Llegamos a Cancún para reunirnos con la familia. Desde pequeña llevo a México y los mexicanos en el corazón. Los mexicanos son famosos por su calidez y su generosidad sin límites. Más aún, conocer a un mexicano es hacer un amigo para la eternidad. Por todo esto, estábamos emocionadísimos de volver a México.
Pero las cosas no estuvieron del todo bien; hicimos una reservación por Internet para alquilar un carro por 40 dólares por día, por cinco días, y cuando llegamos a recogerlo, el seguro costaba más que el alquiler del mismo carro y nos hicieron pagar casi 700 dólares más porque el seguro es obligatorio.
Fue súper inconveniente, por un lado, porque no contábamos con gastar 700 dólares solo en seguro de carro. Por el otro, sin embargo, nos íbamos a recorrer la península de Yucatán sin gastos adicionales, o por lo menos, eso pensábamos.
Nos hospedamos en el Westin que queda ubicado en la zona hotelera de Cancún. Esperábamos que por ser el Westin y uno de los “mejores hoteles” del área, nuestra estadía fuera razonablemente cómoda. Sin embargo, el aire acondicionado no enfrió la primera noche y cuando nos levantamos a la mañana siguiente, el piso de la habitación estaba empapado porque el aire se había descompuesto; la nevera no enfriaba y el baño tenía moho en cada esquina.
Ya yo estaba predispuesta desde el momento mismo del check-in porque mientras esperaba en la fila, llegaron siete asistentes de vuelo de una aerolínea X. Al ser mi turno, me hicieron seña que esperara porque ellas acababan de llegar. Me acerqué al colaborador del hotel y me quejé, y me respondió en su acento mexicano que la aerolínea tenía un contrato con el hotel y que los huéspedes tenían que esperar. Mi esposo me miró y me dijo: esto solo pasa en Latinoamérica.
Pero como no todo es malo y nos divertimos tanto, decidí escribir sobre las actividades más habituales y divertidas en la península de Yucatán:
Día 1 – Tulum
Tulum es una municipalidad localizada al sur de Cancún y se llega manejando dos horas en carro. Ahí parqueamos y nos fuimos a recorrer por 10 dólares las ruinas construidas en el periodo post clásico Maya. La vista es inconcebible; la antigua construcción termina en el mágico azul celeste del Mar Caribe y su contraste entre lo natural y lo rústico de las ruinas es relajante para los sentidos.
Día 2 – Chichén Itzá
Estas ruinas de origen Maya se encuentran a cien kilómetros al este de Mérida. Chichén Itzá fue construída en los años 400 A.C., y debido a las excelentes técnicas de construcción de los Mayas-Toltec, se han conservado por más de 2000 años. Se llama Chichen Itzá porque el lugar fue construido cerca de un cenote (pozo profundo de agua manantial) y el linaje étnico de tradición era Itzá, así que lo llamaron “cerca del pozo de Itzá”.
En Chichén Itzá se encuentra un campo enorme en el que se practicaba el juego de pelota mesoamericano. Literalmente consistía en una pelota de hasta 4 kilogramos que representaba el sol o la luna y se debía mantener en juego, no dejándola caer, golpeándola con la cadera, codos o rodillas, hasta insertarla dentro de uno de los aros de piedra de diámetro un poco más grande que la pelota misma y ceñidos a cada lado del campo. El ganador era sacrificado a los dioses en honor a su triunfo, y aunque suene sorprendente, ellos jugaban para ganar.
Día 3 – Xcaret
Desde las siete de la mañana comenzamos a manejar. Xcaret es un parque arqueológico y natural queda a dos horas en carro al sur de Cancún; es costoso, pero es un lugar que no se debe faltar si se visita la Península de Yucatán. De nuestro día en Xcaret, lo más destacado e incluido en el precio de la entrada fue nadar en uno de los ríos subterráneos del parque. El show Xcaret México fue espectacular. Me quedé con ganas de subirme en el paseo 'Adrenalina' porque ya estaba cerrado desde las 5 p.m.
Día 4 playa – En la zona hotelera de Cancún
Las playas de Cancún son color turqués y su arena es blanca y ligera. El Westin está ubicado en Isla Cancún o más conocido como la zona hotelera, y el acceso al mar es inmediato a las piscinas del hotel. El desayuno no está incluido, pero tienen un bufé por 15 dólares que incluye frutas, verduras, panes, carnes frías, quesos y huevos en todas sus presentaciones.
Son varias las piscinas y de varios tamaños. Ese día manejamos al centro de Cancún y almorzamos en una taquería de calle donde cada taco nos costó 0.60 centavos de dólar y con el sabor más auténtico.
Día 5 de regreso a casa.
Saliendo del hotel hacia el aeropuerto nos paró un policía quien alegaba que íbamos manejando por encima de la velocidad permitida. Le dijimos que no era verdad y que nos mostrara el medidor radar de velocidad y dijo que no lo tenía pero que “al ojo” se había dado cuenta que manejábamos muy rápido.
Como íbamos con el tiempo justo para el aeropuerto, le pedimos que nos diera un tiquete y nos dijo que no, que en “cash” era más rápido o que no nos iba a dejar ir. Nos terminó sacando 140 dólares.
Nos fuimos con la amargura de la común deshonestidad latinoamericana. Tan común y tan aceptada socialmente. En el aeropuerto hablamos con un policía, quien nos contó que se venía a vivir a USA y que los policías en esa zona de Cancún operan en red con los hoteles, quienes les avisan cuando los huéspedes han empacado sus maletas en el afán al aeropuerto.
Por la ansiedad de que no nos dejara el vuelo no pensamos. Sin embargo, si van a Cancún, no se dejen sacar dinero; díganle al policía que lo lleve a donde tenga que llevarlo a pagar su tiquete. No hay ninguna ley en México que le permita a los policías retener turistas por multas de tránsito.
Así me despido, hoy desde Cancún, mañana desde cualquier otro lugar.
@donajodona
Cancún entre lo bueno y lo malo
Jue, 27/07/2017 - 06:08
Llegamos a Cancún para reunirnos con la familia. Desde pequeña llevo a México y los mexicanos en el corazón. Los mexicanos son famosos por su calidez y su generosidad sin límites. Más aún, cono