Todavía se siguen evaluando los resultados de las elecciones del pasado 9 de marzo para elegir a los miembros de la Cámara de Representantes y del Senado de la República respectivamente. Todos han coincidido en las mismas apreciaciones y análisis frente a los escaños que los partidos liberal, cambio radical, conservadores, opción ciudadana, mira, independientes, circunscripciones especiales y el puro centro democrático obtuvieron en esta contienda electoral, y del que no se puede hacer señalamiento definitivo alguno por cuanto el debate aún está en proceso de evaluación por parte de las comisiones escrutadoras nacionales y locales, y de los recursos que los mismos organismo electorales deban resolverle a los pretendientes de las colectividades políticas en sus aspiraciones.
Hasta ahora se ha insistido mucho frente a la llegada del nuevo partido de la oposición del expresidente o nuevo senador Alvaro Uribe Velez –PCD-, logrando consolidar una votación bastante cerrada con el partido de gobierno del actual presidente –La U-, para hacerse a 19 senadores, y que al parecer la cifra podría aumentar por los errores encontrados a los jurados de mesa y a la misma Registraduría, que olvidaron sus papales de garantes y respetuosos de la expresión retocada, charlatana y medio seria del constituyente delegado –pero es esa y ni modos-. Hasta dudoso que se posesione.
Para nadie es indiscutible que algunos candidatos de los distintos movimientos partidistas –si es que así se autodenominan-, fueron inferiores a las aspiraciones y a los perfiles que se exigen y se demandan para enarbolar las esperanzas de una nación que reclama cambio –y la sigue reclamando-, ya que en el caso del PCD, les tocó encaramarse en los hombros del que ha asumido la responsabilidad patriotera y personal ante los medios –y no ante las justicia-, de la insistente seguridad democrática y de la cohesión social de los 8 años buenos, tal vez malos, quizás regulares y hasta nefastos en el semejante propósito del aquel Estado Comunitario que solía llamarse.
Se les abona con beneficio de inventario para con unos que fueron ministros, viceministros, asesores, periodistas, amas de casas, directores de departamentos administrativos y servidores privados y públicos de encargos, esposas y esposos dispuestos a encontrar verdades y culpables, hijos e hijas herederos de sagas, pero cuando se trata de aportar votos, muy escasamente sumaron con los de estos y los de sus parentelas el fin último, porque solo intentaron con sus nombres, apellidos e inscripción, cuajando con la mayor suerte y fortuna, resultando elegidos y dispuestos a desafiar al sistema y al establecimiento, por portar próximamente la credencial y la licencia para vociferar y acreditar que lo indebidamente delictivo cometido es insuficientemente inexistente sin sentencia alguna -ni modos la justicia lo ha querido así y el pueblo lo ha dejado pasar-.
Sin embargo, ahí no para la gran y etílica fiesta de la democracia de los partidos, por cuanto ni la u, ni el liberalismo y ni mucho menos los de cambio radical, fueron exentos de los efectos del baile y de la empinada de codo a los que los sometieron su inmediatos jefes y directores, que no lograron consolidar las ambiciones de los dioses de la habana, de la actitud traicionera y camaleónica de los que enseñaran a futuro que mientras el delito sirva para justificar derechos y perpetuidad de la criminalidad, habrán más y más procesos de paz en el tiempo y en la historia colombiana. Mejor dicho ni las casas salieron a votar, ni la mermelada les sirvió para reforzar el trabajo.
Dicen los aulladores de la política que esta es dinámica. No se equivocan quienes lo dicen y quienes la representan. Ello ya es más que una dinámica de títeres y lenguaraces, que exteriorizan las particularidades propias de la materia en su localización espacial, con cierta cantidad de energía y sujeta a cambios en el tiempo y en interacciones, porque están insertos en todos los partidos los hermanos, primos, compadres, socios, esposos y directos e indirectos en consanguinidad y afinidad, haciéndoles creer a la mal-parida patria que cada uno tiene un tinte de color moral y humano diferente al memorial de derechos con que se inicio la miserable república de unos pocos. Y aún así, definen sus comportamientos y “nobles” hechos como las entidades financieras, donde se cruzan los favores y los espaldarazos por debajo de las recomendaciones, de los presupuestos, de los contratos y de lo que en privado se trata y en público se desconoce.
Se reitera con sospechable calculo, que esa nación que al parecer se carcome en su rabia y hace paros, critica, llora, sufre, apela e intenta luchar por bienestar integral y general, es la misma que no sale a votar, y de pronto hasta sale pero no le alcanza su exclamación de dolor, porque se enfrenta al otro país que vota y continua enredado entre los vicios del poder, que se vende y entrega su alma al diablo, para después pedir perdón en razón a las falsas promesas de momentos y de la indiferencia que le hace el que la envolvió en el continuado estupro.
Nada cambiado, nada cambiará, porque lo que hubo en estas elecciones fue un simple reacomodo de fichas y jugadas que se servirán entre unos y otros, importándoles lo que pasa fuera de capitolio nacional, porque el negocio está en las comisiones y plenarias, en los debates, en las iniciativas del gobierno; refrendando el apoyo por cuotas, participando en los rubros que endosaran los favores pedidos y recibidos.
Infeliz y desgraciado este país, que tiene memoria selectiva, que solo piensa con el estomago y lo que la intuición de la conveniencia le dicta, porque aún así ni recuerda, o lo recuerda cuando esta entripado y esquizofrenico, olvidando con mala fe y dolo la perdida de panamá, la guerra de los mil días, las masacres de la bananeras, la muerte de Gaitán, las luchas de liberales y conservadores, el robo de las elecciones de Misael con Rojas, el palacio de justicia tomado por la guerrilla y el narcotráfico, las bombas, la apertura económica, el 8000 mil, el caguán, las chuzadas, los falsos positivos, la reforma a la justicia y la actual habana y su conmemoración por los países latinoamericanos con el #CastroChavismoSantismo. Mas desgraciado ese país que se olvida de sus muertos –claro cuando no son los suyos-.
Lástima, se perdió otra oportunidad para renovar al Congreso, unos merecen seguir por su aporte a la salud, a la educación, a la mujer, a los niños, a los ancianos y a la construcción de las regiones. Otros se siguen saliendo con la suya y exhortan su permanencia con sus maquiavélicos negocios politiqueros. Esa es la democracia, la que reemplazo a la monarquía, que en nada se distancian y nada se distinguen, porque son iguales y de un mismo resultado. En fin, continuaremos con los mismos bomberos, con las mismas mangueras y maquinas que no se pisaran entre ellos mismos -respetando a esa clase trabajadora, honesta y olvidada también como lo son los bomberos-.
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-Ya es hora de replantear la circunscripción nacional de elección de senadores por circunscripción territorial. Muchas regiones se quedaron otra vez sin representación por las facturas de cobros que pasan los electores y donde los que aspiran no reconocen sus responsabilidades políticas pasadas y presentes. -Gobierno colombiano no toma medidas frente al gran problema social que traerá la hermana República de Venezuela a nuestras fronteras con el fracasado gobierno de Nicolás Maduro y su combo de delincuentes vende patrias. !Que peligro esos individuos¡ @JorgePerezSolan