
La exposición al sol, especialmente sin una adecuada protección, puede traer consecuencias graves para la piel, desde envejecimiento prematuro hasta cáncer. Así lo advirtió Liliana Rojas Muñoz, docente de la Fundación Universitaria Juan N. Corpas, quien explicó a Kienyke.com los riesgos más comunes y cómo prevenirlos.
“El daño más frecuente es el envejecimiento prematuro”, señaló la experta. Esto ocurre por la pérdida de elastina, colágeno y la deshidratación de la piel, lo que se traduce en líneas de expresión, especialmente alrededor de los ojos y en la frente.
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Otro riesgo importante son las quemaduras solares, que afectan principalmente a personas de piel clara, es decir, fototipos I, II y III. “Una quemadura solar de segundo grado, que produce ampollas, puede dejar manchas o cicatrices permanentes”, advirtió Rojas.
Pero los efectos del sol no siempre se ven de inmediato. “La exposición crónica, prolongada y sin protección puede generar cáncer de piel, especialmente en personas con predisposición genética o en quienes trabajan al aire libre”, explicó, refiriéndose a agricultores, obreros y personas que pasan largas jornadas bajo el sol.
También es común que, tras años de exposición solar, algunas personas desarrollen alergias, caracterizadas por enrojecimiento, brotes y comezón, especialmente en zonas como el cuello o el escote. A esto se suman otras afecciones como la cuperosis, un aumento de los vasos sanguíneos visibles en las mejillas y aletas de la nariz, y en algunos casos, una mayor susceptibilidad a infecciones como el herpes simple o herpes zóster.
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¿Cómo prevenir los daños solares?
La doctora Rojas enfatizó tres recomendaciones clave:
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Educación desde la infancia: Enseñar a los niños desde pequeños a usar protector solar de forma habitual.
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Elegir el protector solar adecuado: Debe tener un factor de protección solar (FPS) de 50+.
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Reaplicar en vacaciones o actividades acuáticas: Es fundamental usar productos resistentes al agua y reaplicarlos cada vez que se sale del mar o la piscina.
“Cuidar la piel no es solo cuestión de estética, sino de salud. La prevención empieza con hábitos simples, pero constantes”, concluyó la experta.