazado en su stock de ventas por uno cuyo material y diseño no garantice un producto de calidad. Sin embargo, esta defensa de lo típico se ve afectada por cuenta de comerciantes que, sin la experticia del negocio y como fantasmas, se desplazan alrededor de estas zonas artesanales con carretillas móviles, distribuyendo a los transeúntes los sombreros falsos. [caption id="attachment_267941" align="alignnone" width="547" caption="Foto: Carlos De Hoyos"]Sombrero vueltiao[/caption] De la venta del legítimo sombrero vueltiao no sólo dependen los comerciantes de ferias, quienes aprovechan las fiestas populares para hacer su agosto y están agrupados en asociaciones formales en todo el país. Existen más de 50.000 familias de artesanos ubicadas en las sabanas de Sucre y Córdoba, que participan en la fabricación de este y han arraigado a la tejeduría de la caña flecha como un estilo de vida. En la elaboración intervienen todos los miembros de la familia, niños, adultos y ancianos, hombres y mujeres por igual. Cada ejemplar puede durar un mes en su preparación, para hacer de este una prenda elegante que pasó de ser usada en faenas del campo por los indígenas a un accesorio fashion lucido por todas las esferas sociales en fiestas populares. Se espera que para esta temporada de carnaval cada comerciante venda en promedio entre 20 a 30 unidades del sombrero vueltiao zenú: el verdadero en caña flecha. Un cálculo que arrojan los 40 días que incluyen la temporada de precarnaval y carnaval. Para ello, su estrategia siempre ha sido la de situarse en zonas cercanas a los principales eventos de la fiesta, pagando un alquiler por el espacio de entre 5 a 10 metros cuadrados, como máximo, que adecuan como tiendas estilo árabe. Los precios de sus sombreros, los originales de la cultura zenú varían de 35.000 a 200.000 pesos, de acuerdo a la complejidad del diseño, ya sea un 15 a uno de 21 vueltas. El de mayor elaboración es el de 31 vueltas, lanzado recientemente y cuyo valor se estimó en unos 2 millones de pesos, con 24 primeras unidades fabricadas a clientes de Antioquia. "El máximo que se exhibe en carnaval es el de 27 vueltas, que ronda unos 800.000 pesos, ejemplar que se comercializa poco ", comenta Alexis García, presidente de la Asociación de comerciantes del Romelio Martínez. Para García, los sombreros chinos no representan una amenaza a sus ventas. Aunque reconoce la presencia de vendedores "fantasmas" que distribuyen el producto chino, afirma que "el comprador prefiere lo tradicional, lo auténtico", y con esa idea han preparado una estrategia para hacer pedagogía sobre el sombrero. "El sombrero fino vueltiao está constituido por una sola trenza de fibra de caña flecha, desde el botón hasta el ribete", explica Ana María a uno de sus clientes. Ella es una de las comerciantes comprometidas con lo autóctono, quien sostiene que "el sombrero vueltiao no debe ser valorado por su precio comercial, sino por lo histórico, social y cultural que representa". [caption id="attachment_267940" align="alignnone" width="547" caption="Foto: Carlos De Hoyos"]Sombrero vueltiao[/caption] Acompañados de esta estrategia, el pasado 17 de enero la Superintendencia de Industria y Comercio (SIC), mediante resolución 439, lanzó una medida para suspender la producción y venta de todo sombrero que pretenda imitar, aparentar o evocar al de la denominación de origen protegida "tejeduría zenú" y que también está identificado por la marca colectiva "sombrero vueltiao". Pero cualquiera que sea la medida para evitar la venta del sombrero chino, lo cierto es que el ínfimo valor con que se distribuye, le resta competitividad al que tejen nuestros artesanos situados, en su mayoría, en el corregimiento de Tuchín, jurisdicción del municipio de San Andrés de Sotavento en Córdoba. Incluso esta prenda, que han lucido personalidades como el ex presidente de Estados Unidos Bill Clinton, el Papa Juan Pablo II y el presidente venezolano Hugo Chávez, y declarada símbolo de la nación en 2003, corre el riesgo de que su autenticidad se vea distorsionada en mercados internacionales, pues el ingreso de la imitación china a otros países afectaría la imagen de calidad que por años ha forjado el zenú. Sin firmar un TLC con China, los estragos ya empiezan a sentirse para algunos sectores, cuya producción, por ser de carácter artesanal, no ha sido ni será tecnificada como la aplicada en la nación amarilla, y las posibilidades para el mejoramiento de la calidad de vida de estos artesanos, parecen esfumarse con la globalización. Acerca del sombrero vueltiao La tradición pertenece a la antigua cultura zenú, ubicada entre los ríos San Jorge y Sinú, cuyos últimos descendientes pueblan las sabanas de Córdoba y Sucre. Su fabricación se hace con fibras de la caña flecha, que son tejidas en formas de figuras geométricas llamadas pintas. Estas son representaciones del mundo que rodea a la cultura zenú, desde huellas de animales y plantas (fauna y flora), hasta cosas del mundo moderno como aviones y satélites (tecnología). En una sola espiral que se va desenvolviendo y agrandando en cada anillo, la vida entera y la historia van escribiéndose en el trenzado del sombrero. Los zenúes cuentan la historia de Colombia, desde cuando llegaron los españoles, pasando por la independencia hasta llegar al mundo moderno. La pequeña manufacturación de este sombrero empezó en épocas de la república, con el paso de los ejércitos y las guerras civiles. Su uso estaba asociado a los indígenas, pero a través de los años ha escalado en todos los círculos sociales.
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