Así como cuando uno no tiene nada qué hacer, me puse a leer mi blog y me encontré con esto. Cómo pasan los años y la vida poco cambia, ¿no? Me sigo riendo igual.
2009
Y empiezo diciendo que las cosas en mi vida no han pasado porque sí. Ese día –por ejemplo– cuando me lo encontré mercando en La 14 de Pasoancho, yo sabía que algún día en mi vida me iba a volver a tropezar con él. ¡Y vaya tropiezo! ¡Qué editor! ¿Se acuerdan que hace unos meses (no más de dos) les dije que tenía un editor porque estaba “trabajando” en un periódico? Sin drama, por favor, no es más que el periódico de mi Uni, y estoy allí porque es una materia. Sin halagos, ¿si?
Sí, equis. Y entonces, que Uribe esto, que Uribe lo otro… Perdón, corrijo: que el Presidente Uribe esto, que el Presidente Uribe lo otro. ¡Por qué no dejan de hablar de él, y empiezan a hablar de mí! Me vuelven famosa… así me dan trabajo más rápido en alguna revista hueca. Les apuesto que sería famosa antes de que me suicidara... Tendría la suerte que abandonó a Andrés Caicedo. ¡Ah! Trabajaría en SOHO (no sé de qué, porque ya no sé si quiera ser periodista [dos años después la tengo clara: el periodismo es solo mi hobby]) y sería la primera (creo) en posar desnuda para su propio trabajo.
Mientras me leen sé que estarán diciendo que soy la persona con menos criterio, palabra y argumento. Eso yo ya lo sé. También estarán pensando que soy tan falta de personalidad que en cada mail que les mando cambio no sólo de profesión –entre comillas– sino de lugar de trabajo –entre comillas también. Y pues sí. ¡Y qué! Pero hoy, sin ir más allá, solo me atrevo a decir, por ejemplo, que no me gustan las empresas [hasta ese momento no había conocido Cenicaña, es verdad]. Y no me gusta lo empresarial… bueno, excepto por los tacones, las faldas, los jefes y los escritorios de los jefes. En cambio, me gustan los huesos, Mary Bones a la Presidencia (¿o al régimen del terror?).
Hablando de huesos, me acabo de acordar que vez tuve un novio mexicano que no respondía ni al teléfono. Sí, me desesperaba. ¿Cómo sabían? Pero no sentía lo mismo que sentí en estos días cuando me enteré –por absoluta coincidencia– que en el 88 habían secuestrado a Andrés Pastrana (los brutos, googlearlo). O sea, eso pasó en el 88, ¿y yo apenas me vengo a enterar? ¡Me parece el colmo! Y yo como con dos años y sin poder hacer nada, ¡qué angustia! Menos mal que hoy ya está bien y que puede correr conmigo en mis sueños –cogidos de la mano– entre campos de trigo.
A fuego lento me haces agua…
Pues sí, aparte de decir bobadas [y dos años después sigo en lo mismo, pero mejor escritas. No en vano hoy soy correctora gramatical] no sé qué más contarles. ¿O qué quieren oír? ¿Que no sé por qué hay palabras que se tildan? ¿O que estoy en la época que no sé dónde va la coma? ¿O qué tal si les digo lo mismo de todos los semestres? Está bien, ya que lo piden: ¡me está yendo como un … ! Lo siento, 4.5 me sigue pareciendo una nota mediocre [dos años después mi promedio acumulado sigue en 4.6, y no me parece tan malo]. Pero no he podido hacer nada, no me he atrevido a caer en “estrategias bajas” –¡vea eso!, ya hasta esa frase tan tonta hay que encomillarla.
Suficiente, pues. La verdad es que no tengo más tiempo… si no duermo las ocho horas que esta bebé tiene que dormir, no rindo… ¡no rindo! ¡Y ya se imaginarán lo que es tener y mantener a mi cerebrito funcionando! Y qué tal si comiera, ¿eh? ¡Mínimo sería un erudito!
Así, pues, que los dejo… ¿o me dejan? ¡Agradézcanme por tenerme como amiga!
Un beso. Para unos en la boca, para otros en el cachete, para unos cuantos en la mano… y para ellos, solamente de lejos.
PS: Y si conocen a alguien de las revistas Elle y Fucsia, me recomiendan. ¿Si? O si no son esas, pueden ser Novias, Glamour, o cualquiera de esas revistas de temas fuertes y profundos como esos [dos años después sigo pidiendo el mismo favor. Pero ya saben que de periodista no, sino de correctora]! Por favor, nada que Semana, Dinero, Poder o Cromos! Aunque sería un honor…
PS2: ¡Sigo putamente enamorada de Sebastián Vallejo! [Sí, todavía]
