Carta abierta al senador Sudarsky

    Senador Sudarsky, esta carta se la dirigen quienes antes en usted confiaban, por la filosofía que usted representaba, esa a la que muchos colombianos y colombianas decidieron apoyar hace cuatro años: el ser firme con los principios, el de la cultura ciudadana, el obrar coherente y ético, y el no todo vale. Decidimos hacerlo por este medio, debido a que las redes sociales no permiten desarrollar las ideas de la misma forma que lo permite una carta. Además, generalmente no es usted el que maneja sus cuentas y las discusiones terminan desarrollándose con sus asesores y seguidores, quienes, en muchas ocasiones, no le hacen justicia, pues sienten que toda crítica que se le hace, debe ser atacada con mano fuerte, dejando los argumentos de lado. El fin de esta carta es pedirle explicaciones, llamarlo a que actué coherentemente y a que rinda cuentas, según como estas se deben rendir. Lo pondremos en contexto para que sepa de qué estamos hablando. En los últimos días, se han incrementado las discusiones políticas gracias a la cercanía de las elecciones. Como no es de extrañar, este tema despierta pasiones, odios y amores, viejas rencillas salen a la luz y nuevas asperezas surgen. No hemos sido inmunes a este sentir político y menos a las acaloradas discusiones que se presentan al hablar de uno u otro candidato. A mediados de septiembre del año pasado, asistimos a una reunión convocada por usted, por medio de un integrante de su UTL. El objetivo de dicha reunión, era la posibilidad de analizar una integración de la línea visionaria con el Partido Verde. Decidimos asistir, pero aclaramos que no estábamos dispuestos a tomar decisiones sin consultarlo con los integrantes de un grupo del que hoy hacemos parte. Algo que usted decidió respetar y hacer respetar. No queremos caer en los detalles de aquel día, pero sí resaltar tres sucesos que fueron cruciales para que algunos de nosotros decidiéramos alejarnos de usted, debido a que en ellos no vimos al senador que dice combatir las antiguas mañas del sistema, ni vimos un comportamiento ético, el que hoy le hace falta a la política. Lamentablemente, no hay grabaciones que respalden nuestra posición, lo que nos pone en desventaja, pero eso no quiere decir que no recordemos lo sucedido. A continuación, describiremos uno por uno los eventos.   Evento uno Dentro de la política, hay sucesos que suelen tomarse como broma, pero que debido a que no se les presta la suficiente importancia, son los que terminan dañando los procesos democráticos de nuestra nación. Eso fue lo que ocurrió aquel día, cuando un ex candidato a edil aseguró que le habían ofrecido venderle un paquete de votos (los que no compró), y una integrante de su UTL decidió, en tono de broma, preguntar el precio como si fuera algo normal. Si bien, la pregunta no salió de su boca, tampoco tomo medidas para evitar que dicha broma siguiera cogiendo fuerza. Aunque hasta el momento era una simple broma, algunos nos disgustamos, pues hemos combatido durante años las malas prácticas que rodean los procesos electorales, sobre todos las tres ilegalidades que rodean el voto: voto vendido, voto intimidado y voto trasteado.   Evento dos El otro suceso se presentó cuando se habló de la asamblea distrital que se llevaría a cabo esa misma semana, para elegir los delegados que asistirían y podrían votar en el Congreso Nacional del Partido Verde. Usted tenía afán de llevar candidatos a esa asamblea, y de que estos fueran elegidos. Debido a que cualquier asistente podía votar en la distrital para elegir delegados, usted se dejó llevar de su afán y pronunció lo siguiente: “Si ellos llenan buses, nosotros también”. Lastimosamente, eso no fue un chiste, pues después dijo que si alguien necesitaba llevar gente de su barrio, le avisará. Afortunadamente, al final eso no se concretó, pero por un momento vimos en usted a uno de esos políticos tradicionales que dañan los procesos electorales con actos que aunque nos son ilegales, sí son antiéticos. Sobre todo, cuando dentro del proceso de Voto Vital se ha defendido que este, debe estar atado únicamente a las propuestas y al comportamiento ético.   Evento tres Al finalizar la reunión, pidió saber quiénes se querían postular como candidatos a delegados. En ese momento, dos personas lo hicieron, pero dijeron que ellos estaban inscritos en la ASI, así que no sabían si eso sería un problema. Su respuesta fue la siguiente: «Yo no escuché eso», dándole a entender a los candidatos que podían inscribirse y que usted los apoyaría, pero que ignoraría que ellos estaban inscritos en la ASI, y que podían caer en doble militancia. Afortunadamente, después decidió aconsejarles que presentaran la renuncia, para no tener inconvenientes. Se preguntará, ¿dónde está el error? Desde nuestro punto de vista, está en su primera reacción, pues hacerse el de los oídos sordos, es una de esas tantas conductas mañosas que tienen los politiqueros, conductas que usted ha dicho querer combatir.   Ahora bien, es probable que por el contexto electoral en el que nos encontramos, usted diga o decida no acordarse de los eventos aquí narrados y que probablemente sus asesores y seguidores respalden dicho olvido, o minimicen los hechos, reduciéndolos a una mala interpretación por parte nuestra, como lo han hecho hasta el momento. Puede que para muchos, los sucesos mencionados no tengan la mayor relevancia, pero, en ocasiones, este tipo de sucesos son los que terminan haciéndonos daño. Además, usted tiene como bandera combatir las malas prácticas políticas que desangran a Colombia, pero en pequeños espacios pone en práctica algunas de ellas. Es por eso que nos preguntamos, si frente a pequeñas cosas actúa de esa forma, ¿cómo lo haría ocupando el cargo de presidente? Es por esto que decidimos, como ciudadanos que depositamos un voto por usted, llamarle la atención en esta carta. Además, pedirle una rendición de cuentas, en la cual dé las explicaciones de su comportamiento en aquella reunión. Pues la rendición de cuentas consiste en responder las preguntas que le hacen sus electores, es un proceso bidireccional, y no simplemente proporcionar información unidireccional. Comprendemos, si tras leer este artículo, nos pregunta, ¿por qué “le damos tanto palo”? Simple, porque quienes hablan con tanto ahínco del no todo vale, de no vender unos principios y de una ética política, deben dar ejemplo y porque los que estamos convencidos de ello, debemos exigirlo.   Por: @AndreMColorado y @Miguel_AngelC