
La Fiscalía General de la Nación avanza en la investigación del atentado contra el senador y precandidato presidencial, Miguel Uribe Turbay, ocurrido hace unas semanas atrás en Bogotá.
En su más reciente pronunciamiento, la fiscal general de la nación, Luz Adriana Camargo confirmó que no se descarta un posible móvil político detrás del ataque, aunque advirtió que esta hipótesis no ha sido plenamente confirmada.
“El hecho de que la víctima sea un servidor público puede constituir un agravante en la imputación penal, pero no significa que se haya determinado el móvil político como el único ni el definitivo”, explicó Camargo, haciendo referencia al artículo 104 del Código Penal, que contempla circunstancias agravantes cuando las víctimas son funcionarios públicos o figuras políticas.
Hipótesis en desarrollo: la línea “Caquetá”
La Fiscalía trabaja actualmente sobre varias líneas investigativas. Una de las más relevantes ha sido denominada la “línea Caquetá”. Esta surgió tras establecer que una de las personas implicadas en el atentado intentó refugiarse en zonas controladas por disidencias de las FARC en el sur del país. Para la Fiscalía, esto indica que el crimen fue planeado con antelación y no fue producto de una acción improvisada.
“Tenemos evidencias de una planificación meticulosa detrás del atentado. Las declaraciones de los cuatro capturados han sido fundamentales para trazar conexiones con estructuras criminales del sur del país”, señaló la fiscal general.
Este ángulo de la investigación sugiere que el ataque pudo haber sido ejecutado por encargo, lo que abre la puerta a la posibilidad de un autor intelectual aún no identificado. No obstante, las autoridades insisten en que no se puede especular sin tener pruebas contundentes que respalden esa teoría.
Información manipulada y desinformación
Camargo también abordó las versiones que han circulado en redes sociales y medios de comunicación, relacionadas con supuestas pruebas encontradas en el celular de uno de los autores materiales. Entre ellas, imágenes del alcalde de Bogotá, Carlos Fernando Galán, y de la propia fiscal general.
Según el análisis forense realizado por expertos de la Fiscalía, dichas imágenes se almacenaron automáticamente a través de la aplicación de noticias del buscador del dispositivo. “No hay evidencia de que el menor haya descargado esas fotos de manera consciente ni de que existan mensajes o interacciones relacionadas con ellas”, aclaró Camargo. Sin embargo, las autoridades han tomado todas las precauciones en materia de seguridad.
Estas aclaraciones llegan después de que varios medios sugirieran, erróneamente, un posible vínculo político o de persecución, lo cual generó gran revuelo público y exigencias de explicaciones por parte del Concejo de Bogotá.
La fiscal Camargo aprovechó su intervención para hacer un llamado a los medios de comunicación y a la ciudadanía: “Es fundamental que el manejo de la información sea responsable. Algunos videos han sido editados y sacados de contexto, lo que genera desinformación y alarma injustificada. Hay personas inocentes que podrían verse afectadas por estas publicaciones”.
Insistió en que el caso se encuentra en una etapa crucial de la investigación y que cualquier conclusión prematura puede entorpecer el proceso judicial.
Reforzamiento de esquemas de seguridad
Dada la sensibilidad del caso y el contexto político en el que se produce, la Fiscalía confirmó que se han reforzado los esquemas de seguridad tanto del alcalde Galán como de la fiscal general, como medida preventiva mientras continúan las indagaciones.
Mientras tanto, el senador Miguel Uribe Turbay se recupera favorablemente en una clínica de Bogotá, luego de haber recibido atención urgente tras el atentado.
La Fiscalía mantiene abiertas todas las líneas investigativas en el atentado contra Miguel Uribe, sin descartar ninguna posibilidad. Aunque el móvil político es una hipótesis contemplada, aún no hay pruebas concluyentes que permitan afirmarlo de forma definitiva. La invitación por parte de las autoridades es clara: evitar la desinformación y permitir que la justicia avance con base en evidencia, no en especulaciones.